Javier Padilla, secretario de Estado de Sanidad.
El Ministerio de Sanidad, en colaboración con la
Oficina Regional para Europa de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el
Observatorio Europeo de Sistemas y Políticas de Salud, ha publicado una lista de recomendaciones estratégicas para
reforzar la longitudinalidad en la Atención Primaria. Entre ellas, destaca la organización de este nivel asistencial en microequipos por cupos para que funcione como unidad básica de referencia en el seguimiento de la población. Así, pone de manifiesto que la relación sostenida entre las personas y sus profesionales de referencia a lo largo del tiempo un factor clave para
la mejora del sistema sanitario.
Y es que la evidencia analizada en el documento es sólida y muestra que una mayor longitudinalidad se asocia a una
reducción significativa de la mortalidad, ees y
los errores clínicos. En concreto, los estudios revisados indican una reducción de hasta el 30 por ciento en la mortalidad entre los pacientes que mantienen relaciones estables con su profesional de Atención Primaria durante más de quince años. Asimismo, se registran
menos ingresos hospitalarios y visitas a los servicios de Urgencias, con descensos de hasta el 28 por ciento y el 30 por ciento, respectivamente, en comparación con pacientes sin continuidad asistencial.
El informe también constata un mejor control de enfermedades crónicas como la
diabetes, la demencia o la hipertensión, una mayor adherencia a los tratamientos y
una disminución de los errores en la prescripción, especialmente en personas con múltiples patologías. Desde el punto de vista de la eficiencia, la longitudinalidad contribuye a
reducir la demanda total de consultas, con regresiones potenciales de hasta el 5,2 por ciento, gracias a relaciones asistenciales estables que evitan reconsultas innecesarias. Estos beneficios resultan especialmente relevantes
en personas mayores, pacientes complejos y personas en situación de vulnerabilidad socioeconómica, que requieren una mayor continuidad y personalización en la atención.
Estrategias y organización para consolidar la longitudinalidad
Para consolidar esta dimensión del modelo de atención, el Ministerio de Sanidad impulsa una
estrategia integral que aborda distintos
ámbitos organizativos y profesionales. Entre las medidas propuestas se incluyen la mejora de la estabilidad profesional mediante la reducción de la temporalidad, el establecimiento de
contratos duraderos, la implantación de incentivos en
zonas de difícil cobertura y el refuerzo del desarrollo profesional continuo. Asimismo, se promueve la
organización de la Atención Primaria en microequipos formados por médico o médica de Familia, personal de Enfermería y administrativo, con cupos asignados y funcionando como
unidad básica de referencia para el seguimiento longitudinal de la población.
La estrategia
incorpora también la digitalización con un enfoque orientado a la continuidad asistencial, mediante el desarrollo de una historia clínica interoperable, sistemas de citación que prioricen la atención con el profesional habitual y el uso de herramientas digitales centradas en fortalecer la relación entre las personas y los profesionales. A ello se suma la
estratificación poblacional mediante los
Grupos de Morbilidad Ajustada, que permite identificar a pacientes de alta complejidad y priorizar intervenciones con un enfoque longitudinal. Además, se contempla la implantación de indicadores específicos, como el índice de proveedor habitual,
el tiempo medio de relación con el profesional o la antigüedad en el puesto, para evaluar y comparar el grado de longitudinalidad entre las distintas comunidades autónomas.
El documento subraya que la longitudinalidad no solo genera beneficios clínicos, sino que también
contribuye a una mayor satisfacción profesional, al fomentar relaciones asistenciales más significativas, mejorar la coordinación y
reducir el desgaste laboral de los equipos sanitarios. Asimismo, destaca que preservar esta continuidad requiere un
diseño intencional del modelo organizativo, especialmente en un contexto marcado por el aumento de la demanda asistencial, el envejecimiento de la población y la escasez de profesionales. Este compromiso se materializa en el
Plan de Acción de Atención Primaria y Comunitaria 2025-2027, que sitúa la longitudinalidad como uno de los pilares fundamentales para garantizar una atención sanitaria accesible, equitativa, personalizada y sostenible.
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