Desarrolla en un informe soluciones dirigidas a cardiólogos, neurólogos y oncólogos



12 jun. 2015 12:23H
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Javier Barbado. Madrid
El Consejo Asesor del Ministerio de Sanidad atribuye a los propios profesionales de la salud –y no a quienes los dirigen desde las gerencias o los consejos políticos– la existencia de servicios médicos tan fragmentados, incluso dentro de una sola especialidad, que desvirtúan la atención adecuada del enfermo, que no responde “a fronteras tan definidas” y precisa de un trabajo en red compatible con la proliferación de centros de referencia adonde se traslade a los profesionales más competentes en cada acción específica.

Miembros del Consejo Asesor durante su penúltima reunión el pasado mes de abril.


Estas conclusiones se justifican en un documento inédito, al que ha tenido acceso Redacción Médica, que ha sido expuesto a la cúpula ministerial esta semana y que incluye una serie de soluciones para combatir esa deficiencia en tres especialidades: Cardiología, Neurología y Oncología.

Entre ellas se menciona el desplazamiento de los sanitarios, las unificación administrativa y funcional de las área asistenciales (como se ha hecho en Galicia, Castilla y León, Castilla-La Mancha o País Vasco, por ejemplo) y también la concentración de actividad cualificada en proporción a la demanda e incidencia de las enfermedades.

Respecto a los cardiólogos –y aquí se intuye la influencia del especialista Alfonso Castro Beiras, miembro del Consejo Asesor y uno de los autores del trabajo–, se sugiere mantener “infraestructuras complejas y caras en procedimientos que necesitan un volumen de actividad determinado para mantener la capacitación de los profesionales”, pero, al mismo tiempo, se advierte de que, “si se pone en riesgo un volumen mínimo de actividad que garantice el mantenimiento” de esa cualificación, “existe la alternativa de poder trabajar en red moviendo a los profesionales”.

También se citan las unidades asistenciales compartidas, y se menciona la agrupación de la patología cardiaca por medio de procesos; para aquéllas se encomienda el abordaje de tres alteraciones concretas: la cardiopatía isquémica, las arritmias y la insuficiencia cardiaca avanzada, que incluye atenciones tan específicas como el tratamiento con desfibriladores que se implantan, la sincronización cardiaca, el trasplante y la asistencia circulatoria.

Atención socio sanitaria para la enfermedad crónica

Los neurólogos atraen, por otra parte, buena parte de la atención del informe, ya que la patología que tratan a menudo se asocia a la enfermedad crónica, neurodegenerativa y discapacitante.

Por esa razón, se insiste en la necesidad de suprimir barreas físicas y administrativas, y se habla de “permear” las paredes de los hospitales, centros de salud y los servicios sociales. También se habla de redes terciarias comunitarias “con centros de referencia para patologías especiales que requieren personal experto en su realización y que para mantener ese grado de habilidad o suficiencia necesita realizar un número mínimo de actuaciones anuales”.

Además –y ésta es otra constante en el contenido del documento–, se razona que las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y el transporte sanitario asistido deben aprovecharse para combatir “la fragmentación de las estructuras sanitarias”.

Tratamiento del cáncer

En cuanto a los enfermos oncológicos precisan, según el Consejo Asesor, de unidades multidisciplinares y de “nodos operativos capaces de cooperar más allá del servicio y del hospital”, entendiendo por tales a los equipos especializados por patología en los centros. Alude, de forma recurrente, al trabajo en red de los procesos asistenciales y de su evaluación para “planificar regionalmente los servicios sanitarios sobre la base de la necesidad clínica efectiva y no en relación con la actual oferta de servicios”.

Por último, el documento señala a la coordinación entre Primaria, Especializada y servicios sociales, y también a la interacción entre médicos, farmacéuticos y enfermeros, como las piedras angulares en que debe centrarse la política sanitaria para desarrollar el trabajo en red, que no es sinónimo de pérdida de centros de referencia pero sí de descentralización de las prestaciones aprovechando la posibilidad de distribuir y optimizar el conocimiento médico y asistencial.

ENLACES RELACIONADOS:

Acceda al documento del Consejo Asesor

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