Irene Suárez en una sesión formativa sobre salud mental.
El tratamiento de la
ansiedad o la
depresión requiere de calma, comprensión y, sobre todo, tiempo. Tres palabras que se materializan, en muchos casos, gracias a la intervención de un profesional sanitario. Sin embargo, esto se convierte en un imposible cuando el experto más cercano se encuentra a decenas de kilómetros de distancia. Las
vastas áreas rurales pueden convertirse en un agravante de la salud mental de sus habitantes. Ante la falta de recursos existente en estas zonas -tanto a nivel de personal como de infraestructura-, la oficina de Farmacia puede convertirse en
garante del estado psicológico de la población de la España vaciada. No solo a nivel asistencial, sino también formativo.
Irene Suárez rige una botica en plena montaña asturiana. El establecimiento se encuentra en la
Foz de Morcín, lugar desde el que atiende a decenas de personas residentes en las aldeas situadas en las faldas de la Cordillera Cantábrica. Un enclave recóndito en el que también se cuelan los problemas de
salud mental. "Llegan pacientes con este tipo de afecciones, como de cualquier otra patología", ha indicado la farmacéutica a
Redacción Médica.
Ante la presencia de consultorios médicos limitados a días determinados, la farmacia se convierte en
la principal puerta de acceso para estos pacientes. "Lo importante es tratar estos asuntos con naturalidad y escucha activa. Lo que nunca hay que hacer es menospreciar su sufrimiento", ha remarcado Suárez. Un espacio que
sirve para la asistencia y la vigilancia terapéutica, pero también para romper con el 'tabú' unido a esta problemática. "Hay un sentimiento común en todos los que vienen aquí y padecen una enfermedad de este tipo: miedo y angustia por lo desconocido", ha explicado.
"Hay que visibilizar al farmacéutico como punto de apoyo para el cuidado de su salud mental", ha dicho Suárez
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Más allá de la propia atención, para superar esta barrera y dotar de herramientas a la población con mayor dificultad de acceso a una atención sanitaria especializada, la botica de la Foz de Morcín se convierte en una respuesta. Y es que en su propietaria imparte
sesiones de educación sanitaria para fomentar el autocuidado y la adherencia al tratamiento en el ámbito de la salud mental. De momento, tres para el conjunto de los vecinos y una para cuidadores. Una serie de lecciones que se engloban dentro del proyecto 'Escuelas Rurales de Salud Mental', desarrollado por el
Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (Cgcof), con la colaboración de Boehringer Ingelheim.
Un ciclo en el que también se recalca
la relevancia del personal de las boticas como solución asistencial a esta clase de trastornos. "Hay que visibilizar la figura del farmacéutico como punto de apoyo y referencia para el cuidado de su salud. Somos el profesional sanitario más accesibles para ellos", ha compartido Suárez.
El papel clave del farmacéutico
Las ‘escuelas rurales’ de la entidad colegial no se limitan a la sombra de las cumbres de Asturias. Un total de
297 boticas de pequeñas localidades se han unido a
esta propuesta. "La confianza depositada en el farmacéutico nos permite proporcionar un apoyo integral a la salud emocional y mental a quienes acuden a las oficinas en busca de ayuda", ha indicado la tesorera del Cgcof y responsable del proyecto, Rita de la Plaza, a este medio.
La representante del organismo ha añadido que los farmacéuticos son el profesional que mejor puede conocer la terapia del paciente y, por ende, controlar la toma de fármacos. Asimismo, su proximidad les convierte en
"sensores de los primeros síntomas", a partir de los cuales se puede derivar a los pacientes a otros expertos del Sistema Nacional de Salud (SNS).
"La confianza depositada nos permite proporcionar un apoyo integral de la salud mental", ha indicado De la Plaza
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Un listado de beneficios unidos a la atención de pacientes con problemas de salud mental que ha defendido De la Plaza, pero también el presidente del Cgcof, Jesús Aguilar, en el
Congreso de los Diputados. Eso sí, bajo el parecer de ambos, el provecho sería mayor
si se incluyese a los farmacéuticos dentro de los equipos multidisciplinares de salud mental o se profundizase la formación de estos sanitarios en patologías de este tipo, desde su sintomatología hasta su abordaje.
Defensa de la Farmacia rural
Las funciones de los farmacéuticos en núcleos campestres no se reducen a la salud mental. Las boticas abiertas en estos lugares ayudan a
"reforzar la respuesta del SNS" ante los distintos retos sanitarios. "No hay que olvidar que esta es la única estructura de salud disponible en muchas localidades", ha respondido De la Plaza.
Motivo por el que tesorera de la entidad colegial ha subrayado que es imprescindible
fomentar su viabilidad económica. Y es que ni tienen el mismo número de clientes ni la misma red logística que sus homólogas de la urbe. Una salvaguarda que espera que llegue de la mano del 'Programa de Farmacia Comunitaria Rural', protocolo estatal que tiene el objetivo de aprovechar el potencial sanitario y social de estos establecimientos para combatir la despoblación.
"No podemos abandonar a los millones de españoles que no viven en las ciudades", ha comentado Suárez
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Suárez aboga por una remuneración extra de los servicios profesionales farmacéuticos, adicional a la del margen de dispensación, o la implantación de incentivos fiscales para este tipo de negocios. Medidas para
permitir su supervivencia y con ella
garantizar la prevención de distintas patologías en el medio rural. "No podemos abandonar a los millones de españoles que no viven en ciudades y privarles de atención", ha puntualizado la farmacéutica asturiana. Que la sombra de la montaña sea la única que nuble su día a día.
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