Asturias y Navarra, entre otras CCAA, aplican los primeros modelos

La historia clínica digital, primera aplicación del 'big data' en crónicos
Laura Muñoz, de la Consejería de Sanidad de Asturias, durante su intervención,


5 mar. 2017 17:30H
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POR @JAVIERBARBADO
Una vez conseguido que la mayoría de los españoles figure estratificado, en función de su grado de enfermedad crónica, en los registros informáticos a gran escala (como el Conjunto Mínimo de Bases de Datos –CMBD– o su incipiente adaptación a la Atención Primaria –véase información anterior–), llega el momento de convertir los números en estrategias útiles para los pacientes.

En este sentido, Luz Fidalgo, del Ministerio de Sanidad; Laura Muñoz, de la Consejería de Sanidad de Asturias, entre otros ponentes del Congreso organizado por la SEMI y la Semfyc, han dado a conocer algunos avances del “salto de los datos” a la práctica clínica.

Así, ha trascendido en este Congreso que el Principado de Asturias, por ejemplo, ha incorporado a sus registros biométricos una nueva herramienta, el CIP autonómico, que equivale a la tarjeta sanitaria, está pensado para generalizar el control de la historia clínica del paciente e incluye un resumen de ésta al que tiene acceso cualquier especialista sanitario sin necesidad de rehacer el historial del enfermo cuando lo explora.

“Nos propusimos desarrollar los sistemas de información asistencial para tener una historia clínica por paciente”, ha revelado. “Además, se buscaba un resumen del historial para cada enfermo, lo que suponía generalizar la historia clínica electrónica en todos los centros de salud, hospitales y demás instituciones asistenciales”, ha explicado Laura Muñoz, de la Consejería de Sanidad de Asturias.

A la hora de llevarlo a la práctica, las carencias informáticas se detectaron en los hospitales más que en Primaria. “Una serie de concursos públicos consiguieron informatizar la historia clínica electrónica de once de los hospitales autonómicas; en el Central de Asturias (HUCA) se hizo en 2014, más tarde”.
 
En la Atención Especializada se aprovecharon los sistemas electrónicos instalados, como el Selene, Millennium y OMI-AP, y se añadió, en efecto, un identificador único llamado CIP autonómico, “la evolución de la tarjeta sanitaria” cuyos datos se almacenan en el llamado índice maestro de pacientes, una especie de big data al que tiene acceso los médicos.

En Primaria, “hoy, más de 30 por ciento de los informes médicos se leen en la primera semana tras su recepción gracias a estos avances”, ha reseñado.

El caso de Navarra, también modélico para el SNS

Por su parte, Luz Fidalgo, representante del Ministerio de Sanidad del proyecto nacional de receta electrónica, ha precisado que, en Navarra, se usa la tarjeta sanitaria de origen, sin importar la comunidad autónoma de procedencia, para obtener el medicamento prescrito por el médico, “situación ideal que deseamos reproducir como modelo en toda España”.
 
Asimismo, ha mencionado la movilidad transfronteriza en Europa como otro de los objetivos del Gobierno de España.
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