Desde su descubrimiento en 1991, si utilidad ha ido en aumento



24 may. 2013 13:58H
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Redacción. Madrid
Investigadores de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), en colaboración con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), han dirigido una investigación donde analizan qué tipo de nanotubos de carbono resultan los más adecuados como agentes de contraste en las imágenes por resonancia magnética.

Este estudio preclínico, cuyos resultados han publicado en la revista MedChemComm, es un primer paso para el diagnóstico de enfermedades cardiovasculares. Desde 1991 se descubrieron los nanotubos de carbono y, una década después, las láminas de grafeno, la investigación en ambas áreas ha sido abundante y ha abierto un amplio abanico de aplicaciones, con campos que van desde la ingeniería a la biomedicina.

Investigadores de la UNED llevan desde 2007 estudiando nuevas fórmulas de los nanotubos de carbono como agentes de contraste para imágenes por resonancia magnética. En colaboración con el Instituto de Investigación Biomédica Alberto Sols, del CSIC, han dirigido un estudio en el que analizan qué tipo de nanotubos son más adecuados, teniendo en cuenta la forma en la que se desplazan por el torrente sanguíneo.

“Los nanotubos más apropiados son aquellos que resultan de oxidación con ácido nítrico durante 24 horas”, ha explicado Paloma Ballesteros, directora del Laboratorio de Síntesis Orgánica y MRI de la UNED y coautora principal de la investigación.

Su estudio revela que las suspensiones de estos nanotubos en geles de agarosa fundida -con un comportamiento similar al de la gelatina- pueden ser orientadas mediante un campo magnético externo, que en este caso sería el generado por la resonancia magnética.

La investigación, en la que participan también científicos de la Universidad Europea de Madrid y del Instituto de Microelectrónicas de Madrid (CSIC), complementa un estudio publicado en 2010 por el mismo equipo, donde se revelaba que los nanotubos de carbono aumentaban el contraste de la imagen cuando se orientaban en paralelo al campo magnético.

“Estos resultados pueden ayudar a diagnosticar enfermedades aterotrombóticas”, resume Ballesteros, en las que está el origen de ataques cardíacos, infartos, trombosis o anginas de pecho.

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