Un profesor de Inmunología es el centro de estos ataques, que ha denunciado a la Policía

La homofobia llega a la Facultad de Medicina: "Maricón y socialista"
Alfredo Corell, el profesor de Medicina que ha denunciado insultos homófobos.


28 nov. 2018 9:20H
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Alfredo Corell es profesor de Inmunología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid (UVA), y está sufriendo una campaña de difamación homófoba, que también ataca a su libertad de pensamiento político. Y es que en pasillos, tablones de anuncios y otros espacios del centro han aparecido carteles en los que se puede leer "Corell, maricón y socialista".

Otros episodios homófobos sufridos


El profesor dice que la insititución académica le está apoyando en este trance, que ya ha denunciado a la Policía. Según ha relatado en Twitter, no es la primera vez que se encuentra en ante una situación homófoba en el centro: "Sí que ha habido alguna en esta facultad. Un año me retiraron de la orla por el delegado, que no quería homosexuales en ella. Y un director de departamento, cuando me casé, le pedí el permiso de boda y no quiso felicitarme porque no lo aprobaba".

Reflexión en la red social


El profesor de Inmunología ha querido darle máxima difusión a lo que le está sucediendo, para concienciar a la sociedad. En su cuenta de la red social Facebook ha escrito: "Lo que lees está pasando hoy. Aunque parezca inaudito y nos lleve a pensar en tiempos pasados. Creo que tenemos que replantearnos el concepto de convivencia. Y sí, repito, aunque parezca anacrónico e increíble, me ha pasado a mí. Este papel que veis en la fotografía existe y se ha distribuido en mi lugar de trabajo, en tres ocasiones (que yo sepa, al menos); por las escaleras, en los pasillos, en la puerta de la facultad; junto a la puerta de mi despacho, en el tablón de anuncios de mi departamento... Ése, al que señalan como 'Corell maricón y socialista', soy yo. La acción (abominable donde las haya) se realizó con la cobardía del anonimato, empezando por la frialdad de su diseño, su fotocopiado, el recorte, hasta su calculada distribución".

Silencio cómplice



"Al delito ha contribuído el silencio cómplice que se ha creado a mi alrededor"


La reflexión de Corell prosigue: "Yo no he visto el delito. Por desgracia, a ello ha contribuido el silencio cómplice que se ha creado a mi alrededor. Me he enterado de los hechos, casualmente, diez días después de que acontecieran. Todos los que lo habían visto pensaron que, quitando de en medio estos papeles (retirándolos por la mañana temprano, ocultándolos o, simplemente, eliminándolos…) se acabaría el problema. Trato de entender ese axioma que dice que 'De lo que no se habla no existe'. No les puedo culpar por esta actuación (en muchos casos, ya digo, con una clara intención de protegerme del daño), pero se equivocaron, además de ocultar pruebas".


Delito de odio


En su post el profesor de Inmunología ahonda en que "hoy denuncio públicamente estas acciones como un delito de odio. Lo hago después de haber realizado la denuncia formal en la Facultad de Medicina y en la Universidad de Valladolid, y tras haber notificado los hechos ante la policía, que ya está realizando la correspondiente investigación".

Agradecimiento



"Solo denunciando estas acciones dejarán de dañar a otras personas. Callarme no puede ser una opción"


En sus palabras también hay un reconocimiento a la institución en la que trabaja: "Estoy enormemente agradecido a las autoridades académicas de la Facultad y la Universidad por su apoyo incondicional, desde el primer momento. Me han ofrecido todas las herramientas a su alcance para investigar los hechos y, en la medida de lo posible, identificar a los/las agresores. La policía ha actuado con empatía, profesionalidad y agilidad ante la denuncia. No debo dar más información para no interferir en su investigación; aunque quiero aprovechar esta nota para pedir que, si alguien más tiene información de primera mano, se ponga en contacto conmigo, en privado".

Avanzar para ser una sociedad mejor


Finaliza el texto en Facebook indicando que "estos hechos son difíciles de contar con objetividad. La perplejidad de los primeros instantes (dolorosos, repugnantes, e incluso ridículos) se convirtió, luego, en ira hacia los agresores anónimos. Voy contándolo poco a poco, en mi entorno, a quienes me importan. Tengo además la convicción de que estas acciones hay que denunciarlas e investigarlas, además de condenar a sus responsables. No indican nada sano de sus autores. Creo sinceramente que sólo así avanzaremos y seremos una sociedad mejor. Sólo denunciando estas acciones dejarán de dañar a otras personas. Yo necesito hablarlo, y confieso que, ver mi nombre en un acto tan violento como este, me resulta tan aterrador como penoso. Callarme no puede ser nunca una opción.

Sí, hoy han venido a por mí…"
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