Juan Carlos Rueda y Martín Vázquez.
El verano es momento de sol, agua y arena. Pero, también es sinónimo de
calor. Y es que los meses estivales suelen ir acompañados de
una importante subida de las temperaturas, la cual puede tornarse en peligrosa. Cuando el mercurio sobrepasa los 40 ºC, la persona puede sentir cansancio o desarrollar mareos y náuseas. En caso de que
la exposición a condiciones extremas sea prolongada, existe la posibilidad de fallecimiento. Es más, esta estación suele cobrarse más de una víctima cada año en España. La mayoría son trabajadores. Pese a que los sanitarios no se encuentran entre las profesiones más afectadas por el ascenso de los termómetros, este
también puede hacer mella en su rutina y, por ende, en su salud. Para ello, el mejor bálsamo procede de
medidas organizativas y de acopio de personal.
Si bien es cierto que la mayoría de profesionales de la salud trabajan en centros aclimatados, un porcentaje se enfrenta al calor extremo de manera regular. Se trata de los integrantes de los servicios de Emergencias y los médicos y enfermeras que llevan a cabo atención domiciliaria. Un grupo de profesionales que
se enfrentan a altas temperaturas en lugares que no suelen estar regulados a nivel térmico.
Ante la imposibilidad de cortar el proceso asistencial, el presidente de la Asociación Española de Especialistas de Medicina del Trabajo (Aeemt), Juan Carlos Rueda, ha remarcado
la importancia de contar con una buena organización en el hospital o centro de salud. "Hay que intentar contar con personal suficiente para garantizar un sistema de rotaciones bien hecho y que permita las paradas", ha puntualizado a
Redacción Médica. Y es que
la falta de efectivos puede derivar en situaciones comprometidas para el personal que padece 'estrés térmico', al no tener el tiempo suficiente para recuperarse de dicha exposición. "Estos profesionales requieren de un momento de descanso más prolongado", ha agregado.
"Hay que contar con personal suficiente para garantizar un sistema de rotaciones bien hecho y que permita las paradas"
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Asimismo, el especialista ha destacado que cambios de turno se deben organizar en torno a las horas de menor calor de la jornada, con el objetivo de evitar el temido 'choque de temperaturas', que puede derivar en malestar en el sanitario. Aprovechar las horas menos calurosas del día también es clave para el vocal de Enfermería del Trabajo del Consejo General de Enfermería, Martín Vázquez. Motivo por el que señala que las visitas domiciliarias y a pacientes crónicos
se deben agendar en el momento más fresco de la jornada. "Hay que intentar que estas actuaciones se ubiquen a primera hora de la mañana", ha indicado a este diario.
¿Posibilidad de parón?
La Ley de prevención de riesgos laborales señala que
los trabajadores pueden detener su actividad si esta entraña un riesgo para su salud o vida. En este sentido, el calor extremo se considera razón para frenar las labores profesionales. Sin embargo,
rara vez sucederá esto en el sector sanitario. "Al final, estamos acostumbrados a trabajar en situaciones anormales", ha afirmado Rueda. "No creo que nadie se plantee parar por calor en mitad de un servicio", ha concordado Vázquez.
"No creo que nadie se plantee parar en mitad de un servicio"
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No obstante, los sanitarios que llevan a cabo sus funciones en el exterior sí que
pueden considerar determinadas recomendaciones para paliar los efectos del calor durante su trabajo. El vocal de Enfermería del Trabajo ha aconsejado mantener una temperatura agradable y no muy baja en los vehículos de desplazamiento hacia
los domicilios, con el objetivo de evitar el 'choque térmico' al salir. También realizar la asistencia en la parte más fresca de la vivienda, en caso de que no esté aclimatada. Si la intervención se produce en la calle, el sanitario debe intentar trasladar al paciente al hospital lo antes posible para esquivar el calor. En caso de tener que atenderlo en el mismo lugar, se recomienda aprovechar cualquier artefacto que proporcione sombra. "Carpas, parasoles o la propia ambulancia pueden servir para reducir la temperatura", ha enumerado.
Actuación particular
Más allá de la propia intervención, el sanitario debe seguir unas pautas para evitar ser víctima de un golpe de calor. Por ello, las recomendaciones para el resto de la población se extienden a este colectivo. El presidente de Aeemt ha aseverado que el profesional ha de
estar bien hidratado, alimentado y descansado. De ahí que la toma de agua, bebidas con sales minerales y fruta fresca y un correcto sueño sean fundamentales para soportar la cifra que marca el termómetro. Vázquez ha recalcado la relevancia de utilizar bloqueadores solares y vestir ropa ligera.
Rueda ha añadido que el lugar de trabajo tiene que garantizar áreas de descanso en las que el personal pueda acceder a los mencionados materiales y escapar de las condiciones meteorológicas adversas. Asimismo,
debe de permitir la recuperación de la plantilla mediante un sistema de pausas efectivo. La relajación forma parte de las estrategias clave para el combate del calor.
"Los sanitarios también deben de ser conscientes de su propia salud"
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Pese a que algunas de estas recomendaciones deben ser aplicadas por el centro, otras son responsabilidad del propio trabajador. "Hay que ser consciente de la salud propia", ha comentado el facultativo. Motivo por el que seguir estos consejos es imprescindible para preservar un buen estado físico y poder dotar de la mejor atención al paciente. A su vez, en caso de sentir fatiga muscular, disminución del nivel de consciencia, piel caliente y seca, náuseas o vómitos, hay que
alertar lo antes posible a un compañero. Y es que el golpe de calor puede llegar en cualquier momento. Por desgracia, este es tan tradición veraniega como la playa.
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