La obligación de la razón social y el desuso del código de validación centran las críticas



15 mar. 2013 13:32H
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Carlos Cristóbal. Madrid
Casi dos meses después de su nacimiento, la nueva receta médica privada es ya una realidad cuyo avance es continuo. Así lo muestran 11.800.000 recetas emitidas por los colegios profesionales de médicos, odontólogos y podólogos distribuidos a más de 40.000 profesionales. Desde la Organización Médica Colegial (OMC) se declaran “satisfechos” por la acogida que está teniendo un modelo que se encuentra a la espera de que el Ministerio apruebe una orden de desarrollo al respecto para terminar de afianzarse.

En estos primeros dos meses, nuevo y antiguo modelo han ‘convivido’. “Nos encontramos en un periodo de adaptación”, ha señalado a Redacción Médica el vocal de Medicina Privada por Cuenta Propia de la OMC, Manuel Carmona. Dicha transición se encuentra sometida a la aprobación de una orden de desarrollo por parte del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. “La esperamos como agua de mayo”, ha asegurado el secretario general de la organización, Serafín Romero.

Serafín Romero, secretario general de la OMC.

La acogida al nuevo modelo que más preocupaba antes de que el nuevo modelo de receta se pusiera en circulación. A ese respecto, el secretario general de la OMC ha asegurado que “pese a que en un principio parecían plantearse más problemas que beneficios, éstos últimos han terminado por imponerse”.

El entusiasmo de la OMC no es compartido por los colegios provinciales, que han señalado varios inconvenientes al nuevo modelo. Es el caso del secretario del Colegio de Médicos de Zaragoza, donde se han emitido 405.000 recetas desde el pasado 21 de enero, Ángel Jimeno, que ha señalado la necesidad de incluir la razón social en la receta como uno de los principales contratiempos para unos profesionales que “están resignados ante la implantación del Real Decreto”. Otros colegios, como el de Vizcaya, prácticamente no han notado el cambio al llevar una década aplicando un modelo muy similar.

La otra crítica al funcionamiento de este modelo se centra en el código de validación. “Las farmacias aún no disponen del lector para que se empiece a trabajar con él”, ha asegurado Carmona, que ha admitido que, en estos momentos, el formato físico de la receta sigue siendo el elemento por el que los farmacéuticos se guían. Sobre este mismo aspecto, Serafín Romero ha manifestado que “desde la puesta en marcha de este proyecto pedimos al Ministerio un margen de en torno a tres meses para ir implementado la plataforma” antes de afirmar que este proceso de ‘transición’ finalizará con la “esperada” orden ministerial.

La nueva receta médica, de cuya gestión y distribución e encargan los colegios profesionales, tiene como principal característica la presencia de un código de validación gracias al cual se puede comprobar qué profesional ha prescrito un determinado medicamento y cuál es su especialidad. “Se trata de un sistema para verificar la cualificación”, ha asegurado Romero antes de calificarlo como “muy beneficioso” para prescriptores, farmacéuticos y pacientes.

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