La directora del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (Insst), Aitana Garí.
No trata de maquillar el Gobierno los rigurosos y arduos condicionantes laborales del personal de la sanidad, a menudo sometido a grandes cargas de presión y exigencia y expuesto a agentes tóxicos. La directora del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (Insst),
Aitana Garí, constata que estos colectivos son considerados como ‘vulnerables’, dado el mayor riesgo que conlleva el ejercicio de su profesión. Por ello, tienen “una línea de actuación específica” en la
Estrategia de Seguridad y Salud en el Trabajo, vigente hasta 2027. En declaraciones a
Redacción Médica, la mandataria asume la necesidad de profundizar en medidas preventivas y de sensibilización sobre la situación de médicos, enfermeros y otros profesionales de salud, así como de reforzar la vigilancia y el control en los entornos laborales. “Si hay que disponer de normativas específicas, las trabajaremos e incluiremos”, apunta.
Garí compareció este mismo martes en el Senado para exponer los avances de la citada Estrategia de Seguridad y Salud en el Trabajo, que fue
aprobada en 2023 con consenso de la Administración central y las comunidades autónomas y que constituye un marco de referencia para las políticas públicas de prevención de riesgos laborales. Se trata, dijo la directora del Insst, de un plan “ambicioso” que ha dado respuesta a problemáticas emergentes como las que suponen la
falta de desconexión digital o los golpes de calor, amén de profundizar en los aspectos relacionados con la
salud mental de los trabajadores.
"Los sanitarios están expuestos a riesgos psicosociales que derivan en problemas de salud mental"
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Un factor, este último, con mucho impacto sobre el personal de la salud. Las largas jornadas de trabajo, que pueden estirarse hasta las 24 horas si se tienen en cuenta las guardias; la alta presión inherente al cargo; así como la exposición, en algunos sectores, a patógenos u otros agentes peligrosos, hacen mella en la salud mental de los sanitarios. La posibilidad de acceder a la
jubilación anticipada por estas condiciones de penosidad constituye una de las reivindicaciones tradicionales del sector, aunque esta medida se ve lastrada por la
escasez de trabajadores y el efecto económico sobre el
sistema público de pensiones.
Del 'burnout' a la exposición a tóxicos
Garí no esquiva que tanto los trabajadores
sanitarios como los sociosanitarios “están expuestos a muchos agentes tóxicos y peligrosos”, pero “también a riesgos ergonómicos y psicosociales que derivan en problemas de salud mental”. En este sentido, indica que la Estrategia de Seguridad y Salud en el Trabajo establece una
línea de actuación específica para los colectivos considerados vulnerables, entre los que incluye a médicos, enfermeros y técnicos.
Entre otros ámbitos, el Insst viene trabajando ya en la generación de “conocimiento de los factores psicosociales” de sanitarios y sociosanitarios con
especial énfasis en el llamado ‘burnout’ y el estrés postraumático. Por ejemplo, se están impulsando medidas para identificar situaciones de deterioro de salud mental y fomentar la formación en prevención de este tipo de riesgos. La filosofía es ‘cuidar al que cuida’.
“Desde nuestro instituto seguimos planteando estudios que profundicen en sus condiciones de trabajo y en el planteamiento de medidas preventivas ajustadas a su realidad -destaca-. A partir de ahí, nuestro objetivo es hacer actuaciones de
formación y sensibilización y coordinarnos con
Inspección de Trabajo y el Ministerio de Trabajo y Economía Social para intervenir en la vigilancia y el control”. Incluso, avanza, para “disponer de normativas específicas” para este colectivo.
De hecho, el Ministerio de Sanidad ya se mostró receptivo recientemente a dar pasos en ese sentido, por ejemplo, con la inclusión de la
patología mental como enfermedad laboral en el Sistema Nacional de Salud (SNS), tras un acercamiento con CCOO, UGT y CSIF.
Sostenibilidad del sistema sanitario
Según datos recopilados por el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo, en torno al
30 por ciento de las personas que ejerce en salud y asistencia social en la Unión Europea afirma haber experimentado estrés, depresión o ansiedad. Esto ha conllevado además un
incremento del consumo de psicofármacos, de trastornos del sueño y de enfermedades de salud mental. “Factores como la intensificación de las demandas, la urgencia en la respuesta, la dificultad para conciliar o la falta de reconocimiento del trabajo son algunos de los principales desencadenantes”, advierte el Insst.
En este escenario, reclama a las empresas y administraciones que pasen “del diagnóstico a la acción” para minimizar este tipo de riesgos psicosociales. “La protección de la salud de la población trabajadora es un derecho que debemos garantizar y que, además, contribuye a la sostenibilidad de nuestro sistema de Seguridad Social,
así como del sistema sanitario”, resumió en la Cámara Alta Aitana Garí.
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