28 sept. 2012 1:51H
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primer plano

LA PREVENCIÓN REDUCE LA MORTALIDAD DE LOS PACIENTES
Apenas uno de cada cuatro sanitarios se vacuna
La OMS recomienda que lo haga, como poco, el 75 por ciento de la plantilla

Javier Barbado / Imagen: Pablo Eguizábal. Madrid
Entre el 20 y el 30 por ciento de los profesionales sanitarios se vacuna en España para prevenir la gripe común, y una proporción no superior lo hace en términos generales, esto es, para eludir esa enfermedad u otras como la hepatitis B, la parotiditis o incluso el tétanos, la rubeola, la varicela y el sarampión, según los datos difundidos en una jornada organizada por la Sociedad Española de Directivos de la Salud (Sedisa) en colaboración con la compañía farmacéutica Sanofi Pasteur MSD en el Clínico San Carlos de Madrid. Y ello a pesar de que está más que probada la utilidad de que el profesional de la salud se inmunice de esta manera no solo con vistas a su propia salud, sino, ante todo, como medio de protección de los pacientes.

El sanitario comienza a vacunarse más, según Ángel Gil.l

Vacunarse es una medida de salud laboral, según Plans.


La jornada ha llevado por título “La vacunación del profesional sanitario: un compromiso con el paciente”, y en ella se ha presentado se ha presentado el documento “¿Qué falla en la vacunación del personal sanitario?”, en el cual se recogen 16 recomendaciones para fomentar la vacunación en esta población.

El director general de Atención Primaria de la Comunidad de Madrid, Antonio Alemany, quien acudió como máximo representante autonómico del nivel asistencial que atiende más del 90 por ciento de los casos de gripe común (la afección para la que más se aconseja la vacuna periódica debido a su capacidad para propagarse), apuntó que la vacunación del profesional de la salud reduce la mortalidad de los enfermos y también el absentismo laboral (incluido el de los propios sanitarios). Para el gerente del hospital anfitrión del encuentro, José Soto, y su homólogo del Hospital Fundación Alcorcón de la misma comunidad autónoma, Modoaldo Garrido, no cabe duda de que resulta caro (además de peligroso) que el trabajador sanitario no se vacune.

Otros ponentes, como la jefa del Servicio de Prevención de la Fundación Jiménez Díaz de la capital, María Teresa del Campo, se mostraron algo más optimistas por cuanto observaron que, lejos de descender, la cobertura vacunal de los sanitarios españoles se mantiene o incluso aumenta en algunos casos. Esta especialista habló del 38 por ciento en tasa de cobertura vacunal en España, algo por debajo del 40 por ciento calculado en el resto de Europa, y, en todo caso, muy alejado del 63,5 por ciento del que presume Estados Unidos en las últimas estimaciones.

 No es obligatoria la vacuna, recuerda De Montalvo.

Aldaz habla de la cobertura vacunal en Atención Primaria.

Los estadounidenses, tan reacios a restringir la libertad del individuo (ante todo desde el punto de vista de los partidos republicanos), sin embargo se plantean la obligatoriedad de las vacunas para los profesionales de la salud, y, de hecho, algunos Estados de su territorio (pocos) mantienen esta imposición, según matizaron tanto Del Campo como el consejero de Asjusa y docente de Derecho Constitucional en Icade, Federico Montalvo.

Modoaldo Garrido Martín, delegado territorial de Sedisa en Madrid y gerente del Hospital Fundación Alcorcón de Madrid; Antonio Alemany López, director general de Atención Primaria de la Comunidad de Madrid; y Ricardo Brage Mantecon, director general de Sanofi Pasteur MSD, minutos antes de inaugurar la jornada en e Clínico San Carlos de Madrid.

Tanto este último como el resto de los conferenciantes incidieron en la necesidad de promocionar e incentivar la vacunación de los sanitarios, y subrayaron la inequívoca necesidad de que se vacune el máximo número posible de profesionales en cada centro, y, en especial, los pertenecientes a servicios como oncología o hematología, donde la depresión inmunitaria de los enfermos los hace más vulnerables a la infección. Montalvo, en concreto, señaló que “habría que recoger una norma atendiendo a la proporcionalidad y complementándola con campañas de promoción”, aunque añadió que, en su opinión, “sólo se regulará en el Parlamento en caso de que brote una epidemia”. Por su parte, Garrido explicó que “una de las mejores formas de proteger a los pacientes, sobre todo a los de alto riesgo, es que el profesional esté protegido y vacunado, por lo que creo que la obligatoriedad de la vacuna estaría justificada. Algunos organismos sanitarios, como el Consejo General de Colegios de Enfermería, ya han propuesto la obligatoriedad de esta medida”.

De izq. a dcha.: Esteban Bravo, director general de Cícero Comunicación; Federico de Montalvo, consejero de Asjusa y profesor de Derecho Constitucional en Icade; Lourdes González, gerente de Sedisa; y Pedro Alsina, director de Relaciones Institucionales de Sanofi Pasteur MSD.

Por categorías profesionales, las revisiones de la literatura científica aludidas por los ponentes revelan que los médicos se vacunan más que las enfermeras, técnicos sanitarios y personal administrativo (algunos estudios hablan del 16 por ciento de cobertura vacunal en médicos frente al 11 por ciento, por ejemplo, de los asistentes técnicos sanitarios –ATS–). En este aspecto, Pablo Aldaz, médico del Centro de Salud de San Juan (Pamplona) y miembro del Grupo de Prevención de Enfermedades Infecciosas de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (Semfyc), precisó que, en el Servicio Navarro de Salud, se vacunan el 11,71 por ciento del personal no sanitario y el 19,29 por ciento de los profesionales de la salud.

Por qué no se vacunan

Otra de las variables analizadas en los sondeos internacionales es la de por qué no se vacunan los sanitarios. Ángel Plans Cañamares, jefe del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales del Instituto Catalán de Oncología, reveló, entre otras razones esgrimidas en las encuestas, la falta de percepción de riesgo, el desconocimiento de la capacidad de contagiar al paciente o, simplemente, la desconfianza hacia las vacunas. Aldaz, por su parte, apuntó las similares conclusiones de otro trabajo en este campo: los sanitarios rechazan la vacuna por miedo a la inyección incluso antes que por no percibir el riesgo de ser vectores de transmisión del virus. Los propios organizadores del evento ofrecieron más datos: el 45 por ciento de los profesionales que se vacuna lo hace por un deseo de autoprotección, y, en segundo lugar, el 15 por ciento lo hace para proteger a los pacientes. Por el contrario, el 69 por ciento de los que no se inmunizan cree que la vacunación no es necesaria.

Modoaldo Garrido; Javier Guerra Aguirre, subgerente del Clínico San Carlos de Madrid; y Pedro Alsina.

Ángel Gil, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, informó de que el gasto farmacéutico en materia de vacunación ha bajado del 1,5 por ciento al 0,9 por ciento, lo que no interpretó como una buena noticia, ya que equivale a menos población vacunada. En países como Estados Unidos, según revisiones llevadas a cabo por el doctor Picazo –presente en el encuentro y citado varias veces por los ponentes como líder de muchos de los estudios manejados–, se estima que el coste de la vacuna de la gripe para todos los ciudadanos es de unos 140 dólares por habitante y año. Por otro lado, Gil desveló que los calendarios vacunales que llevan a cabo en España los servicios de salud autonómicos a menudo parten como referencia de indicadores reconocidos en todo el mundo, caso de los que ofrece el Centro para el Control y la Prevención de las Enfermedades (CDC) en Estados Unidos.

Isabel Tovar, del Servicio de Inmunología del Hospital San Pedro de Cáceres; Pablo Aldaz Hercem del Centro de Salud de San Juan de Pamplona; y María Teresa del Campo Balsa, jefa del Servicio de Prevención de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid.

José Soto, gerente del Clinico San Carlos de Madrid; Ángel Plans Cañamares, jefe del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales del Instituto Catalán de Oncología; Ángel Gil de Miguel, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid; y Federico de Montalvo.

Beatriz Albarracín Gandía, Brand & Customer Manager, Seniors, Booster, Travellers de Sanofi Pasteur MSD; Marta Reyes, directora de Marketing y Comunicación de la misma compañía; Primitivo Ramos Codero, presidente de la Sociedad Madrileña de Geriatría y Gerontología; y Luis Nistal Martín, Centro de Salud Arroyo de la Media Laguna de Madrid.

De izq. a dcha.: el subgerente y el gerente del Hospital Clínico San Carlos, Javier Guerra Aguirre y José Soto, respectivamente, y Juan José Picazo, jefe del Servicio de Microbiología Clínica de este mismo centro.

Pablo Aldaz, María Teresa del Campo y Ángel Gil de Miguel.

En la primera fotografía, Jesús Sanz, presidente de la Asociación Nacional de Directivos de Enfermería (ANDE). A continuación, José Mariano de León, jefe de Sección de Prevención y Promoción de la Salud del Servicio Territorial de Salud Pública en Madrid, y Javier Agudo, médico del Trabajo de la Sociedad de Prevención de Fraternidad Muprespa.

En la primera imagen, Asunción Zamarrillo, del Centro de Salud María Auxiliadora de Madrid, y María del Carmen Suárez, jefe de Unidad de Medicina Preventiva, Gestión de la Calidad y Prevención de Riesgos Laborales del Hospital Gregorio Marañón de la capital. En la siguiente instantánea, dos profesionales de Servicios Penitenciarios (jefe de Área de Salud Pública y jefa de Servicio de Promoción de la Salud) que prefirieron no dar su nombre al periodista.



 

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