Se trata de la electroporación irreversible, un método que destruye el tumor sin afectar al tejido conectivo

El Royo Villanova aplica una técnica para tumores hasta ahora inoperables
Hospital Royo Villanova de Zaragoza.


29 ago. 2017 13:40H
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Un equipo de Cirugía y Radiología del Hospital Royo Villanova de Zaragoza ha operado a una mujer por primera vez en un centro público aragonés con la técnica de electroporación irreversible (IRE, por sus siglas en inglés), un método que destruye el tumor sin afectar al tejido conectivo (preservando vasos sanguíneos, conductos biliares y nervios). Ello permite dar un tratamiento a tumores considerados inoperables por estar en localizaciones muy complicadas.

La paciente, intervenida el 11 de julio, y que fue dada de alta a los pocos días de la operación, tenía un tumor de hígado de pequeño tamaño (dos centímetros), pero de muy compleja localización, al situarse entre las venas suprahepática media e izquierda contactando con la suprahepática media y próximo al hilio hepático.

Los cirujanos habían desestimado operarla, ya que la intervención implicaba extirpar esos vasos y realizar una resección hepática mayor con gran riesgo para la paciente. Han decidido entonces aplicar esta técnica con experiencia en otros hospitales públicos de España. En Aragón, se han intervenido con este procedimiento tumores de próstata en centros privados, si bien éste ha sido el primer caso localizado en el hígado.

Seguimiento ecográfico en tiempo real

Los cirujanos de Aparato Digestivo Juan Luis Blas y Elena Gonzalvo han intervenido a la paciente guiados por la radióloga Alicia Blasco quien, con un seguimiento ecográfico en tiempo real, colocaba unas agujas a través de las cuales se transmite la corriente eléctrica. Estos pulsos eléctricos emiten una energía no térmica que afecta a la membrana celular induciéndola a la apoptosis (suicidio celular). De esta manera, se erradican las células pero no el tejido conectivo que se encuentre en esa zona.

Las agujas están conectadas a un aparato especial llamado Nanoknife, que dispone de un software para realizar una planificación preoperatoria del volumen de tratamiento. Cuando ya las agujas (dos o tres, según el caso) han sido colocadas en el lugar adecuado, sitiando el tumor, ese aparato transmite a través de ellas una corriente eléctrica continua de muy alta intensidad.

Ese campo eléctrico tiene la capacidad de cambiar el potencial electroquímico de los lípidos que componen la membrana celular, desequilibrándola y creando los nanoporos (hoyos de tamaño nanométrico de entre 1 y 100 nm). La célula puede reparar esos poros, pero si se generan muchos y en muy poco tiempo no tiene capacidad suficiente para ello y muere.

Para Juan Luis Blas, esta técnica, con muy buenos resultados en este primer caso en el Royo Villanova, ofrece una posibilidad a pacientes en los que se descartaba la cirugía. Para el especialista, los posibles casos que pueden tratarse con IRE son cáncer de páncreas localmente avanzado, tumores hepáticos primarios y metastásicos que estén cerca de estructuras vasculares importantes, como soporte a la cirugía pancreática y hepática para asegurar márgenes libres y tumores endocrinos de páncreas.

Técnica

La ablación o cauterización se utiliza en medicina para muchos procedimientos y especialidades. En Oncología ya se aplica desde hace tiempo como destrucción celular masiva de la zona de tratamiento. Pero ahora, en vez de realizar la ablación con altas temperaturas (radiofrecuencia o microondas), se provoca la muerte celular sometiendo el tejido a pulsos eléctricos muy intensos. La IRE complementa los anteriores métodos así como otros muchos procedimientos que ofrece el amplio abanico de abordaje terapéutico para Oncología (radioterapia, quimioterapia).

La intervención, pionera en Aragón, exige un alto nivel de experiencia acumulada tanto por parte de Cirugía como de Radiología. En la intervención han participado, además de los dos cirujanos citados y la radióloga, Alejandro García (también cirujano), Alfonso Vaquerizo y Pilar Acín (anestesistas), Francisco Tabuenca (enfermero instrumentista) y Natividad Santolaya e Isabel Colás, como enfermeras.
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