Francisco Pascual, presidente de Socidrogalcohol, explica los retos a los que se enfrenta la organización

"El médico debe transmitir que las adicciones son una enfermedad"
Francisco Pascual, presidente de Socidrogalcohol.


25 abr. 2016 12:00H
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POR CARLOS COROMINAS
Hace ya bastante tiempo que las drogas han dejado de ser una de las principales preocupaciones de los españoles. Desde que en junio de 1988 alcanzara un máximo percepción de riesgo según la encuesta del CIS, la sensación de peligrosidad no ha parado de bajar. Ese año un 49 por ciento de los españoles consideraba el consumo de drogas como uno de los tres principales problemas de la sociedad. Actualmente, apenas un 0,1 por ciento lo considera así.
 
La imagen de las drogas asociadas al VIH y a la delincuencia se ha difuminado como un recuerdo borroso de la década de los 80. Ahora, “la percepción de riesgo sobre las drogas ha caído”, explica Francisco Pascual, presidente de Socidrogalcohol, que advierte: “Los médicos tenemos que aumentar los esfuerzos para divulgar y transmitir que las adicciones son una enfermedad”.
 
Una de las causas por las que, a juicio de Pascual, las drogas ya no preocupan tanto es que “antes la que más se consumía era la heroína que se relacionaba con VIH y con delincuencia”. Actualmente, se consume mucho menos, “el VIH ya no es una enfermedad mortal y se ha conseguido una percepción de riesgo importante”. En su lugar, el alcohol, el tabaco, el cannabis y la cocaína se han convertido en la mayor preocupación de los psiquiatras que trabajan con adicciones.
 
“Son drogas que se consumen en un contexto recreativo y no dan una percepción de riesgo porque se utilizan más para la fiesta que para el dolor”, explica Pascual. Para ilustrarlo, señala que tiene pacientes que pueden renunciar a las drogas consideradas más problemáticas, pero que le dicen: “El porrito no me lo quite, doctor, que esto me relaja”.

Debate y acuerdos
 
Por eso, plantea un debate con todos los actores implicados para tratar de encontrar soluciones: “No puede ser que tengamos una pelea entre los médicos que vamos en contra de las drogas y colectivos pro-cannábicos y fabricantes de alcohol que van a favor”. Para abordarlo, hace un llamamiento a la industria, al Gobierno y a los médicos para que se sienten a hablar y lleguen a acuerdos sobre “qué es bueno y qué no, qué medidas se pueden tomar, qué cantidades son tolerables, si hay alguna droga con utilidades buenas o todas son malas”.
 
En los 80, Pascual se especializó en tratamiento de alcohólicos, pero su trayectoria le ha llevado a tratar a adictos a otras drogas como cannabis, heroína, cocaína y fármacos. Esta última “se ve cada vez más a menudo”. Considera que actualmente no hay un patrón de consumidor habitual: “Las adicciones no tienen sexo, edad profesión, ni raza”.
 
Con esta premisa en mente, su intención es comenzar su trabajo para “homogeneizar los criterios en las comunidades autónomas” ya que “no puede ser que en Valencia se pueda recetar un fármaco para tratar una adicción y en Castilla-La Mancha no me dejen”. Para concluir, se pregunta: “¿Acaso las adicciones no son una patología que viene en los manuales diagnósticos?” 
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