Los útimos son días muy tristes para Asomega. Ha fallecido el Profesor José Carro Otero, Presidente de la Academia de Medicina de Galicia y gran amigo de Asomega.

Conocí a Pepe Carro hace ya más de 60 años en Santiago, donde ambos nacimos y estudiamos: en su Facultad de Medicina, compartiendo a un gran maestro, Ángel Jorge Etcheverry, catedrático de Anatomía y que fue decano y rector de su Universidad.
Siempre recordaré nuestros paseos por el parque de la Herradura, donde no era difícil encontrarse a las sonrientes Marías.
Ya en aquella época, Pepe era realmente una enciclopedia y un ilustrado; fuera el que fuera el tema que comentábamos, sus conocimientos eran realmente soberbios. Allí nació una profunda amistad que ha durado hasta el último día. Además, siendo yo alumno interno de anatomía, siempre encontraba en él, también interno de Anatomía, todo el apoyo para que mis disecciones anatómicas mejorasen, pues él tenía una envidiable técnica anatómica, bastante mejor que la mía y una predisposición a la enseñanza práctica con los estudiantes de Medicina.

Nuestras vidas se separaron durante mucho tiempo con países y especialidades distintas, periodo en el que José Carro logró un reconocimiento universal, especialmente Portugal e Iberoamérica, por sus conocimientos históricos sobre el Año Santo y catedral compostelana, de Galicia y su historia, y de la Medicina gallega en particular, antropología y arqueología, asociado a una singular bonhomía que le hizo recibir multitud de premios y distinciones y ser asesor de importantes figuras políticas. Volvimos a coincidir en Madrid hace ya casi 30 años, siendo yo entonces Presidente de Asomega y nuestra vieja amistad volvió a cristalizar.

Desde entonces su cariño, reconocimiento y total apoyo a Asomega, en la cual creía firmemente, ha sido permanente y total. Su apoyo sirvió para que varios miembros de Asomega, se incorporasen a la Academia: Aniceto Charro, F. García Fernández, F. Ruza, Miguel Carrero, siendo muchos de nosotros invitados a dar conferencias en la Academia.

De una forma recíproca, José Carro fue invitado a dar conferencias en la Casa de Galicia de Madrid, en cursos y simposios de Asomega y hace algunos años el Premio Novoa Santos de Asomega fue concedido a la Academia de Medicina de Galicia, por su emblemática labor por el desarrollo y reconocimiento de la medicina gallega y que él tan sabiamente supo dirigir y ya ahora en su segundo mandato; últimamente fue elegido para pronunciar la Conferencia Inaugural del Primer Encontro Mundial de Médicos Galegos celebrado en Santiago de Compostela en septiembre de 2019. Con 'Aportaciones singulares desde Europa a la Medicina de Galicia en el decurso de los siglos', como siempre, nos emocionó a todos por su profundidad y conocimiento de la Medicina gallega y su especial cariño a sus profesionales a lo largo de la historia.

Decía el Profesor José Carro en su conferencia: “Quienes se forman en la Facultad de Medicina de Santiago son buenas personas, eficaces en el diagnóstico y tratamiento, y tratan a tenor de ese diagnóstico, es decir, correctamente. La cosa funciona por tanto, pero podemos añadir algo más: la sombra de la ciudad, la medicina que se ha hecho y se hace aquí vive a la sombra de un santuario. Y eso es más cierto porque el Hospital Real, que funciona entre 1500 y 1954, está a la sombra de la Catedral”.

Su presencia fue primordial recientemente en el Homenaje de Asomega al Padre Benedictino Benito Jerónimo Feijoo en el Pazo de Casdemiro (Santa María de Melias, Ourense) donde hizo una semblanza humana y científica inolvidable.

En estos últimos días y con motivo de la creación del Premio al 'Humanismo Médico' por Previsión Sanitaria Nacional y su presidente Miguel Carrero, y en colaboración con Asomega y su presidente Julio Ancochea, y en el cual yo también formo parte de su organización y difusión, decidimos contar con el Profesor Carro para que nos ayudase y también valorase lo que la medicina gallega, y en el aspecto más humanista, viene haciendo desde el siglo XV, el inicio del Camino de Santiago y la creación del Hospital Real, planeando escribir y divulgar diversos artículos sobre todo ello, y también sobre la admirable generación médica de Santiago de Compostela, de comienzos del Siglo XX, que fueron reconocidos como a 'FONTE LIMPA' por su especial calidad profesional asociada siempre a un singular humanismo y atención al paciente.

Precisamente este premio llevará el nombre de 'FONTE LIMPA', en recuerdo de toda aquella única generación de médicos humanistas y que todavía pervive en el espíritu de la Medicina compostelana y gallega, y donde Asomega pretende reflejarse con la especial dedicación de Miguel Carrero y Julio Ancochea.

Con gran pesar, nuestro sueño ya no podrá contar con José Carro. Intentaremos desarrollarlo sin él, pero en nuestros corazones permanecerá siempre su imagen y el recuerdo de un gallego ejemplar, reconocido en todo el mundo, como maestro y médico de excelencia, digno de pertenecer a FONTE LIMPA, amigo eterno de Asomega, y a quien nunca olvidaremos.

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