Un programa de la SEMI promueve una estrategia para centrarse en el paciente y enfrentar la cronicidad

Interna fija 77 estándares para adaptar el proceso asistencial al futuro
Emilio Casariego, presidente de SEMI.


22 sept. 2016 17:00H
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POR REDACCIÓN
El incremento de la actividad asistencial supone un gran reto para los servicios de Medicina Interna de los hospitales españoles. El diagnóstico, tratamiento y manejo de los pacientes más complejos obliga a ser más exigentes estándares de calidad.
 
Ante este escenario, la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) ha promovido el proyecto ‘Los Servicios de Medicina Interna en el Sistema Nacional de Salud del S. XXI: Estándares de organización y funcionamiento para un servicio centrado en el paciente’, desarrollado bajo la dirección de la Fundación Instituto para la Mejora de la Asistencia Sanitaria (IMAS) que propone 77 estándares, 47 mandatos y 30 recomendaciones, para mejorar la calidad asistencial de la Medicina Interna.
 
Los resultados de este informe se presentan en el marco de la XVI Reunión de Jefes de Servicio de Medicina Interna que reúne en Madrid a cerca de 100 jefes de servicio de medicina interna los días 23 y 24 de este mes.
 
Este estudio, que tiene como objetivo definir cómo debe ser la organización asistencial y los estándares de calidad de los servicios de Medicina Interna para los próximos años, se suma al estudio Registro y Calidad en Medicina Interna (Recalmin) en el que se analizaban los datos asistenciales y las asociaciones entre los datos de estructura, actividad y procesos con indicadores de eficiencia, calidad y resultados en salud, conformando el proyecto global ‘La visión de la Medicina Interna en la Sanidad del S.XXI’.
 
Para el doctor Emilio Casariego, presidente de la SEMI, “este documento supone un instrumento de mejora continua de la calidad y eficiencia de las unidades de medicina interna y propone estándares de calidad bajo un acercamiento novedoso”. Casariego destaca que hasta ahora las diferentes propuestas se basaban más en las modalidades asistenciales, es decir, en la estructura de los hospitales del SNS (hospitalización, consulta externa, hospitalización de día, etc.) y no en el proceso asistencial”
 
Por ello, considera que esta aproximación es clave ante uno de los mayores retos de la Medicina Interna y el Sistema Nacional de Salud: la gestión clínica del paciente crónico complejo”.
 
Estándares de calidad en los procesos asistenciales
 
La atención al paciente agudamente enfermo hospitalizado (incluyendo a pacientes con condiciones crónicas descompensadas o con patologías intercurrentes), el apoyo de consultoría a atención primaria u otras especialidades y la atención al paciente crónico complejo son los procesos clave en las Unidades de Medicina Interna (UMI). Por eso, el documento recoge estándares para cada situación.
 
Así, por ejemplo, en el caso del paciente hospitalizado, se indican estándares en el momento del ingreso, durante el seguimiento (se recomienda evitar estancias innecesarias, utilizar el ingreso como tiempo de educación sanitaria del paciente y dotar a las UMI de personal de enfermería suficiente, entre otras medidas). También se aborda la planificación del alta y al alta (el informe de alta debe incluir un plan de actuación y la conciliación de la medicación y estar a disposición de los profesionales de continuidad en la asistencia), tanto cuando el internista es el médico directamente responsable  como cuando se trata de una interconsulta.
 
En el caso de apoyo de consultoría a atención primaria el objetivo principal es disponer de procesos ágiles que permitan priorizar a los pacientes más graves y diagnosticar con rapidez.
 
Por su parte, en la atención al paciente crónico complejo la asistencia tiene por objeto la atención sistemática a pacientes en los que, en numerosas ocasiones, convive la cronicidad con la dependencia y fragilidad asociadas a las etapas avanzadas de la vida.  
 
En la atención de estos pacientes, entre otras propuestas, se recomienda, por un lado, extender el uso de los sistemas de telemedicina para mejorar el control domiciliario, evitar consultas presenciales innecesarias y atender con prontitud las descompensaciones agudas. Por otro, se busca evitar en lo posible la hospitalización convencional, dados los riesgos que puede tener para estos pacientes.
 
Estructura organizativa, formación e investigación
 
El informe también incluye estándares de estructura organizativa y procedimientos, formación e investigación. En este sentido, las UMI deben disponer de un plan de formación continuado basado en el desarrollo de competencias profesionales y llevar a cabo proyectos de investigación, en especial aplicada. Según el informe, todos los médicos internistas deberían dedicar al menos un 20% de su tiempo a aspectos organizativos y de gestión así como de formación continuada e investigación. Este tiempo se incrementa al 40% en el caso de los tutores y al 60% en el de los responsables de la Unidad.
 
Claves del escenario de la sanidad del S. XXI
 
El informe “La Visión de la Medicina Interna en la sanidad del s. XXI” define las claves del entorno en el que se van a desempeñar las Unidades de Medicina Interna, entre otras: la Medicina Interna debe tener un papel central en el manejo integral del paciente crónico complejo, el adulto con difícil diagnóstico sin enfermedad órgano-específica y del paciente crítica y agudamente enfermo; debe también aumentar el control sobre el gasto sanitario y la rendición de cuentas;  hay que aumentar los instrumentos de cohesión para no aumentar las desigualdades en salud; es necesario el desarrollo de un nuevo liderazgo médico; las expectativas de los ciudadanos tenderán a ser más exigentes en relación con la capacidad de elección y la transparencia; el SNS no está preparado todavía para la cronicidad; el hospital deberá asumir una red integral de servicios sanitarios y sociosanitarios; se producirán importantes cambios tecnológicos y tenderán a modificar el funcionamiento del sistema sanitario.
 
 
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