Según Jerónimo Navas, solo el CDC de Estados Unidos podrá competir con el nuevo campus del Carlos III en Sanchinarro (Madrid)



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Javier Leo. Madrid

José Jerónimo Navas Palacios.

Con un presupuesto de 90 millones de euros, 75.000 metros cuadrados y cinco años de construcción por delante, ha comenzado a dar sus primeros pasos el nuevo campus de salud del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII). El instituto contará en Sanchinarro (Madrid) con la base de operaciones científicas y de investigación en salud pública más grande e importante de toda Europa, solo comparable con las instalaciones del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) en Atlanta, Estados Unidos.

“La necesidad de un nuevo campus para el ISCIII lleva planteándose desde hace ocho o diez años”, ha explicado a Redacción Médica, el director del ISCIII, José Jerónimo Navas. “Los campus de Majadahonda y Chamartin ya tienen sus limitaciones, por falta de suelo edificable y por estar rodeados de zonas residenciales, donde pueden molestar los olores de los animalarios, etc. Hace dos años, llegamos a un acuerdo con la Dirección General de Patrimonio (dependiente del Ministerio de Economía y Hacienda) por el cual el Estado cedía al ISCIII, a coste cero, una parcela en Sanchinarro, entre la carretera de Burgos y la M-40”.

“Esos terrenos pertenecían al Ayuntamiento de Madrid, que los cedió como contraprestación a la titularidad del Palacio de Comunicaciones, actual sede del Ayuntamiento”, señala Navas. En 2009, continua, “viajamos a Atlanta para ver las instalaciones del CDC y establecer un plan funcional para el nuevo campus, que ahora busca un gabinete que dé paso a la adjudicación a una constructora, que se encargará de la realización de la primera fase en 2012 y que supondrá el 60 por ciento del campus”.

Un campus de futuro

La idea del nuevo campus no es la de cambiar los centros actuales de ubicación, sino la de llevar a cabo un “proceso de transformación” que prepare al ISCIII para los retos del futuro. Tal y como indica Navas, “los actuales departamentos del Carlos III descienden de centros que se gestaron en el último tercio del siglo XIX”. Ese enfoque ya no es válido para el futuro, según el director del Carlos III, quien afirma que “el nuevo campus servirá para orientar nuestros centros hacia los grandes problemas de salud”.

Imagen aérea de la ubicación aproximada del nuevo campus.

“Desaparecerán los centros por disciplinas (microbiología, epidemiología, etc.) para dar paso a grandes centros nacionales de enfermedades infecciosas y crónicas, que abordarán la epidemia de enfermedades del corazón, el cáncer, los trastornos cardiovasculares o los metabólicos”.

Navas también ha explicado que el futuro campus de Sanchinarro albergará “una gran Escuela Nacional de Salud, un centro específico de Salud Internacional y otro Ambiental, además de un gran laboratorio de alta seguridad biológica de nivel P-4 (hasta ahora solo contábamos con P-3) y un centro de aulas y exposiciones para acoger conferencias globales. Será una referencia para el sistema de salud español, europeo y mundial”.

La salud pública, en primer plano

Esta "modernización, centralización y transformación" del Carlos III hacia una nueva "filosofía de futuro" es un tema "prioritario para este país, que lo necesita para poner a la salud pública al máximo nivel”. Para ello, “esperamos que en 2020 todos los centros estén funcionando a pleno rendimiento”, afirma Navas, que no cree que la crisis económica retrase o ponga en peligro la consumación del proyecto. “El presupuesto está aprobado. Además, la salida de Majadahonda supondrá unos ingresos muy importantes a Patrimonio y este campus tiene una función relevante y prioritaria para el Estado, sin un elevado coste final”, argumenta.

“La salud pública ha estado un poco abandonada en los últimos tiempos, prueba de ello es la respuesta irregular ante amenazas epidemiológicas como el brote de E. Coli en Alemania”. Con este campus, “el ciudadano podrá tener la seguridad de que su país tiene la tecnología y el personal cualificado necesarios para responder ante, por ejemplo, epidemias o amenazas a la seguridad biológica”. Además, concluye Navas, “la composición como centros científico-técnicos convertirá a los organismos del ISCIII en referentes de la investigación mundial, dándole a España el impulso científico que tanto necesita”.


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