Inés Rodrigo detalla su experiencia rotando durante un mes por Buitrago de Lozoya y los pueblos de alrededor

Inés Rodrigo explica cómo fue su experiencia rotando por zonas rurales durante su MIR.
Inés Rodrigo, R2 de Medicina de Familia.


5 abr. 2024 16:10H
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La falta de médicos en las zonas rurales en un problema que se acentúa cada vez más y que afecta, principalmente, a los pacientes, quienes muchos de ellos no tienen la salud o los medios suficientes para poder desplazarse a un hospital. Por este motivo, disponer del suficiente personal sanitario para atender a este tipo de personas es fundamental, tal y como comprobó Inés Rodrigo, una R2 de Medicina de Familia que estuvo rotando, durante un mes, entre Buitrago de Lozoya y sus pueblos colindantes.

Desde el primer momento Rodrigo se enamoró del paisaje, los monumentos y de la gente que vivía alrededor de Buitrago de Lozoya. “Al principio no sabía muy bien donde iba. Creía que me dirigía a su centro de salud para quédame allí. En mi mente no cabía la idea de que hubiese consultorios en los pueblos y de que cada día iba a ir a uno diferente, y eso me gustó. Lo considero una rotación rural de verdad”, ha reconocido a Redacción Médica.

Esta residente de Familia solo se quedaba en el centro de salud cuando tenía guardia. Los demás días acompañaba a distintos médicos a los consultorios situados en los distintos municipios de alrededor. De hecho, allí fue donde empezó a percibir las grandes diferencias entre la sanidad de las ciudades y las del medio rural, como, por ejemplo, en su equipamiento sanitario.

“A pesar de que los médicos se dan cuenta de lo que faltan en estos consultorios y lo llevan, no tienen las mismas facilidades que puedes tener en un centro urbano. No puedes sacar analíticas todos los días, por ejemplo”, ha explicado.

Uno de los consultorios donde Inés Rodrigo trabajaba.


Para que eso no ocurra, los profesionales que visitan a la población de los distintos pueblos llevan siempre una mochila con las herramientas que creen que van a ser necesarias. “Al final estás en un sitio sin medios y tienes que estar preparado para cualquier cosa, como una reacción alérgica o un broncoespasmo, por lo que tienes que portar un montón de medicación”, ha detallado. De hecho, estos facultativos nunca viajan junto a una enfermera, lo que significa que tienen la habilidad, entre otras, de coger vías, algo que normalmente no harían en un centro urbano.

Relación médico paciente en el ámbito rural


La relación médico y paciente fue otro de los aspectos que más llamó la atención a Rodrigo por sus diferencias con los hospitales de Madrid. “Me recordaba a la figura del médico de hace años al que todo el mundo le tiene respeto y mucho cariño”, ha afirmado.

Incluso llegó a recibir regalos que le hicieron los propios pacientes para agradecerle su atención, como huevos, rosquillas y bizcochos. “Al final tienen la sensación de que el facultativo les hace un montón de favores, les ayuda y saben que si van a la consulta se les va a atender porque tienen tiempo para ello. No es tanto como en la ciudad, donde con la sobrecarga que existe sería inviable”, ha enfatizado.

Una de las mochilas que los médicos de las zonas rurales utilizan para atender pacientes en los consultorios.


Diferencias entre pacientes de zonas rurales y centros urbanos


Otro de los aspectos que más le llamaron la atención fue que en las ciudades el “conflicto” con el paciente, “muchas veces”, es porque solicita una derivación a un especialista hospitalario y tú tienes que decirle que eso no está indicado. “En cambio, en el medio rural, lo que más se observa, tanto en personas mayores como en jóvenes, es el rechazo de ser trasladado a un hospital, y hay que convencerles para que vayan”, ha explicado.

La cercanía entre los habitantes de los pueblos pequeños también generó curiosidad en esta futura especialista. Allí “todos se conocen”, incluso en algunos de los municipios solo viven familiares”. “El tema de la confidencialidad era muy gracioso porque había gente que pedía una cita y cuando llegaba no se ponía a hablar de lo que le ocurría, sino del vecino u amigo”, ha resaltado.

¿En qué beneficia a un MIR rotar por una zona rural?


Durante el mes que estuvo rotando por estas zonas rurales Rodrigo aprendió “mucho”. No solo sobre Medicina y de cómo tratar las enfermedades de los pacientes, sino también reconoce que le ayudaron con los itinerarios a seguir una vez acabada la residencia, las particularidades de los pueblos, las huertas, las curiosidades de cada rincón y los paisajes, “que eran muy bonitos”. “Fue una experiencia que me enseñó muchas cosas importantes, como tomar decisiones, la relación médico paciente o el tema confidencialidad, entre otras”, ha argumentado.

A pesar de que “no se plantea” acabar trabajando allí los primeros años al acabar la residencia, esta médica no descarta cambiar el rumbo de su vida cuando sea más mayor y empiece a notar el estrés ocasionado por la ciudad. "Trabajar en un ambiente más tranquilo, estar con el paciente, hacer más cosas de prevención y de comunitaria…Sí es algo que valoraría, pero no por el momento”, ha concluido.
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