Sus argumentos entroncan con la gran estirpe de políticos del PSOE que transformaron y modernizaron España en menos de quince años



22 sept. 2015 21:49H
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Ismael Sánchez / Imagen: Miguel Fernández de Vega. Madrid
Los últimos años del PSOE no están siendo fáciles, desviado del centro político y, en ocasiones, echado ufanamente al monte, para acaparar el poder sin importar el compañero de cama. En esta deriva, ciertamente, poco ha tenido que ver su discurso sanitario, sobre todo el pronunciado por José Martínez Olmos, que antes que parlamentario fue altísimo cargo, siempre político y, sobre todo, un profesional sanitario sagaz, atrevido y especialmente preparado. Su sensatez entronca con la gran estirpe de políticos socialistas que transformaron y modernizaron España en menos de quince años. Quien mejor para escribir un libro de enseñanzas en un momento en el que el Sistema Nacional de Salud (SNS)es todo un mar de dudas.

José Martínez Olmos.

En la presentación de su libro ‘La sanidad del futuro a propósito de la hepatitis C’, Pepe Olmos ha rebuscado en la nómina de políticos sensatos como él y ha encontrado a otro digno ejemplo de su filosofía: Guillermo Fernández Vara, que siempre tuvo el SNS en la cabeza y al que la transferencia le sigue provocando un hondo desasosiego que no tiene, desde su condición de presidente autonómico, inconveniente alguno en reconocer públicamente. Y eso no significa, en su caso, el desmerecer a su Extremadura, sino seguramente todo lo contrario.

En sus intervenciones mesuradas y cargadas de significado, ambos dirigentes han coincidido en subrayar su lealtad al modelo sanitario actual, el de siempre, y por ello mismo advierten de la necesidad imperiosa de modernizarlo y reformarlo a fondo. Dos son los graves problemas que ven y denuncian: la equidad y la sostenibilidad. Y Olmos señala al gran culpable de haber perdido toda una legislatura en saber dónde estar el norte de nuestro rumbo sanitario: “Lamentablemente no hemos encontrado interlocución política en el actual Gobierno”.

Curiosamente, nadie del PP estaba en la sede del Consejo General de Médicos para replicarle. Solo el ex portavoz Manuel Cervera, con el que Olmos ha mantenido algunos de los más interesantes cara a cara parlamentarios de los últimos tiempos, acudió a felicitar a su antiguo adversario. Sí estuvieron, en toda una declaración de intenciones de colaboración y mano tendida a los socialistas, el presidente de los farmacéuticos, Jesús Aguilar, y, sobre todo, Juan Abarca Cidón, el factótum de la sanidad privada, que se regocijó en su asiento cuando escuchó de boca de Olmos la necesidad “de establecer un nuevo marco de relaciones” con aseguradoras y grupos hospitalarios.

A Olmos le aterra que el SNS se convierta en un sistema Frankenstein, grande y fuerte, pero inconexo: “Empieza a haber diferencias asistenciales notables, que obligan a los ciudadanos a moverse en busca de mejores respuestas. Esto es lastimar la cohesión del sistema”. En realidad, su libro consiste en evidenciar los muchos problemas del SNS, a partir de un hecho concreto como el de la hepatitis C, que parece bien resuelto, pero al que, si se le buscan, se le encuentran defectos importantes.

La sensatez de Fernández Vara no le ha impedido generar propuestas tan interesantes como controvertidas, como el aseguramiento privado de prácticas de riesgo que puedan generar asistencia, el pacto por la Sanidad, “lo llamemos como lo llamemos”, pero que aluda a un esfuerzo político transversal para fortalecer un modelo compartido por todos, y el reparto de competencias entre Ministerio y autonomías. Respecto a este último ejemplo, Olmos ha ejercido de líder nacional, ante la mirada del portavoz madrileño Freire, y ha reconducido la propuesta del presidente extremeño hacia una discusión posterior a la propia, y parece que pendiente para los socialistas, reforma de la Constitución.

El maestro de ceremonias Rodríguez Sendín, aludido más que nunca por unos colores políticos que no le son extraños, ha estado encantado de recibir en la casa de los médicos a dos profesionales “con trayectorias fraguadas desde la base, que no han realizado ningún salto en el vacío”. A Fernández Vara también, pero sobre todo a Martínez Olmos por su constancia, por su sensatez y por sus aportaciones gestoras y ahora teóricas, el SNS le tendrá que rendir eterno agradecimiento.
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