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El
Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (Cgcom) ha planteado en su reciente publicación '
La Formación Médica Especializada en España. Retos presentes y futuros' una ambiciosa reforma del
modelo MIR. El objetivo:
sustituir el actual sistema de itinerarios rígidos por un modelo flexible, personalizado y centrado en la adquisición real de competencias profesionales.
La propuesta parte de un diagnóstico claro: el
sistema MIR cuenta con fortalezas reconocidas, como un marco normativo común, la figura del tutor y el aprendizaje clínico en contextos reales. Sin embargo, sufre carencias estructurales que comprometen su capacidad para formar especialistas con los estándares exigidos por la sociedad actual. La principal crítica que lanza el documento es la
desconexión entre la teoría y la práctica, agravada por una sobrecarga asistencial que impide dedicar tiempo efectivo a la formación.
“El sistema depende en gran medida del
voluntarismo de los tutores y de la potencial utilización del MIR como mano de obra barata”, señala el texto. Esta situación, aseguran, ha generado un modelo “parcial o ineficiente”, incapaz de garantizar la adquisición de competencias de manera homogénea y evaluable en todo el país.
Una reforma MIR con mirada internacional
Uno de los pilares de la propuesta es
alinear el sistema MIR español con modelos internacionales de referencia como CanMEDs (Canadá), el Outcome Project de la Acgme (Estados Unidos) o el marco desarrollado en el Hospital de Cruces. Estos esquemas coinciden en priorizar no solo los conocimientos técnicos, sino también habilidades comunicativas, liderazgo, gestión sanitaria, ética profesional y aprendizaje continuo.
En lugar de organizar la residencia mediante un cronograma de rotaciones preestablecido, el modelo competencial propone definir
objetivos concretos y medibles para cada etapa de la formación. La clave está en garantizar que el residente alcance ciertos estándares antes de avanzar, y no simplemente cumplir con un número determinado de meses en cada Servicio.
Según el Cgcom, esta transformación implica no solo una reestructuración de los programas formativos, sino también una profunda revisión de los sistemas de evaluación, tutorización y organización docente.
Tiempo formativo protegido para los MIR
El documento señala que uno de los mayores obstáculos para implantar un modelo competencial real es la falta de tiempo protegido para la formación no asistencial. La
presión asistencial a la que están sometidos residentes y tutores deja escaso margen para actividades formativas clave como la investigación, los talleres prácticos, los seminarios, las simulaciones clínicas o la autoevaluación.
Esta situación se agrava durante las jornadas de atención continuada, las
guardias, donde los residentes, especialmente en los primeros años, pueden suponer más del 50 por ciento del personal médico. El
exceso de turnos nocturnos y fines de semana, combinado con una falta de supervisión adecuada, genera un entorno poco favorable para el aprendizaje y el bienestar del médico en formación.
Frente a ello, el Cgcom propone establecer un porcentaje mínimo de la jornada laboral dedicado exclusivamente a
formación estructurada, desconectada de la carga asistencial. Esta medida permitiría equilibrar el binomio asistencia-docencia y avanzar hacia una formación más integral.
Flexibilizar los tiempos de residencia FSE
Otro de los cambios estructurales que plantea la organización médica es la
flexibilización de los tiempos de residencia. En lugar de establecer una duración fija por especialidad, el documento aboga por adaptar la duración de la formación al ritmo de adquisición de competencias de cada residente. De este modo, se reconocería que no todos los profesionales aprenden al mismo ritmo, y se permitiría avanzar o
alargar el periodo formativo según las necesidades individuales.
Este enfoque supone un reto logístico y organizativo, pero se alinea con las tendencias internacionales en educación médica. También permitiría reconocer más rápidamente a los residentes que demuestren un nivel elevado de competencia, evitando su estancamiento en un sistema rígido.
Evaluar al médico residente y al sistema
La propuesta de reforma también aborda la necesidad de
mejorar los sistemas de evaluación, tanto de los residentes como del propio sistema formativo. Actualmente, la evaluación formativa (aquella que permite dar feedback para mejorar el aprendizaje) está desatendida, mientras que la evaluación sumativa (que acredita el cumplimiento de objetivos) se basa en sistemas numéricos con escasa repercusión real.
El Cgcom plantea implementar sistemas de evaluación por resultados, con herramientas objetivas y específicas para cada competencia. Además, reclama auditorías periódicas y mecanismos de rendición de cuentas para garantizar que las unidades docentes cumplen con los estándares de calidad.
Un modelo MIR en crisis
La publicación de este libro surge en un contexto de creciente
movilización del colectivo MIR, con huelgas, protestas y denuncias sobre la precariedad del sistema. La pandemia de covid-19 no hizo más que evidenciar y amplificar las carencias estructurales de la formación especializada, relegando muchas veces el aprendizaje a un segundo plano frente a las necesidades asistenciales.
Desde la OMC, la apuesta es clara: avanzar hacia un sistema más justo, garantista y adaptado a las necesidades del siglo XXI. “Cualquier reforma que favorezca el aprendizaje tendrá que atender no solo a los modelos de educación médica sino también a
corregir el desequilibrio laboral y el rol del MIR en el sistema sanitario”, concluye el texto.
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