Su presidente, Honorio Armas, repasa los logros de la especialidad durante este tiempo y señala los retos de los próximos años, como el control del asma o la obesidad



19 abr. 2011 17:37H
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Marta Rodríguez de Segovia Sáez
Progreso, progreso y progreso. Así resume Honorio Armas, presidente de la Sociedad Canaria de Pediatría, los últimos 50 años de la especialidad con motivo del aniversario de esta entidad, que cumple medio siglo. Durante este tiempo, el principal logro que destaca Armas es la reducción de las patologías infecciosas, gracias, fundamentalmente, al buen nivel de la formación pediátrica en España “que nos permite contar con profesionales de gran calidad” y a los avances médicos y tecnológicos.

Honorio Armas Ramos, presidente de la Sociedad Canaria de Pediatría.

“Aprovechando el 50 aniversario de la Sociedad Canaria de Pediatría queremos dar una visión de lo que ha sido la especialidad en este tiempo”, señala el presidente de la entidad. Así, Armas, también encargado de la Unidad de Gastroenterología y Nutrición Pediátrica del Hospital Universitario de Canarias (HUC), explica los distintos logros de estos años, como el haber conseguido “disminuir de forma importante las patologías infecciosas, “que entonces suponían la mayor carga del trabajo cotidiano del pediatra”, además de haber mejorado mucho en las distintas parcelas de Pediatría y sus subespecialidades.

En este sentido, el experto subraya los avances en Neonatología donde “hemos logrado sacar adelante niños con 27 semanas de gestación y 600-700 gramos de peso, algo impensable hace medio siglo, gracias al aparataje y las nuevas técnicas de reanimación neonatal”. También en Gastroenterología y Nutrición, “a pesar de que seguimos teniendo patología prevalente, como es la obesidad -de hecho en Canarias supone el número uno de las patologías gastrointestinales-, hemos conseguido minimizar otros problemas, como por ejemplo la malnutrición proteico-calórica y raquitismo carencial”. Y lo mismo con la patología renal, en Nefrología, donde se ha logrado controlar las frecuentes infecciones urinarias de hace 50 años o la insuficiencia renal, “que llevaba a muchos niños a estar dializados o a tener que ser trasplantados del riñón”; al igual que en Cardiología con el control y la detección de las cardiopatía complejas.

Para Armas, los progresos y avances de la Pediatría durante estos años se deben a tres puntos fundamentales. Así, destaca “a nivel institucional, los centros de salud y el personal pediátrico que los regenta, que es de una gran calidad; gracias a estos dos elementos, la atención pediátrica llega a cualquier rincón. En segundo lugar, la formación pediátrica, mediante el programa MIR, que nos permite obtener profesionales a un muy buen nivel ejerciendo con una calidad asistencial fuera de la norma. Por último, el aparataje y la consecución de unos métodos diagnósticos y terapéuticos nos ha permitido conseguir disminuir patologías prevalentes de hace unos años”.

El control del asma, la obesidad y los trastornos mentales, retos de la especialidad

Pero todavía quedan aspectos que abordar y retos que afrontar. Según precisa Armas, “la patología neumológica, sobre todo las alergias respiratorias, son todavía difíciles de controlar. El índice de niños asmáticos sigue siendo todavía alto; es una enfermedad de difícil control, aunque también ha habido muchas mejorías a nivel terapéutico”. Del mismo, aunque se acaba de aprobar la especialidad de Psiquiatría Infanto-Juvenil, falta personal pediátrico formado para abordar los trastornos psiquiátricos. “Por ejemplo, patologías como el TDAH se podrían controlar mejor si se hiciera un diagnóstico más preciso y hubiera una atención más precoz”, apunta el facultativo.

Además, las patologías prevalentes de hace 50 años han sido sustituidas por otra: la obesidad, uno de los retos más importante no sólo para la Pediatría, sino para todos los ámbitos médicos. “Los cambios en el estilo de vida han sido los factores determinantes de este aumento de las personas y niños con obesidad”, señala Armas. “El niño de hoy se ha hecho más sedentario y ha abandonado la dieta mediterránea; esto ha tenido una trascendencia fundamental. Hace 50 años el niño tenía una actividad física ocho veces mayor a la que hay ahora, se jugaba más al aire libre, y ahora el ocio infantil se reduce a estar sentado viendo la tele o jugando a la consola. Si a eso le sumamos la comida basura, ya tenemos el binomio que explicar la situación actual”, recuerda el experto, quien aboga por cambiar este estilo de vida, inculcando cultura saludable en todos los ámbitos (escolar, familiar…), como solución al problema.

Para Armas, también queda otra lucha que vencer, como es el reconocimiento oficial de las subespecialidades pediátricas, “como nefrología o gastroenterología pediátrica, que llevan ejerciendo los facultativos como tal muchos años a nivel hospitalario”, concluye el experto.

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