Jacinto Bátiz modera una mesa de controversia sobre esta práctica en el XXIV Congreso Nacional de Medicina de Familia

“Tan grave es abusar de la sedación como no aplicarla cuando es necesaria"
Jacinto Bátiz ha moderado una mesa de controversia sobre cuidados al final de la vida en el XXIV Congreso Nacional de Medicina General y de Familia.


18 may. 2017 19:40H
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El responsable del Grupo de Trabajo de Bioética de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), Jacinto Bátiz, ha moderado una mesa de controversia sobre cuidados al final de la vida en el XXIV Congreso Nacional de Medicina General y de Familia.

“Cuando existe una adecuada indicación para la sedación paliativa, la objeción de conciencia no tiene cabida, como tampoco sería posible objetar ante cualquier otro tratamiento correctamente indicado”, asegura el experto, para quien “tan grave es abusar de la sedación como no aplicarla cuando es necesaria para el paciente”.

En ese sentido, defiende “hay enfermos que, a pesar de todos los tratamientos disponibles, tienen en algún momento de la evolución de su enfermedad (oncológica o no), uno o más síntomas refractarios al tratamiento que le provocan un sufrimiento insoportable. Esto obliga al médico a disminuir la consciencia del enfermo para garantizar una muerte serena”.

Jacinto Bátiz considera que la sedación paliativa ha de considerarse actualmente como un tratamiento adecuado para aquellos enfermos que son presa de sufrimientos intolerables y no han respondido a los tratamientos adecuados. “Cuando la sedación está indicada y existe consentimiento, el médico tiene la obligación de aplicarla. En esa situación, si un médico se negara a realizarla, el paciente o en su defecto, la familia, la podría exigir como un derecho, que se corresponde con el deber profesional del médico”.

Último recurso

La sedación en la agonía representa el último recurso aplicable al enfermo para hacer frente a sus síntomas biológicos, emocionales o existenciales, cuando otros recursos terapéuticos hayan demostrado su ineficacia. Cuando el médico seda al enfermo que se encuentra sufriendo en fase terminal y lo hace con criterios clínicos y éticos “no está provocando su muerte, está evitando que sufra mientras se muere; está realizando una buena práctica médica”, considera el doctor.

En conclusión, “el enfermo tiene derecho a no sufrir cuando padece una enfermedad avanzada incurable en fase terminal”. Eso sí, Bátiz puntualiza que será un derecho “siempre que esté indicada”, por lo que no debe tomarse como “una sedación a la carta”
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