La ausencia de academia hace que el candidato desconozca algunos de los posibles tipos de pregunta del examen

Variedad y poca actualización: peligros de preparar individualmente el MIR
Fernando de Teresa.


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La preparación del MIR discurre por múltiples caminos. La mayoría opta por circular bajo el abrigo de una academia, que ayuda a organizar su rutina de estudio y descanso durante los meses previos a la realización del examen, además de enfrentar a los candidatos a simulacros similares al ejercicio oficial. Sin embargo, existen facultativos que deciden abordar el temario sin el apoyo de ninguna institución de entrenamiento. Tan solo con sus apuntes y modelos antiguos de la prueba médica de Formación Sanitaria Especializada (FSE). Una opción posible, pero que resta capacidad de éxito a los aspirantes que deciden avanzar por esta vía.

"Prepararse solo con exámenes antiguos puede ser útil, pero es limitado", ha remarcado el director académico del MIR de CTO, Fernando de Teresa, a Redacción Médica. En parte, por obviar la posibilidad de nuevos tipos de preguntas y la poca actualización de las respuestas de los cuestionarios de exámenes antiguos. Es más, varios aspirantes a un puesto de especialista en el Sistema Nacional de Salud (SNS) han denunciado que muchas de las soluciones de pruebas pasadas no coinciden con el actual conocimiento facultativo.

El experto en preparación de la prueba MIR ha remarcado que los ejercicios oficiales acostumbran a incorporar preguntas nuevas, planteamientos diferentes o temas que no se han abordado en anteriores convocatorias. Una situación que puede empeorar el resultado de los aspirantes que únicamente preparan el examen a través de versiones antiguas. "Si uno se ha acostumbrado únicamente a un tipo concreto de preguntas, es fácil que se sienta fuera de su zona de confort cuando aparezcan cuestiones distintas. Esa sensación puede generar inseguridad y disminuir el rendimiento, incluso en preguntas que, en otras circunstancias, respondería correctamente", ha argumentado De Teresa.


La academia no puede prever todos los escenarios posibles que se pueden dar en la prueba, pero dan herramientas a sus alumnos para enfrentarse a la mayoría de ellos. Logro que alcanzan a base de simulacros y preparación variada.


Aportación de la academia a la preparación del MIR


Contratar los servicios de una institución preparatoria no tiene por qué traducirse en éxito en el proceso de adjudicación de plazas. No obstante, ofrecen una serie de recursos que hacen que la hora de estudio del candidato sea más rentable.

Así, la academia aporta selección y actualización constante de materiales, manuales, vídeos y preguntas. Además, simulacros que preparan al alumno frente a cualquier tipo de examen y técnicas para mejorar el aprendizaje, en muchos casos completamente personalizadas. También organiza un calendario de estudio y descanso, con el que evitar que el aspirante se sienta agobiado y piense en abandonar el proceso.


"Prepararse con exámenes antiguos puede ser útil, pero es limitado"



A su vez, se da apoyo emocional, acompañamiento preventivo para evitar problemas y ayuda especializada en momentos de dificultad. "Esto trae tranquilidad y confianza, lo que se traduce en un mejor rendimiento", ha resaltado De Teresa.


Desventaja comparativa


Esto no significa que la preparación individual del MIR no permita alcanzar buenos resultados. Es más, centenares de médicos deciden no atender a ninguna academia y consiguen la vacante formativa deseada. Sin embargo, las posibilidades suelen ser menores, dado que se enfrentan a candidatos que participan en el proceso de Formación Sanitaria Especializada (FSE) con el plus otorgado por los centros preparatorios. "Es como correr una maratón sin haber entrenado de forma profesional o con un calzado peor que el de los demás: se puede terminar, pero la desventaja es clara", ha comparado De Teresa.

Gran parte de los opositores tiene detrás un equipo especializado que selecciona preguntas, organiza simulacros y ofrece asistencia académica y personal. En cierta manera, un David contra Goliat por las más de 9.000 plazas para especializarse en Medicina. Eso sí, el arma final es la concentración ante el estudio, intrínseca en cada candidato.
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