Diversos profesionales han extraído las conclusiones tras una encuesta en la que han participado 37 entidades

Sanitarios publican un informe en que se recogen las experiencias vividas y los aprendizajes para un sector de la salud más preparado tras el apagón
Pasillo de un hospital.


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Casi dos meses después del apagón generalizado que afectó al suministro eléctrico y a las comunicaciones en España y Portugal, que tuvo lugar el pasado 28 de abril, diferentes profesionales sanitarios publican un informe en que se recogen las experiencias vividas y los aprendizajes para un sector de la salud más preparado. Uno de ellos es que es necesario revisar y actualizar los planes de autoprotección incorporando los aprendizajes obtenidos de esta experiencia, así como que se promueva la formación específica para profesionales.

El informe se divide en cinco ámbitos: gobernanza y toma de decisiones ante la emergencia, control y optimización del suministro eléctrico, gestión de comunicaciones internas y coordinación con agentes externos, respuesta a incidencias secundarias, y formación y preparación de los equipos.

En el primero de estos, el principal aprendizaje es que el apagón evidenció que algunos planes de autoprotección no contemplan de manera adecuada escenarios externos y/o prolongados en el tiempo. Por ello, es necesario revisarlos y actualizarlos, especialmente en lo relativo a las afectaciones por cortes prolongados del suministro eléctrico, teniendo en cuenta la continuidad y priorización de la actividad asistencial.

También es fundamental que los planes garanticen los aspectos logísticos esenciales, como el abastecimiento de alimentos y otros recursos básicos, como el suministro de agua.

Formación y preparación de sanitarios


En cuanto a la formación y preparación de los equipos, el informe apunta que el personal mostró una buena capacidad de adaptación y respuesta durante la crisis, asumiendo funciones clave en la gestión de la emergencia. Además, en algunos centros, profesionales con experiencia previa en situaciones similares desempeñaron un papel relevante en la coordinación y toma de decisiones.

En ese sentido, como aprendizajes, se remarca que se debe promover la formación específica para la gestión de situaciones de emergencias, dirigida a los diferentes perfiles profesionales, y que se debe planificar y realizar simulacros periódicos para poner a prueba los protocolos y detectar áreas de mejora.

Los autores del informe también destacan que el apagón general puso a prueba la capacidad de respuesta y resiliencia del sistema sanitario. En el ámbito de control y optimización del suministro eléctrico, se enumeran como aprendizajes el refuerzo del mantenimiento preventivo de los sistemas críticos, incluyendo las revisiones puntuales de los grupos electrógenos; revisar los sistemas conectados a la línea preferente y valorar la incorporación de aquellos no conectados actualmente, pero esenciales; y estudiar la capacidad de autonomía de los centros proveedores y valorar si es suficiente o si es necesario incrementar esta autonomía.

Sobre la respuesta a incidencias secundarias, se pone el foco en incorporar protocolos específicos para la gestión de incidencias derivadas una vez superada la crisis principal. Por último, sobre gestión de comunicaciones internas y coordinación con los agentes externos, se hace hincapié en que el apagón evidenció la importancia de garantizar la comunicación externa en situaciones de emergencia. "Es necesario disponer de sistemas de comunicación que no dependan exclusivamente de operadoras externas", se refleja.

Relacionado con esto, se recomienda valorar la incorporación de sistemas alternativos en la comunicación interna, como walkie talkies, con el fin de reforzar la coordinación entre referentes en caso de fallo de los canales habituales. Por último, se hace mención a disponer de un protocolo específico que asegure el suministro de combustible, como gasoil, incluso en escenarios en los que las comunicaciones externas estén totalmente interrumpidas.

Este informe, publicado por el Consorci de Salut i Social de Catalunya (CSC), se ha elaborado a partir de una encuesta en la que participaron 37 entidades asociadas, todas ellas centros proveedores del sistema público de salud (Siscat). Posteriormente, se creó un grupo revisor, que analizó los resultados y extrajo las conclusiones en cinco ámbitos clave.
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