Víricö

Dilan Chauhan encarna la lucha por ser aceptado en un sector que en España sólo tiene un 5% de hombres

"Soy matrona y soy hombre, ¿algún problema?"
Un recién nacido.


6 oct. 2017 12:10H
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POR REDACCIÓN
En España, existen determinadas profesiones en las que el género define en buena parte la capacitación para ejercerlas. O eso es lo que ha pasado hasta unas pocas décadas atrás: el oficio de juez se concibió exclusivamente para los hombres, mientras que el de enfermera lo ejercían las mujeres como modo de ayudar a los médicos en los primeros tiempos de la asistencia sanitaria moderna. Pero, quizás, uno de los más restrictivos históricamente en este sector ha sido el de matrona, al que los hombres se incorporaron muy tarde, incluso en sociedades occidentales. De hecho, los últimos datos señalan que en España poco más del 5% de quienes se dedican a este campo son hombres.

Por eso, la historia de Dilan Chauhan, un hombre que ejerce de matrona en el Reino Unido, sigue sorprendiendo en pleno siglo XXI. Tal y como se extrae de este reportaje de la BBC, persisten ciertos prejuicios en torno a quién debe hacer este tipo de trabajo. Porque Dilan, un joven alto, con “hombros de jugador de rugby” sigue dejando en shock a muchas de las pacientes a las que atiende, como es el caso de Michelle, quien no esperaba ser atendida por uno de los escasos hombres (0,4% en Reino Unido) que ejercen de matrona.

En realidad, se encontraba haciendo su residencia en el Hospital Universitario de Lewisham, en Londres. “No me sentía para nada a gusto con un hombre llevando a término mi parto, aunque sé que puede sonar algo poco educado”, reconocería más tarde Michelle en el post que dio origen a esta historia. Una sensación que probablemente sintieron el centenar de mujeres a las que atendió Dilan durante sus dos primeros años en el hospital, aunque sólo siete de ellas dieran el paso para rechazar sus servicios.

“Odiaría poner en algún momento a una mujer en una situación en la que ella esté siendo atendida por mí, un hombre, y se sienta a disgusto”, admite Dilan, quien acepta que aún exista cierta aversión por su condición de hombre. Y, quizás por ello, agradece más que nadie cuando alguna paciente le felicita por su trabajo y le pide que no se vaya cuando se acaba su turno de trabajo.

A sus 20 años, Dilan lleva cuatro, desde que decidió cuál era el trabajo al que quería dedicarse el resto de su vida,  luchando por romper una de las pocas barreras de género que le quedan a los hombres en el Reino Unido –e incomparables con las que sufren las mujeres-. Y, finalmente, dio el primer paso en esta dirección el día que Michelle, reacia en un principio, le permitió ser quien le atendiese durante el parto. El primero en la corta pero prometedora carrera de Dilan Chauhan.
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