Mercedes Guerra, nueva presidenta del Cnecs, establece los objetivos prioritarios de la FSE

 Mercedes Guerra, nueva presidenta del Consejo Nacional de Especialidades en Ciencias de la Salud.
Mercedes Guerra, nueva presidenta del Consejo Nacional de Especialidades en Ciencias de la Salud.


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Han tenido que pasar cuatro años para que el Consejo Nacional de Especialidades en Ciencias de la Salud (Cnecs) volviera a reunirse, ahora, con una nueva líder: Mercedes Guerra. La especialista en Angiología y Cirugía Vascular, reconocida con la Medalla al Mérito Sanitario de Castilla-La Mancha, asumía recientemente como presidenta el control de este organismo y todos los retos capitales asociados al futuro de los profesionales sanitarios en nuestro país. 

Considerada una de las médicas más influyentes, Guerra, desde su recién estrenado puesto de mando, tiene claras cuáles deben ser las prioridades del Cnecs para atender las necesidades más acuciantes en cuanto a Formación Sanitaria Especializada y desarrollo profesional de los especialistas, tal y como revela en esta entrevista concedida a Redacción Médica

En este sentido, tanto ella como el resto de asesores que componen este organismo, ponen el foco tanto en la renovación de los Programas Oficiales de la Especialidad (POE) como en la actualización de los criterios de acreditación de los diferentes centros, sin olvidar la necesidad de establecer un mapa preciso de profesionales en cada una de las especialidades para así poder hacer una estimación correcta de las plazas FSE necesarias. Para ello, afirman, debe tenerse en cuenta tanto su voz como su criterio en la toma de decisiones cruciales para el devenir del SNS.  

¿Cuáles son los objetivos que figuran en su agenda como presidenta? 

Es una gran responsabilidad porque hay 56 especialidades en Ciencias de la Salud que tienen muchas necesidades pendientes desde hace mucho tiempo. Lo primero es intentar empezar a desbloquear la actividad del Consejo Nacional de Especialidades en Ciencias de la Salud (Cnecs). Tuvimos una primera convocatoria después de cuatro años, el 3 de julio. Mi idea es que tenga muchas más reuniones, más allá de la presencial que viene en el reglamento, con el objetivo de desbloquear temas tan importantes como por ejemplo los programas formativos.

Para mí es el primer objetivo. Los programas en todas las disciplinas que están vigentes a día de hoy datan de finales de los 90 a principios de los dos mil 2000. Esto es inasumible. No podemos estar formando especialistas basándonos en programas de hace veinte o treinta años. Es una obviedad que la Medicina y la salud en general va cambiando a un ritmo vertiginoso, sobre todo y gracias a la investigación y a las innovaciones tecnológicas. Esto es primordial. 

Los programas de formación van vinculados sí o sí la acreditación de los centros formadores. Es decir, cuando se actualiza el programa formativo de una especialidad también se incluyen cuáles son los criterios que tiene que tener un centro para seguir formando especialistas en esa disciplina. E igualmente esos criterios están obsoletos y hay que actualizarlos porque necesitamos saber si los centros que están acreditados siguen cumpliendo, pero ajustados a unos parámetros actuales. Esto me parece básico porque es la formación de los especialistas de la salud de nuestro país, que son los que nos van a cuidar a todos en un futuro muy a corto plazo, muy inmediato.

Teniendo en cuenta sus afirmaciones, ¿qué actualizaciones cree que podrían ver la luz este año?
 
Existe una demanda continua de todas las Comisiones Nacionales para obtener un cronograma que permita saber en qué orden se van a ir actualizando cada uno de los programas. Es una información que no tenemos, pero que estamos solicitando continuamente. En un principio, se recomendó que fuera por años de antigüedad de cada una de las especialidades.
 
Parece lógico que no sea el único dato a tener en cuenta, porque también depende el impacto que tenga esa especialidad en concreto en el número de población, o el cambio que haya sufrido la tecnología, para que, a lo mejor, alguna especialidad que no sea la más antigua pase a renovar antes. Esos serían criterios lógicos para no llevar taxativamente el orden de antigüedad. Pero es que, con entre 20 y 30 años de antigüedad, todas necesitan actualizarse. 
 
¿Estaría de acuerdo entonces con la propuesta, rechazada en este caso por el Ministerio, para priorizar aquellas especialidades más tecnológicas o que más han avanzado en los últimos años?
 
Yo creo que tiene que ser una mezcla, porque la tecnología ha revolucionado muchísimas especialidades, pero notodas, por lo que no puede ser el único criterio. Tiene también que valorarse a qué masa crítica está afectando dicha revolución, porque podemos tener una especialidad muy puntera en tecnología, pero que la prevalencia de enfermedad que aborda sea menor que otra.

Creo que hay que aplicar criterios científicos objetivos y hacer un balance. Y entre todos, porque el Cnecs, precisamente, está constituido por las personas más destacadas en cada una de sus áreas de conocimiento y de trabajo, por lo que hay que hacer caso a ese asesoramiento. Y en función de eso, se podría establecer un cronograma entre todos. 


"No podemos estar formando especialistas basándonos en programas de hace veinte o treinta años"




La Formación Sanitaria Especializada (FSE) ha batido nuevo récord en su oferta de plazas. ¿La idea es seguir manteniendo esta tendencia al alza? 

La valoración que nosotros hacemos desde el Cnecs, unánime y que viene enlazada con los programas, es, lógicamente, que se tiene que seguir yendo al alza en cuanto a FSE, pero con cabeza, con sentido común. Es decir, ¿necesitamos más especialistas? Sí, pero a cualquier precio no.
 
Creo que la calidad de la formación hay que asegurarla, no es la cantidad, es cantidad y calidad. Necesitamos tener muchos más especialistas en todas las especialidades que estén en déficit. Ofrecer el máximo de las plazas que están acreditadas, si dichas plazas siguen teniendo esos mínimos docentes. Es decir, si a lo largo del camino, desde que se acreditaron, ya no hay buenos formadores, no se deberían ofrecer. El objetivo final debería ser tener cuantos más centros acreditados mejor, pero con la calidad que necesitamos y, de esa forma, poder subir la oferta de plazas.

Es cierto que hay especialidades que hablan de superávit en sus filas y otras que señalan la cantidad de vacantes ofertada como insuficiente...

Necesitamos hacer estudios serios, documentados a largo plazo, de cuáles son las especialidades que están en superávit y hacer una redistribución de plazas entre las comunidades autónomas de una forma objetiva y por consenso, para conseguir, además, que la formación sea la que tiene que ser y los especialistas tengan la calidad que tienen una vez formados. 

Estamos muy orgullosos de la calidad formativa de nuestro Sistema Nacional de Salud, y no queremos que se deteriore, pero también debemos ser eficientes a la hora de distribuir los recursos porque la formación es costosa. 

¿Y cómo cree que podría ayudar en este sentido el registro de profesionales?

El registro de profesionales es básico. No podemos entender que en un país no sepamos cuántos profesionales tenemos en activo. Ese registro tiene que estar continuamente actualizado. Aún no se ha llegado ahí, aunque es verdad que se está haciendo un esfuerzo desde el Ministerio de Sanidad. Es verdad que el último dato que teníamos era que estaba a más del 90 por ciento.

Ese registro debe también ayudarnos a prever el recambio generacional y la proyección a futuro en cuanto a jubilaciones y otros contextos de bajas, etc. Debe ser una herramienta seria y objetiva que nos ayude a todos a saber dentro de unos años qué vamos a necesitar y dónde vamos a estar en cuanto a déficit y superávit, para que así podamos hacer una dimensión adecuada y correcta de las plazas de FSE que necesitamos sacar. No se trata de anunciar más y más.

¿Cómo se gestionan casos como Medicina Familiar y Comunitaria, con una necesidad creciente pero con plazas sin cubrir en varias convocatorias y renuncias por parte de los MIR?

Es cierto que la gran mayoría de especialidades solicita un aumento, tanto en Enfermería como en Medicina, pero hay unas cuantas que, por contra, no quieren que sigan aumentando sus plazas porque hay superávit y, por tanto, una precariedad laboral en sus especialidades. Esto también hay que respetarlo. Hay muchas especialidades, como puede ser Cirugía cardíaca, Dermatología o Alergología, que reclaman que se haga una distribución acorde con estos informes. Así mismo, hay varias, como Oftalmología o Cirugía pediátrica que solicitan una reducción.


"Muchas veces pensamos que cuando un centro se acredita eso es indefinido en el tiempo, y esto no debería ser así"


 
Familia tiene el problema que tiene, pero también tenemos que ver que todos los profesionales que estén trabajando tengan sus titulaciones correctamente homologadas. Esto también es importante. Lo que digo, nos centramos en la cantidad, pero también tenemos que ver la calidad. Todos somos potenciales pacientes y queremos que quien nos atienda tenga la cualificación que se requiere. 

Nosotros, desde el Cnecs, nos planteamos varias líneas. La primera consiste en que cada una de las Comisiones Nacionales, basándose en el informe de Sanidad con horizonte en el 2035 - que tuvo sus críticas también metodológicas pero es un documento en el que basarnos-, haga una prospección de su especialidad en cuanto a jubilaciones, recambios generacionales, bajas, etc.. Es decir, en cuanto a provisión de profesionales para 2035. No puede ser, eso sí, un papel mojado al que luego no demos valor y no actuemos en base a eso. 

Hablaba antes de la necesidad de revisar de forma continuada la calidad docente de los centros acreditados. En ese sentido, ¿qué mejoras considera que va a traer consigo la recuperación de las auditorías MIR?

La única auditoría que ha habido, que es una auditoría piloto, se ha iniciado antes de la renovación del Cnecs, aunque sí hemos comentado en el Conseejo que hacer auditorías es imprescindible. Una vez que actualicemos los criterios de acreditación, tendremos que ver si los centros ya acreditados cumplen los criterios. Una auditoría es siempre necesaria, porque muchas veces pensamos que cuando un centro se acredita eso es indefinido en el tiempo, y esto no debería ser así. A veces nos relajamos, como en todo, no nos reevalúan y la calidad cae.

Eso sí, si nosotros hacemos auditorías con los criterios vigentes de hace veinte o treinta años, no tendrán valor para la toma de decisiones porque no podremos hacer medidas correctivas cuando se necesiten. Otra cosa es dar un primer paso con una auditoría piloto, es decir, evaluar si el formato de auditoría que se ha establecido va a ser útil, si verdaderamente es capaz de detectar carencias para ponerlas a flote y para poder corregirlas. Ahora mismo creo que para que tenga utilidad tenemos que actualizar los programas y los criterios de acreditación.
 
En una línea similar, ¿cómo valora la renovación de los comités de expertos de los exámenes MIR y EIR?

No tengo ninguna información oficial ni se ha tratado en el Cnecs pero creo que hay que escuchar a todas las partes y yo creo que las decisiones unilaterales nunca son buenas, deben ser siempre decisiones en las que escuchemos a todos y se llegue a un consenso. Posturas extremas tampoco suelen dar buen resultado. Creo que todos -ministerios, CCAA, Comisiones Nacionales, decanos, universidades...- confluimos en un foco común y es mantener la calidad del examen MIR.

Es un examen muy específico, con unas connotaciones particulares, y puede basarse en una bibliografía actual que se renueva continuamente en el campo de la salud. Es un examen vivo, entonces, quien lo coordine, tiene que estar al día. Se tiene que garantizar que los profesionales que pongan este examen mantengan la calidad, que no haya otras injerencias. Si esto va hacia una mayor transparencia con el foco puesto en mantener la calidad del examen y que no se baje el nivel de quienes entran en formación especializada, creo que bien hecho está.

¿Cree que sería ventajoso virar hacia un esquema MIR en el que la duración de los programas dependiese de las habilidades de cada residente y no de la especialidad en este caso, como propone el colectivo médico español?
 
Más a nivel micro, las Unidades de docencia, Comisiones de docencia y programas formativos, llevan incluido también esa visión de evaluación del residente más allá del sistema clásico. Yo creo que esto entra dentro de la renovación y, de hecho, tenemos un apartado para valorar al residente en cuanto a habilidades específicas de su especialidad y habilidades transversales de comunicación, de gestión de procesos críticos, de gestión de informaciones con la familia y con el paciente... Una valoración 360. Hoy en día, hay distintas metodologías para evaluar en el área docente, que se tienen que integrar en los programas y, de hecho, todas las comisiones tienen una valoración. 
 
¿Considera que el número actual de especialidades responde a las necesidades del SNS o debería aumentar?

Mi opinión personal es que no debemos empezar la casa por el tejado. Yo creo que hay que poner orden primero en la casa y luego ver qué necesidades hay. Si empezamos a hablar ahora de la creación de especialidades, cuando no tenemos actualizados los programas y no sabemos qué competencias han ido desarrollando a lo largo de estos 20 o 30 años, ¿cómo vamos a evaluar si necesitamos otras? Lo lógico es poner en orden el programa formativo, saber qué competencias están ya englobadas dentro de las especialidades oficiales y, por contra, qué campos no está aún representados para dar el siguiente paso.


"Creo que hay muchas decisiones que se toman sin haber escuchado a los profesionales"



En este sentido, son varias las especialidades que han solicitado la creación de Áreas de Capacitación Específicas (ACEs) ¿Cuáles de esas peticiones podrían llegar a culminarse en lo que resta de año? 
 
Yo acabo de llegar y no tengo una lista de solicitudes pero reitero un poco lo que he dicho. Primero hay que formalizar qué es lo que tenemos y luego podremos evaluar las peticiones que haya. 

Como dice, España ya es un referente en FSE, pero entendemos que todavía hay margen de mejora...
 
Pienso que todo es mejorable. Hay que tener un trabajo continuo y siempre se puede hacer mejor. Hay que buscar la excelencia en cualquier cosa que hagamos y, en el área formativa, por supuesto. Pero, como decía antes, tener los programas tan obsoletos, cómo no vamos a tener margen de mejora, si es que ni siquiera está reflejado lo que verdaderamente se está haciendo porque, obviamente, ha evolucionado.

Creo que el Cnecs tiene mucho valor y a mí me gustaría que el papel de asesoramiento que tiene para el ministerio y para el resto de organismos que lo constituyen, verdaderamente tuviera el valor que le corresponde porque ahí están representadas todas las disciplinas con los profesionales más cualificados en cada una de sus áreas. Con lo cual, los informes que se hacen vienen desde una perspectiva científica y objetiva, y creo que hay que ponerla en valor. 
Creo que hay muchas decisiones que se toman sin haber escuchado a los profesionales y que deberían posponerse, al menos, hasta escuchar esos informes de asesoramiento del Consejo Nacional. Podemos ayudar mucho al ministerio y a las comunidades con esos informes. Sabemos que somos consultivos, que para nada nuestros informes son vinculantes, pero creo que el asesoramiento tiene mucho valor.

Podemos tener un importante asesoramiento en cuanto a la distribución de las plazas y de las especialidades. Y creo que esto puede ayudar mucho a las nuevas generaciones en la elección de su carrera profesional y no tengamos luego esa fuga de especialistas o abandono a mitad de formación porque eligieron algo que no era lo que ellos esperaban.
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