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4 feb. 2021 18:57H
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MADRID, 4 (EUROPA PRESS)

Aunque la coagulación anormal de la sangre se ha identificado como una de las principales causas de muerte por COVID-19, el tratamiento temprano con anticoagulación terapéutica (anticoagulante) para los pacientes con COVID-19 en unidad de cuidados intensivos (UCI) no parece mejorar las posibilidades de supervivencia, y podría hacer más daño que bien al aumentar el riesgo de hemorragia mayor, según un estudio liderado por el Hospital General de Massachusetts (Estados Unidos).

"En los pacientes en estado crítico con COVID-19, la anticoagulación en dosis terapéuticas iniciada al principio de la estancia en la UCI no se asoció a una mayor supervivencia. Mientras que estos pacientes casi siempre reciben una anticoagulación baja, de "dosis profiláctica", las dosis terapéuticas son mucho más altas", explica el doctor Hanny Al-Samkari, autor principal de este trabajo, publicado en la revista científica 'Annals of Internal Medicine'.

Estos investigadores analizaron los registros sanitarios de STOP-COVID, un estudio multicéntrico que incluía a adultos de 18 años o más con COVID-19 confirmada por laboratorio e ingresados en las UCI participantes de 67 hospitales de Estados Unidos de diversa procedencia geográfica.

Los investigadores evaluaron la incidencia de tromboembolismo venoso (TEV), un acontecimiento de coagulación sanguínea grave y potencialmente mortal, así como la aparición de hemorragias importantes y potencialmente mortales. También examinaron los efectos de la anticoagulación terapéutica temprana en la supervivencia.

Para ello, utilizaron los datos del estudio para simular un ensayo clínico aleatorio en el que los pacientes son asignados al azar para recibir o no anticoagulación terapéutica a los dos días de ser ingresados en una UCI. El modelo tuvo en cuenta datos detallados sobre la demografía, las comorbilidades, la medicación y la gravedad de la enfermedad que podrían influir en los resultados.

Descubrieron que el 6,3 por ciento de los 3.239 pacientes tenían una ETV confirmada en los estudios de imagen y el 2,8% sufrieron eventos hemorrágicos importantes. La incidencia de TEV fue considerablemente menos frecuente que en estudios anteriores, en su mayoría más pequeños, de pacientes con COVID-19, que informaron de tasas de TEV de hasta el 42 por ciento.

Los únicos factores que predijeron con exactitud un mayor riesgo de TEV fueron el sexo masculino y los mayores niveles circulantes de dímero D, un fragmento de proteína que se produce cuando se rompe un coágulo de sangre.

Es importante destacar que los resultados mostraron que no hubo beneficio de supervivencia para los pacientes que recibieron anticoagulación terapéutica en los dos primeros días de estancia en la UCI en comparación con los pacientes que no recibieron anticoagulación terapéutica temprana.

"Hemos analizado múltiples subgrupos de pacientes, incluso por edad, sexo y gravedad de la enfermedad, y no hemos encontrado ningún subgrupo que se beneficiara de la anticoagulación terapéutica temprana", detalla el autor principal e investigador de STOP-COVID, David E. Leaf, director de investigación clínica y traslacional en lesión renal aguda en la División de Medicina Renal del Brigham.

Los resultados del estudio también refuerzan que "las hemorragias son importantes". "Las hemorragias no son triviales en estos pacientes", afirma Al-Samkari. De los 90 pacientes que sufrieron una hemorragia grave en el estudio, 60 estaban recibiendo anticoagulación terapéutica en el momento del suceso, y 56 de los 90 pacientes (62%) con una hemorragia grave murieron en un plazo de 28 días. Las localizaciones más frecuentes de las hemorragias fueron el tracto gastrointestinal y el cráneo.

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