El IPT cuestiona su ventaja comparativa respecto a la posición del laboratorio, que habla de "beneficio relevante"

Omvoh (Lilly), opción frente al placebo pero no sobre biológicos en Crohn
Fachada de Lilly España.


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Lilly discrepa de varios de los matices recogidos en el Informe de Posicionamiento Terapéutico sobre mirikizumab (Omvoh) en el tratamiento de la enfermedad de Crohn activa, de moderada a grave, en pacientes adultos que hayan tenido una respuesta inadecuada, presenten pérdida de respuesta o intolerancia al tratamiento convencional o a un fármaco biológico. Especialmente en lo referente al alcance de su eficacia y su posición relativa frente a otros biológicos.

Según el equipo médico del citado laboratorio, a la afirmación del IPT sobre “el valor diferencial de mirikizumab frente a otras alternativas terapéuticas", el cual "aún no puede definirse de manera concluyente”, la compañía responde de forma tajante: “No es correcto”. Según Lilly, “el IPT reconoce que mirikizumab aporta un beneficio clínico relevante y sostenido en Crohn moderado-grave, y lo posiciona como una opción avanzada dentro de las terapias biológicas, especialmente para pacientes con respuesta inadecuada o intolerancia a tratamientos previos”.

Sin embargo, el documento técnico estatal no llega a atribuirle ese carácter de “opción avanzada”. El texto oficial del IPT, si bien reconoce la eficacia y seguridad del fármaco frente a placebo, no establece una jerarquía entre tratamientos. Por el contrario, subraya que la decisión terapéutica debe individualizarse y que la experiencia acumulada con otras alternativas, como los anti-TNF o ustekinumab, sigue siendo un factor relevante en la práctica clínica.

Una discrepancia similar se produce en torno a la magnitud del efecto frente al placebo. Lilly rechaza la idea de que el beneficio sea “moderado” y afirma que “no es correcto”: “El IPT destaca que mirikizumab logra una mejoría clínica y estadísticamente significativa versus placebo en las medidas de resultado consideradas altamente relevantes para la población con EC, como la respuesta clínica y la remisión (según PRO y CDAI) y la respuesta endoscópica y la remisión (según SES-CD ≤4)”. La compañía recuerda además que “en el estudio VIVID-1, el 45,4% de los pacientes tratados con mirikizumab alcanzaron remisión clínica por CDAI en semana 52, frente al 19,6% con placebo”, y que “mirikizumab demostró no inferioridad frente a ustekinumab en remisión clínica por CDAI (54,1% vs 48,4%)”.

Y es que aunque el IPT, efectivamente, recoge estos resultados y los califica de estadísticamente y clínicamente significativos, evita extender esa valoración al conjunto del panorama terapéutico. En particular, precisa que la superioridad endoscópica frente a ustekinumab no se alcanzó, por lo que la comparación con otros biológicos debe interpretarse con prudencia.

En relación con esta cuestión, Lilly recuerda que “aunque el diseño principal de los ensayos pivotales fue frente a placebo, el estudio VIVID-1 incluyó un brazo activo con ustekinumab, permitiendo así la obtención de datos comparativos directos en variables secundarias preespecificadas”. Según la compañía, esos resultados respaldan la relevancia clínica del fármaco, si bien el IPT aclara que dichas comparaciones no correspondían al objetivo primario y que algunas variables no estaban ajustadas por multiplicidad.

El laboratorio también hace hincapié en la duración del efecto y la consistencia de los resultados a largo plazo. “En el estudio VIVID-2 de extensión abierta y en curso, disponemos ya de datos que muestran que la eficacia y la seguridad se mantienen a largo plazo. El 80% de los pacientes que mostraban respuesta endoscópica al año, mantuvieron esta respuesta endoscópica a las 52 semanas adicionales (es decir, dos años de tratamiento continuo)”, señala Lilly. El IPT incluye porcentajes muy similares, y su propia tabla de resultados indica que más del 80% de los pacientes mantienen la respuesta endoscópica y clínica a las 104 semanas, lo que refuerza esta afirmación.

Vigilancia en uso prolongado y práctica clínica real


En materia de seguridad, la compañía subraya que “mirikizumab está sujeto a seguimiento adicional por parte de las autoridades sanitarias, lo que permite una detección más ágil de nueva información sobre su seguridad”. Añade que “además del Plan de Gestión de Riesgos aprobado, que contempla medidas de farmacovigilancia rutinaria y adicional, la compañía ha puesto en marcha el estudio de extensión VIVID-2 para evaluar su perfil de seguridad y eficacia a largo plazo”. Este planteamiento coincide con las recomendaciones del IPT, que destaca la necesidad de mantener la vigilancia en el uso prolongado y en la práctica clínica real.

Por último, Lilly reivindica la relevancia del fármaco en un contexto terapéutico cada vez más complejo. “Mirikizumab representa una innovación terapéutica para pacientes adultos con enfermedad de Crohn activa de moderada a grave que han tenido una respuesta inadecuada, han perdido respuesta o han sido intolerantes al tratamiento convencional o a medicamentos biológicos”, afirma la compañía. Destaca que su mecanismo de acción, “dirigido específicamente a la subunidad p19 de la interleucina 23 (IL-23), permite modular la inflamación sin afectar la función protectora de la IL-12, lo que puede traducirse en un perfil de seguridad favorable”.

En conjunto, las respuestas del equipo médico de Lilly muestran una lectura selectiva del IPT. La compañía enfatiza los datos positivos (la magnitud del beneficio frente a placebo, la consistencia a largo plazo y la ausencia de nuevas señales de seguridad), pero omite matices clave del documento, como la ausencia de superioridad frente a ustekinumab en el objetivo endoscópico principal o la recomendación de individualizar la elección terapéutica ante la falta de comparaciones robustas.
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