Cuando me preguntan si el shock está infravalorado en España, les respondo con una frase que dijo Gregorio Marañón: “Uno no identifica lo que no sabe”, y eso sigue ocurriendo ahora mismo. La mortalidad del shock sigue siendo muy elevada incluso en los países civilizados. Estamos hablando de entre el 40-60 por ciento, en función del tipo de shock, del tipo de paciente, etc., pero es una tasa de mortalidad claramente inaceptable.

La prevención en el ámbito del shock es muy compleja. Hay pocos factores externos que nos permitan detectar los casos con antelación. De hecho, esa identificación precoz es un hándicap para el médico y para el personal de Urgencias. Muchas veces lo que objetivamos es que el síntoma más frecuente que el paciente transmite al primer sanitario que le ve es “el malestar general”. Esto lo hemos corroborado en el Registro Español de Shock (RES).

¿Cómo, a partir de un malestar general, un médico de Urgencias puede elaborar una tormenta de ideas que acabe en la conclusión de que ese paciente puede sufrir un shock? Esto es lo que estamos investigando.

Debemos sensibilizar no solo al médico de Urgencias, sino también a todo el personal: la enfermera de Urgencias, el técnico, el auxiliar, porque somos un equipo y, cuanto antes se diagnostique, mejor. Yo soy muy partidaria de implicar especialmente a las enfermeras en la detección y tratamiento del shock. Es un poco lamentable, pero no está todavía bien visto. En los países donde la Medicina de Urgencias está más desarrollada, incluso como especialidad, quien hace el triage es una enfermera, no un médico. La confianza en la Enfermería es absoluta. Cuanto más sepan estos profesionales, mucho mejor para el médico y, sobre todo, para el paciente.

Desgraciadamente, hace unos meses el shock protagonizó las portadas de los periódicos españoles. Un niño alérgico de seis años falleció en una granja escuela de Madrid por ingerir un yogur. ¿Se podría haber evitado? He conocido este caso, aunque no con todos los detalles, evidentemente. El shock es así, el shock mata si no se identifica precozmente. Todos los expertos en la materia hablamos de lo mismo, necesitamos identificar. ¿Qué le pasó a este niño? Que no se le identificó precozmente. Nadie de los que estaban alrededor pensó que estaba sufriendo un shock, o que lo había sufrido.

Muchas veces el shock empieza, y el paciente sigue hablando, algo que debemos tener en cuenta. Los órganos pueden estar ya fallando, pero el paciente sigue conversando. En principio, esto parece contradictorio, pero no lo es. El sistema nervioso central es uno de los últimos en ser afectados. En el caso del niño de Madrid, no hubo una identificación precoz.

Mi consejo es que un niño o adulto con antecedentes debe portar siempre la adrenalina precargada. Se puede llevar en un bolsillo y, en caso necesario, es el propio niño o un adulto el que le aplica esa adrenalina. Es la diferencia entre la vida y la muerte, sin más.

Además, creo que también deberían tener siempre este medicamento los restaurantes, donde también ocurren alergias alimentarias. A veces las UVIs móviles no llegan a tiempo. Seguramente esas adrenalinas precargadas no se usarán todos los días, evidentemente, pero es una medida preventiva.

Debería tenerse preparada esta medicina también en colegios, institutos, y en cualquier lugar en el que haya gente. Ahora llega el verano, y sabemos que hay muchas actividades extraescolares: campamentos, excursiones, etc. A la hora de valorar los lugares de destino, debemos preguntar si tienen adrenalina precargada. Debería constituir un criterio de calidad del servicio que se ofrece. Sabemos que evitaría la muerte de un niño que entra en shock anafiláctico.

Otro de los aspectos que debemos mejorar es la formación de los profesionales sanitarios en el campo del shock, especialmente los de atención primaria. España tiene un sistema sanitario que ya quisieran otros países, porque tenemos equipos en atención primaria, una urgencia prehospitalaria, una urgencia intrahospitalaria y el resto de especialistas. El resultado será mejor cuanto antes se realice el diagnóstico de cualquier patología en alguno de estos cuatro eslabones de la cadena, especialmente en el caso del shock.

Y en cuanto al eterno debate de la especialidad de Emergencias en España, sé que la Semes está trabajando para conseguir este objetivo, si bien yo no sabría hablar de plazos. La dinámica no es sencilla, pero tampoco lo ha sido en otros países que ya lo han logrado, como Argentina. Ya quedamos menos países sin la especialidad de Emergencias reconocida... Se conseguirá.

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