Francisco Florido acaba de ser elegido presidente de los farmacéuticos de la provincia



17 feb. 2014 13:39H
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Francisco Florido, presidente electo del COF de Málaga.

Marcos Domínguez. Madrid
Ayer domingo, Francisco Florido resultó elegido, por más de cien votos de diferencia con la segunda candidatura (votaron algo menos de 800 personas), nuevo presidente del Colegio de Farmacéuticos de Málaga. Propietario desde 1986 de una oficina de farmacia en el pequeño pueblo de Carratraca, de alrededor de 900 habitantes, será el representante de los farmacéuticos de la provincia durante los próximos cuatro años.

Su principal objetivo para la legislatura será “oír al farmacéutico, cuáles son sus necesidades, qué es lo que le preocupa, en qué quiere que el colegio le defienda”. Señala que Málaga es una provincia muy heterogénea, “con farmacias en pueblos de cien habitantes y otras en la costa que tienen un potencial importante”. Muchas de esas boticas pequeñas se encuentran en una situación muy difícil, y a Florido le preocupa que las prometidas ayudas a farmacias con viabilidad económica comprometida todavía no se han puesto en marcha en la comunidad.

Trabajando en un pueblo donde viven menos de mil personas, se trata de una situación que no le es ajena, “pero hay compañeros que están en poblaciones de 100-200 habitantes y su situación es bastante más delicada de lo que yo pueda tener”.

Cambio en el modelo retributivo

Ante este panorama, no ve con malos ojos un cambio en el modelo retributivo de la oficina de farmacia, algo que los presidentes de los colegios estuvieron discutiendo la semana pasada. “Hay que buscar alternativas”, señala. “No digo que este sistema esté agotado”, matiza, añadiendo que “no cabe duda de que hay que implementar nuevos servicios que reporten nuevos márgenes, porque el límite en cuanto a dispensación de medicamentos, sobre todo de cara al sistema público de salud, es muy limitado y dificulta el desarrollo de la farmacia”.

Otro fenómeno con el que tienen que lidiar los boticarios malagueños es el de la tercera subasta andaluza, puesta en marcha a principios de este mes. Este sistema está generando desabastecimientos “que crean mucha incertidumbre”, según Florido. “Me veo en la tesitura de sustituir esos medicamentos incluso a riesgo de que el SAS, que no ha dado ningún margen de maniobra, me devuelva la receta”. Además, hay que explicar al paciente que, aunque la caja y la forma y color del fármaco varíen, hace el mismo efecto. Aún así, “el paciente es muy reacio a esos cambios con ciertos medicamentos, pero es lo que toca”.

Si hay una palabra que le gustaría oír más a menudo es certeza. Dentro de cuatro años, cuando su legislatura termine, le gustaría ver una farmacia “en la situación que fuera, pero que dure, que no estemos cada mes modificando los precios, ajustándolos, etc.” Esta inseguridad genera una gran ansiedad en el trabajo cotidiano del farmacéutico, por eso “lo único que pido es que la farmacia tenga estabilidad”. “Que, una vez fijadas las reglas del juego, nos las conserven un tiempo y que con ellas todos podamos funcionar”.

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