Jesús Porta-Etessam, presidente de la Sociedad Española de Neurología (SEN).
La
prevención neurológica ya no es cuestión de abordaje cuando nos hacemos mayores. De hecho, cada vez hay más evidencia científica que señala que
el cuidado del cerebro debe iniciarse en la infancia y la adolescencia, mucho antes de que puedan aparecer
enfermedades neurodegenerativas.
Lo que se conoce como 'neuroprevención' es un enfoque centrado en
fomentar hábitos saludables y entornos protectores desde edades tempranas, ya que "muchos de los hábitos de vida los conformamos cuando somos niños o adolescentes".
Así lo subraya
Jesús Porta-Etessam, presidente de la Sociedad Española de Neurología (SEN), en una entrevista con
Redacción Médica, en la que justifica que "países con una gran cultura del deporte mantengan el ejercicio físico durante toda la vida".
La educación como escudo cerebral
Uno de los hallazgos más llamativos de los últimos estudios, explica Porta-Etessam, es la
relación directa entre el nivel educativo y la aparición de enfermedades neurodegenerativas. "Niños que nacen en ambientes socioeconómicos bajos tienen tres veces más riesgo de desarrollar alzhéimer que aquellos que nacen en entornos normales. Pero si, además, no han tenido oportunidad de estudiar, el riesgo aumenta un 450 por ciento", advierte.
Esta diferencia no solo refleja una desigualdad social, sino también biológica. "La educación desde que somos pequeños es fundamental, porque la reserva neuronal que se forma en el cerebro infantil actúa como un factor protector en el futuro", recalca el neurólogo. En otras palabras,
el aprendizaje y la estimulación cognitiva temprana fortalecen las redes neuronales, aumentando la llamada "reserva cognitiva", clave para resistir mejor el deterioro asociado a la edad o a patologías como el alzhéimer.
Pero, la neuroprevención no se limita al estudio. El también especialista en la materia explica que
se debe incluir también la adquisición de hábitos físicos y sensoriales adecuados. "Mantener desde pequeños una rutina de ejercicio físico y una alimentación equilibrada es esencial para el futuro neurológico".
Porta-Etessam también alerta sobre la
"privación sensorial" en la infancia. "Aquellos niños que nacen con dificultades sensoriales, como sordera o problemas de visión, y no son tratados precozmente, presentan un mayor riesgo de desarrollar enfermedades neurológicas en la adultez".
Dormir bien, limpiar el cerebro
Otro pilar clave de la neuroprevención es el sueño. España, según datos de la SEN, se encuentra
entre los países europeos con peor calidad de descanso. El neurólogo y director de la Sociedad recuerda que "hace unos 10 años se descubrió el sistema glinfático, un mecanismo del cerebro que limpia durante la noche proteínas de desecho como el amiloide".
Esta limpieza nocturna es crucial para evitar la acumulación de sustancias relacionadas con enfermedades neurodegenerativas. "
El mal descanso aumenta el riesgo de alzhéimer, y también influye en otras patologías como la migraña", afirma. A este problema se suma un desajuste de los ritmos circadianos. "Somos un país situado al suroeste, pero compartimos huso horario con Berlín. Nos levantamos de noche y nos acostamos tarde. Ese desfase, unido a la costumbre de celebrar eventos a altas horas, perjudica nuestro sueño y, por tanto, nuestra salud cerebra".
El presidente de la SEN es claro también respecto al
cambio horario tan en entredicho en estas últimas fechas. "A día de hoy,
desde el punto de vista neurológico, no tiene ningún sentido. No aporta nada y sí genera trastornos del sueño, especialmente en niños, mayores y personas con enfermedades del cerebro".
Estimulación y socialización: otro entrenamiento mental
Más allá del ejercicio físico y el descanso, la estimulación cognitiva y social es una herramienta potente de neuroprevención. "
Estar cognitivamente activo y mantener relaciones sociales es fundamental. En las personas mayores, simplemente ir a jugar al dominó o conversar ya es una forma de mantener activo el cerebro", señala Porta-Etessam.
Sin embargo, el experto advierte del
impacto negativo del exceso de pantallas en la infancia. "El uso de tablets o móviles genera un estímulo inmediato y una recompensa rápida, dificultando la concentración y la lectura. Además, reduce la socialización presencial con otros niños".
Para la SEN, la solución pasa por
educar en salud desde los colegios. "Entre los 12 y los 14, los alumnos deberían tener una asignatura de salud para explicarles cómo cuidar su cerebro, cocinar de forma saludable o entender por qué el ejercicio mejora la memoria".
Este planteamiento forma parte del
proyecto que la SEN presentará próximamente, fruto de una amplia encuesta sobre hábitos saludables en la población española. El objetivo es ofrecer medidas prácticas y segmentadas por grupos de edad. "No podemos esperar a que lo hagan otros. Nuestra obligación como sociedad científica es dar soluciones y ayudar a aplicarlas", concluye.
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