Un nuevo estudio del Hospital del Mar revela cómo esta proteína actúa en la fase más vulnerable de la enfermedad

El investigador Toni Celià-Terrassa explica en Redacción Médica por qué tratar la proteína TIM-3 es clave para prevenir metástasis en cáncer de mama
Toni Celià-Terrassa, investigador.


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Aunque muchos tumores pueden tratarse en su fase inicial, sigue existiendo la amenaza de que la enfermedad reaparezca años después. Es por eso que los investigadores mallorquines Toni Celià-Terrassa y Cristina Rozalén han liderado un estudio donde descubren una nueva vía para frenar la metástasis del cáncer de mama, justo en el momento clave en el que las primeras células tumorales se expanden a otros órganos. Así, Terrassa ha confirmado en Redacción Médica que la proteína TIM-3 tiene un papel fundamental en ese proceso de evasión de células metastásicas.

El estudio ha sido realizado en el Instituto de Investigación del Hospital del Mar junto al Servicio de Oncología y Patología y también ha contado con la participación del Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama (Geicam). El foco recae en la llamada micrometástasis, estadio temprano del cáncer donde las células tumorales viajan a otros órganos sin que haya síntomas o se formen tumores visibles


Las células tumorales se protegen del sistema inmunitario


Los investigadores han demostrado que las células metastásicas usan la proteína TIM-3 para protegerse del sistema inmunitario. Pero, ¿cómo lo hacen? Terrassa explica que esta proteína "activa la vía de señalización de β-catenina", conocida por su papel en "la agresividad tumoral y la inmunosupresión", que hace que las células liberen la molécula IL-1β. Esta, a su vez, "promueve la expansión de células T γδ productoras de IL-17, un tipo de célula inmunosupresora". Es decir, se establece un circuito por el que "se remodela el microambiente inmunológico en las lesiones micrometastásicas, favoreciendo la evasión inmune y la progresión metastásica en órganos distantes".

Para comprobar este proceso se han desarrollado "tecnologías únicas basadas en reporteros de luminiscencia y fluorescencia que nos permitieron monitorizar la expresión de TIM‑3 en tiempo real durante la progresión tumoral en modelos animales", continúa Terrassa. De esta forma, afirma que pudieron demostrar cómo la expresión de TIM-3 es "especialmente relevante" en la fase de micrometástasis. "Además, realizamos experimentos de trazabilidad de linaje celular que confirmaron su papel clave en esa etapa inicial de la colonización metastásica", añade.

Terrassa señala que actualmente ya existen fármacos que bloquean la proteína TIM-3, como "varios anticuerpos monoclonales que se están evaluando en ensayos clínicos, principalmente con otros inmunoterápicos en tumores avanzados diferentes del cáncer de mama". Es cierto que el investigador reconoce que aún no se han aprobado, pero asegura que "estos agentes podrían adaptarse a contextos preventivos como el que proponemos, previa validación clínica".


Definir el perfil del paciente, principal desafío


Estos resultados apuntan a un cambio de estrategia para tratar la enfermedad y Terrassa indica que se podría "evaluar la expresión de TIM‑3 mediante técnicas de inmunohistoquímica en muestras tumorales residuales tras tratamientos neoadyuvantes" para identificar a pacientes con alto riesgo de recaída antes de que se desarrolle una metástasis visible.

Sin embargo, los investigadores son conscientes de que se enfrentan a un gran reto: "Definir bien el perfil del paciente que se beneficiaría del tratamiento". Aunque existen otros desafíos como "superar las barreras regulatorias y económicas para implementar terapias en fases tan tempranas, cuando aún no hay manifestación clínica de la metástasis", indica Terrassa.

El siguiente paso es ampliar la investigación sobre la expresión de TIM-3 "en muestras de enfermedad residual tras el tratamiento neoadyuvante, antes de la cirugía" cuenta Terrassa, para "validar su valor" como biomarcador de alto riesgo: "A medio plazo, nuestro objetivo es diseñar un ensayo clínico dirigido a pacientes con alto riesgo de metástasis y expresión tumoral de TIM‑3, siempre que pueda llevarse a cabo en colaboración con compañías farmacéuticas que desarrollan terapias anti–TIM‑3".

El investigador también confirma que planean estudiar si el papel de TIM‑3 en la metástasis se repite en otros tipos de cáncer más allá del de mama. "Esto debe confirmarse con estudios específicos en cada contexto tumoral", concluye.
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