Carles Recasens, presidente del Coimb.
La
universidad privada no deja de crecer en España. En muchas ocasiones, aupada por el éxito de demanda de los grados sanitarios. De esta forma, este tipo de centros florecen en el mapa de España, a la espera de cómo pueden afectarles
los nuevos criterios para la creación, reconocimiento y autorización de instituciones académicas marcados por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades. Una siembra de entidades formativas que, en ocasiones, se produce en huertos de tamaño reducido. En este sentido, la isla de Mallorca afronta
el aterrizaje de dos instituciones, las cuales pretenden ofertar el Grado en Medicina. Su desembarco podría incrementar el número de facultativos en Baleares, comunidad autónoma fuertemente golpeada por la escasez de facultativos. No obstante, su instauración no es fácil, especialmente en un territorio tan delimitado a nivel geográfico. Para ello, se requiere una fuerte inversión en
infraestructuras privadas.
Y es que el grado facultativo no solo requiere del edificio y el profesorado que garanticen la impartición de las clases. Dichos estudios
necesitan de unidades docentes en hospitales y centros de Atención Primaria, donde el alumnado adquiere los conocimientos prácticos sobre la profesión. "Una facultad de Medicina no es una fábrica de crear médicos, sino que es un lugar donde se imparte una parte teórica, que es muy importante, pero después también hay una práctica, que es fundamental, la cual debe estar supervisada y tutelada", ha señalado el presidente del Colegio Oficial de Médicos de Illes Balears (Coimb), Carles Recasens, a
Redacción Médica. "Ahí está el cuello de botella en nuestra comunidad autónoma", ha continuado.
Por ello, en caso de aprobación de los dos proyectos planteados para la isla, se tendrá que
realizar un refuerzo de las capacidades de la infraestructura asistencial privada, dado que el Grado en Medicina de la Universitat de les Illes Balears -pública- ya distribuye su alumnado por los hospitales dependientes del Ib-Salut, como Son Espases y Son Llàtzer. Unos centros sanitarios que también reciben a los MIR, lo que reduce sus posibilidades de recibir a los alumnos procedentes de futuras instituciones académicas.
"El cuello de botella en Baleares está en la creación de las unidades docentes que acojan a estos nuevos alumnos"
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"Los centros asistenciales privados se tendrán que convertir en instituciones formadoras", ha señalado Recasens. En este sentido, tendrían que prepararse para asumir las distintas rotaciones. Motivo por el que tendrían que
aumentar la contratación de personal para garantizar la cobertura de todas las especialidades durante el grado y, así, ofrecer una instrucción médica de calidad.
Avances en la privada
El presidente del Coimb valora positivamente la llegada de la universidad privada con
el Grado en Medicina a Mallorca. Sin embargo, también pide cautela, dadas las complicaciones relativas al fortalecimiento hospitalario. "Se requiere una serie de recursos que no son solo económicos, sino humanos. Al final, no podemos permitir que un docente tenga 10 alumnos, porque entonces no se estará dando una formación de calidad", ha puntualizado Recasens. Hay que recordar que la isla -y Baleares en general- padece problemas de reclutamiento de talento sanitario debido al elevado precio de la vivienda, lo que
se traduce en escasez y poca estabilidad de las plantillas.
Ante esta coyuntura, las universidades proyectadas intentan entablar alianzas con los grupos sanitarios ya presentes en Mallorca. Así, el
CEU plantea para su campus balear una alianza con Juaneda, compañía con varios centros en el enclave insular. Por otro lado, se desconoce si la
Universidad de Mallorca -surgida de Adema, centro privado adscrito a la Universitat de les Illes Balears- cuenta con algún convenio para la cobertura de las prácticas clínicas de su futuro alumnado. Y es que el nacimiento de esta última está en el aire, después de que los técnicos del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades rechazará el proyecto por su falta de viabilidad financiera y el poco convencimiento entorno a su apuesta docente e investigadora. Su existencia queda en manos del Govern balear.
"Se requiere de una serie de recursos que no solo económicos, sino también humanos"
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A la espera de la autorización de ambas, su aparición queda en parte supeditada a la industria sanitaria privada mallorquina. En concreto, la isla cuenta con la presencia de tres grupos, que cuentan con
siete hospitales y 17 centros de salud. Recasens ha agregado que la irrupción de las entidades de titularidad empresarial o eclesiástica podría desembocar en la llegada de más corporaciones del ámbito asistencial.
¿Aumentará el número de médicos?
La Universitat de les Illes Balears ha ofertado
69 plazas para Medicina en el curso 2025/2026. Sin embargo, no todos restarán en el archipiélago para desempeñar su carrera profesional. Lo mismo sucederá con los 185 residentes que accederán a vacante de especialización el próximo año. Pero, estudiar en Mallorca puede desembocar en
un arraigo a la isla y, por ende, elevar el número de profesionales que deciden quedarse. Por ello, engrosar el alumnado de Medicina a través de la privada aumentaría las posibilidades de que los facultativos decidían continuar en la región.
Eso sí, este 'efecto' tardará en llegar. "Igual dentro de 10 años puede tener un impacto positivo", ha afirmado Recasens. No obstante, este no se percibirá ahora, momento en el que la sanidad balear encara un periodo de jubilaciones masivas. Antes que aguardar a un hipotético incremento por la introducción de la universidad privada, el presidente de la entidad colegial aboga por
convertir al archipiélago en "lugar atractivo" para los médicos. Bajo su punto de vista, la respuesta se encuentra en la mejora de las retribuciones. Una forma para no solo copar, sino enriquecer una parcela de pequeña dimensión como es Mallorca.
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