Hasta 14 sociedades científicas forman una alianza para prevenir su consumo y mejorar la asistencia sanitaria

 Plan de acción para evitar el abuso del alcohol en España con cribados y control de daños
Plan de acción para evitar el abuso del alcohol en España


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El consumo de alcohol es la segunda causa prevenible de mortalidad en nuestro país con cerca de 15.000 fallecidos por año. Escenario que demanda una mejora de la asistencia sanitaria y social. En concreto, los profesionales sanitarios creen que se debería impulsar el cribado por parte de sociedades científicas y Administraciones sanitarias,además de programas específicos de formación en pregrado y postgrado, así como en la formación continuada de los servicios de salud. 

Una intervención, que "se ha mostrado moderadamente efectiva en personas adultas", tal y como resaltan de forma unánime hasta catorce sociedades científicas - entre las que figuran SEMI, Semergen, SEGO y SEN- a través de un documento de posicionamiento sobre el consumo de alcohol en España. En este punto, ven necesario considerar una financiación sostenible y contemplar programas de reducción de daños por alcohol. Tanto médicos como enfermeras de los diferentes niveles asistenciales, insisten, de igual modo, en la mejora de la asistencia a pacientes con problemas derivados del alcohol, "evitando el estigma cuando acceden al sistema sanitario". 

"Destacamos la importancia de promover los embarazos y la crianza libres de alcohol, insistiendo en la necesidad de consumo cero, siendo fundamental el apoyo de la pareja y entorno", explican, como parte del compromiso adquirido para la prevención del abuso de estas bebidas y sus consecuencias derivadas.


El consumo responsable no existe 


Y es que, el alcoholismo supone una enorme carga de morbilidad para más de 200 enfermedades y problemas de salud como la hepatopatía crónica por alcohol, que es la primera causa de trasplante hepático en nuestro país; las enfermedades cardiacas, vasculares, (hipertensión arterial, insuficiencia cardiaca, ictus, cirrosis, fibrilación auricular y hasta 7 tipos de cánceres diferentes), así como adicción, psicopatologías, lesiones y problemas sociales.  En menores de edad, además, altera el desarrollo cerebral y predice problemas futuros de comportamiento y rendimiento académico.

Por este motivo, consideran "imprescindible financiar programas de investigación dirigidos a la prevención de los problemas relacionados con el alcohol, a la traducción de sus hallazgos en medidas políticas basadas en la evidencia y a la evaluación de impacto en salud de su implementación". 

Tanto el consumo habitual de riesgo como el consumo intensivo ocasional (binge drinking) se asocian con problemas de salud. Es por ello que, tal y como recalcan los profesionales, "no existe ningún nivel de consumo beneficioso para la salud -por lo que no son aceptables los términos 'consumo moderado' ni 'consumo responsable'- y por tanto, ningún profesional sanitario debe recomendarlo. El objetivo de esta alianza no es otro que promover la filosofía de que, respecto al alcohol, 'cuanto menor sea el consumo, mayores serán los beneficios para la salud' ya que no existe un umbral de consumo seguro de esta sustancia.

"Si bien el consumo cero de alcohol puede no ser una meta inmediatamente alcanzable para toda la población, resulta imprescindible en determinados grupos y circunstancias: personas menores de edad, jóvenes, durante la gestación y la crianza y entre las personas que conducen vehículos. En estos casos, la abstención total debe constituir un objetivo innegociable para la Salud Pública".

Prohibición de las happy hours 


De hecho, las sociedades científicas van más allá al reclamar una reducción de la oferta a través de la regulación estricta de los puntos de venta, horarios y accesibilidad, "especialmente para las personas menores de edad". Ven importante regular, por tanto, la exposición de las bebidas alcohólicas en locales de venta y supermercados, además de prohibir, en la hostelería, "ofertas y promociones 2x1, happy hours, etc". "Hay que evitar divulgar premios y sorteos dirigidos a jóvenes en internet, prohibir venta de bebidas para niños que emulen bebidas alcohólicas", añaden. 

En esta línea, son partidarios de endurecer la regulación de la publicidad, esd decir, la promoción y el patrocinio, directo o indirecto, de las bebidas alcohólicas en medios convencionales y digitales -incluidas las publicaciones de los influencers-, especialmente en recintos educativos y deportivos, o cualquier espacio donde acudan personas menores. "Las bebidas 0,0 también deben estar incluidas en esta regulación por evocar el consumo de bebidas alcohólicas y servir de puerta de entrada a personas que no deben consumir alcohol". 

Dentro de este contexto, proponen desarrollar un etiquetado de las bebidas alcohólicas con mensajes sobre contenido energético, el perfil nutricional, los riesgos en personas menores de edad y embarazadas, los riesgos en conducción de vehículos y los riesgos genéricos para la salud, incluido algunos tipos de cáncer. Dicho etiquetado, afirman, tendría "evidencia científica en la reducción del consumo de alcohol y la protección de la ciudadanía frente a la manipulación de colectivos con intereses económicos en la producción, distribución y su comercialización. Las personas consumidoras tienen derecho a esta información para tomar sus decisiones". 


Mayores impuestos al alcohol 


Reducir el impacto en la salud de las bebidas alcohólicas también pasa por acotar la demanda, "en primer lugar, alineando los impuestos del alcohol con la media europea (actualmente son sensiblemente más bajos) para reducir el consumo, especialmente en menores y población vulnerable. Según los profesionales sanitarios, el impuesto debería tener dos componentes, "uno lineal para todas las bebidas con alcohol (precio mínimo unitario) y otro proporcional al grado alcohólico". 

Entre las líneas de acción prioritarias también figura la vigilancia del consumo de alcohol en la vía pública, "apelando a que los ayuntamientos cumplan sus propias normativas al respecto". También sugieren sustituir las multas por este comportamiento "por el acceso a programas educativos sobre el alcohol", los cuales, deberían incorporar "la participación de las familias". "Estos programas deben basarse en experiencias exitosas, estar bien evaluados y
contar con la participación e implicación de la comunidad educativa en su conjunto (alumnado, familias y profesorado), y sin participación de la industria del alcohol. 

De igual forma, creen que habría que impulsar la creación y promoción de espacios de ocio y alternativas saludables destinadas especialmente a la población joven y a las familias, "con el fin de normalizar conductas de no consumo y actitudes positivas hacia un estilo de vida libre de alcohol". 
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