La cooperación entre Servicios puede verse lastrada por una información insuficiente o una historia clínica inadecuada

La gestión de las interconsultas, el principal reto de los internistas
Laura Pérez, internista del Hospital Ramón y Cajal; Ana Granados, facultativa del Parc Taulí; y Eduardo Montero, coordinador de Asistencia Compartida y Medicina Consultiva de la SEMI.


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La interconsulta (IC) es el modelo organizativo más habitual mediante el cual los diferentes servicios asistenciales dan soporte a otros, aportándoles conocimientos y habilidades propios de su especialidad. Aunque en un primer lugar esta práctica puede parece resolutiva, puede llegar a ser muy compleja si no se ejecuta bien.

Una de las especialidades más consultadas, por lo general, es Medicina Interna. Y es que se trata de una rama que destaca por su multidisciplinaridad, lo que la hace única y transversal. "La interconsulta es el sistema de relación entre los servicios hospitalarios". Ésta ha sido la definición que ha dado Laura Pérez, médica del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario Ramón y Cajal, en la IX Reunión de Asistencia Compartida y Medicina Consultiva, organizada por la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI).

Para la facultativa, lo más importante de esta 'cooperación' entre profesionales es la colaboración entre las dos partes, "el consultor y el solicitante". No obstante, existen determinados problemas a la hora de su ejecución. Entre ellos, la comunicación, la disponibilidad de ambos agentes, la duplicidad de la misma o su ínfima valoración por la otra parte. "Hay veces que incluso se solicita una interconsulta cuando no es necesaria", ha explicado. Una situación que implica cierto deterioro en la atención de los pacientes.

Las claves de las interconsultas en Medicina


Aun así, es posible lograr que una interconsulta se convierta en un instrumento útil en la asistencia sanitaria. Eso sí, debe seguir una serie de 'claves'. El encargado de explicarlas en la 'Mesa Redonda: Los Residentes y las Interconsultas' ha sido Eduardo Montero, coordinador del Grupo de Trabajo de Asistencia Compartida y Medicina Consultiva de la SEMI. Una información dirgida a los centenares de médicos que realizaron el MIR 2025 y decidirán su futuro profesional a lo largo del mes de mayo y a los ya residentes (R1, R2, R3, R4 y R5).

Según ha subrayado el especialista, las IC se solicitan "para obtener un diagnóstico o tratamiento, una segunda opinión, para realizar un procedimiento, por sobrecarga del solicitante, para reducir la propia ansiedad o por petición del paciente". Las tres últimas causas citadas dejan entrever la complejidad de su adecuada ejecución, ya que, en ocasiones, como se ha mencionado anteriormente, no son justificadas

Eduardo Montero, coordinador del Grupo de Trabajo de Asistencia Compartida y Medicina Consultiva de la SEMI.


Los principales problemas llegan cuando se solicita. El receptor de la solicitud, que suele ser un internista, puede encontrarse con múltiples escenarios. Entre ellos, una información insuficiente de primeras, una historia clínica inadecuada -si la hay-, repeticiones injustificadas o que la patología sea propia del solicitante. Por ello, los especialistas en Medicina Interna "deben estar preparados para cualquier posibilidad".

Explorar al paciente antes de recomendar


Para Montero, se tienen que evitar las consultas informales, es decir, los casos en los que se recomienda sin haber visto ni explorado al paciente. "Ahora mismo, son la gran mayoría, ya que se suele dar una respuesta en los hospitales desde la historia clínica electrónica, y esto implica un gran riesgo", ha alertado. Lo que nunca se debe hacer es no responderla a tiempo. Básicamente, porque es "una falta grave de profesionalidad y de ética".

La respuesta, además, tiene que ser "una recomendación". "Solicitar pruebas o tomar decisiones sin consultar podría generar problemas de coordinación", ha matizado. Además, es importante que el residente o el médico que la conteste tenga en cuenta las siguientes apreciaciones: hablar siempre con el solicitante o el responsable actual, contestar por escrito y verbalmente un resumen de lo que se ha hecho y, sobre todo, usar un lenguaje que se entienda, entre otros.

A la hora de decidir cerrar una interconsulta, vuelven los problemas. "La IC solo se debe cerrar cuando se emite una opinión una vez recibidos los estudios solcitados, si existen, y no precisa seguimiento por parte del consultor, o dicho seguimiento es capaz de asumirlo el especialista solcitante", ha explicado Montero. De hecho, tal y como ha manifestado el internista, "es un error mantenerla abierta si no es estrictamente necesario".

Un instrumento 'fundamental' para la sanidad


Aun así, independientemente de las dificultades que puedan originar, pueden ser un gran instrumento para la sanidad. "Son un escaparate de la organización, profesionalidad y prestigio, tanto del Servicio que la solcita como del que contesta. Un Servicio que funciona bien con las interconsultas funciona bien con todo lo demás", ha apuntado.

De hecho, para hacer hincapié en la importancia de las interconsultas, Peréz ha compartido con los presentes al evento los resultados de un estudio sobre las interconsultas realizadas en el Hospital Universitario Príncipe de Asturias. Un centro que atiende a 347.421 pacientes y cuenta con 600 camas, por lo menos en 2010, fecha en la que se llevó a cabo la investigación.

Laura Pérez, médica del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario Ramón y Cajal.


Se trata de un estudio observacional y retrospectivo, cuyo objetivo fue describir el número y las características de las solicitudes de interconsultas de un hospital general en sus diferentes áreas asistenciales. Tras un filtrado para seleccionar una muestra adecuada, participaron en esta iniciativa 21.120 pacientes, con edades comprendidas entre los 14 y los 105 años.

Los resultados son claros. La media de edad de los pacientes por los que se solicitó una interconsulta fue de 56 años y el 40 por ciento fue sometido a intervención quirúrgica. Concretamente, el número de interconsultas fue de 8.377 a 4.270 pacientes y el área médica, de las estudiadas (quirúrgica, obstétrica, otras áreas), fue la que más recibió y solicitó. El ejercicio de estas prácticas varió según los meses y los días. Los lunes fueron los días donde más interconsultas se solicitaron y los meses con mayor sobrecarga fueron marzo, noviembre, diciembre, julio y agosto.

Unos datos que ponen en el foco, una vez más, la importancia de una buena ejecución de éstas, ya que forman parte del día de los facultativos y, sobre todo, de los internistas. ¿Cuál es el reto? Darles el valor que se merecen y llegar a una buena coordinación.

Asistencia compartida con Psiquiatría


Aun así, para Montero, la asistencia compartida da mejores resultados que las interconsultas. De hecho, tal y como ha explicado Pérez, en el caso de Medicina Interna y Psiquiatría, "tiene beneficios clínicos directos para los pacientes y eleva la calidad asistencial, además de generar beneficios económicos, ya que la estancia hospitalaria necesaria se optimiza para el despistaje, diagnóstico y tratamiento de posibles patologías médicas subyacentes". 

"La salud mental es muy diversa, y las personas ingresan en servicios psiquiátricos por una amplia variedad de razones y con cuadros clínicos muy diferentes. Aunque cada caso es único, siempre se pueden identificar unos patrones comunes", ha matizado la internista y secretaria del Grupo de Trabajo de Asistencia Compartida de la SEMI. Y es que entre estos patrones comunes figuran las descompensaciones de la patología psiquiátrica de base, por la que los pacientes suelen experimentar una crisis aguda de su patología psiquiátrica, caracterizada por síntomas severos, riesgo inminente y/o un deterioro funcional significativo que imposibilita su manejo ambulatorio.

El ingreso de estos pacientes es una medida temporal cuyo objetivo es estabilizar la crisis aguda, garantizar la seguridad, realizar una evaluación completa y ajustar o iniciar un tratamiento que permita a la persona regresar a su entorno con un mejor nivel de funcionamiento. En este contexto, la asistencia compartida de Medicina Interna en Psiquiatría resulta fundamental, dada la complejidad de manejo y seguimiento de estos pacientes, ya que a menudo minimizan u omiten síntomas clínicos.

Cirugía bariátrica y Registro REGIO


Por otro lado, el encuentro sirvió para profundizar en la cooperación entre los internistas y los cirujanos especializados en cirugía bariátrica y, además, se presentaron los resultados del Registro REGIO, que ha reclutado a 1.230 pacientes. El objetivo de este estudio es describir las características clínicas de los pacientes oncológicos (con tumor sólido) ingresados en planta de hospitalización.

Pero no solo eso, ya que también fueron protagonistas del evento los residentes. Siete internistas formados de toda España tuvieron la oportunidad de exponer enfrente de sus compañeros diferentes casos clínicos en los que el éxito de la asistencia compartida se viera reflejado. Unos beneficios y ventajas que hasta los profesionales más amateurs son capaces de detectar.
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