Declaración de Córdoba y acuerdo marco con el Ministerio de Sanidad serán los ejes de su presidencia



17 jul. 2015 11:40H
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Marcos Domínguez / Imagen: Miguel Fernández de Vega. Madrid

Aguilar, en un momento de la entrevista.

Recién estrenado el cargo de presidente de los casi 70.000 farmacéuticos españoles, Jesús Aguilar tiene claras las directrices que seguirá al frente del Consejo General de Farmacéuticos: la Declaración de Córdoba y el acuerdo marco con el Ministerio de Sanidad. El principio motor de ambos puntales es el de los servicios profesionales y la integración plena del profesional en el Sistema Nacional de Salud. Más allá del cambio en el modelo de farmacia, el que fue hasta hace un mes representante de la profesión en Castilla y León considera que la botica debe ser viable, y allí donde esté el ciudadano.

Lo primero, enhorabuena por el cargo que recién estrenas. La primera pregunta es obligada: ¿cuáles son los retos de tu presidencia?

Muchas gracias. Es un orgullo representar a todos los farmacéuticos españoles. En la toma de posesión marcamos cuáles eran las líneas de actuación que este equipo directivo, junto con el pleno, va a querer llevar a cabo. Tenemos una hoja de ruta que hemos trabajado durante seis años, la Declaración de Córdoba, que requiere un desarrollo de cada uno de sus diez puntos. El otro punto de referencia es el acuerdo marco que hemos firmado con el Ministerio de Sanidad.

El desarrollo de la Declaración y del acuerdo marco con el ministerio es lo que va a marcar la ruta de este Consejo General. Queremos que administraciones introduzcan la red de farmacias plenamente en todo el SNS, ya de una manera totalmente clara. Hemos ido demostrando que la farmacia del siglo XXI es una farmacia asistencial, a disposición del ciudadano. La farmacia ha hecho su trabajo, demostrando –tanto en la parte económica, de sostenibilidad del sistema, como en la profesional– que ahí está, y que ahora es el momento de que las administraciones también den paso adelante, tanto la nacional como las autonómicas, y que apuesten de verdad por esta red de profesionales sanitarios.

Los servicios profesionales tienen el telón de fondo del modelo retributivo. ¿Debe seguir como hasta ahora o debe cambiar?

Nuestra postura es bastante clara. Volviendo a la Declaración de Córdoba, tenemos que definir una cartera de estos servicios profesionales, y esto tiene que formar parte de la manera de retribuir al farmacéutico. La retribución tiene que estar compuesta de dos elementos: una parte que está ligada al medicamento, como en la actualidad; además, tiene que haber una cartera de servicios profesionales. Esa es la cartera que tenemos que definir, marcar y ofertar tanto a las administraciones como a los ciudadanos.

¿Hay una previsión de para cuándo estará definida?

Tomamos posesión muy recientemente, es difícil que podamos dar fechas concretas. Hay cosas que ya están definidas, otras que tenemos que seguir trabajando para terminar de definirlas. No sé decir en qué plazo, pero todo esto forma parte de lo que tiene que ser la política del grupo de trabajo.

Hay algunos colegios que se han adelantado y han presentado propuestas a las administraciones autonómicas. ¿Es mejor centralizar estos servicios o dejar que cada colegio haga su propuesta a su región?

Declaración de Córdoba y acuerdo marco, líneas directrices del Consejo General.

En momentos de cambios, estas situaciones se dan y esto es lógico. No podemos olvidar que tenemos 17 administraciones y por lo tanto hasta 17 posiciones distintas. Lo uno no excluye a lo otro: es bueno que los colegios vayan dando sus opiniones en los cambios tan importantes que tenemos que hacer y estamos haciendo en nuestra profesión. Si nadie dijese nada, significaría que los profesionales no quieren ir modificando las posturas, y esto no es así. Me parece lógico y razonable que dentro de los colegios se estén haciendo estos debates.

Pero hay otro debate, el nacional, que es el que tiene que marcar cuáles van a ser estos servicios básicos, fundamentales, además de los servicios de indicación y dispensación que se están haciendo en las oficinas de farmacia.

Uno de los temas más candentes en los últimos tiempos es el de las vacunas: si se deben dispensar en farmacias, y si es el farmacéutico el que puede administrarlas, cosa que ya ha pedido algún colegio. ¿Cómo se ve esto desde el Consejo General?

En la toma de posesión, dijimos que había vacunas que salieron injustificadamente de las oficinas de farmacia. Es un debate que no se tenía por qué estar produciendo en estos momentos, si la situación de las vacunas hubiera sido la de hace dos años. El paciente tiene que tener acceso a los medicamentos, y quienes proporcionan ese acceso a los medicamentos aprobados por la Aemps son las oficinas de farmacia. Nuestra petición es que estén donde tienen que estar: cerca del ciudadano, en las oficinas de farmacia. Ese es nuestro trabajo, creo que el Ministerio de Sanidad lo han entendido y ha anunciado que las vacunas estarán en las farmacias. No tiene ningún sentido que los ciudadanos estén montándose en autobuses para ir a Portugal para conseguir las vacunas para sus hijos. Estamos en el año 2015, en uno de los países más importantes de Europa y de la Zona Euro: esto no tiene ningún sentido. Las vacunas tienen que estar en la farmacia. El farmacéutico tiene que ayudar a las administraciones a que las tasas de vacunaciones estén en línea con lo que pide la OMS: que aumentemos esas tasas. Y hay ese papel de información, de dispensación, es el papel que entendemos los farmacéuticos que es esencial.

A partir de ahí, hablaremos de otras cosas. Hoy creo que no es el momento de hablar de estos temas. Es el momento de hablar de que las vacunas estén donde tienen que estar, que es en las oficinas de farmacia.

En los últimos dos años ha cambiado la ordenación farmacéutica de varias comunidades. ¿Hacia dónde tiene que dirigirse la oficina de farmacia en este sentido? ¿Tiene que haber un cambio general para garantizar la función social de la farmacia y su rentabilidad?

Esto forma parte de la lógica de cualquier persona. Tenemos que tener unos establecimientos sanitarios que atiendan a las poblaciones que queremos que se atiendan. Y, por otro lado, tienen que ser sostenibles económicamente. Si no lo son, difícilmente puede darse el servicio y, en caso de que se dé, pueda ser bueno. Las leyes de ordenación farmacéutica son muy importantes porque, evidentemente, marcan las pautas de dónde tienen que estar estos establecimientos sanitarios. Los políticos tienen que replantearse que la demografía cambia, y ha ido cambiando en estos años. Lo dicen los números. Lo que tendrán que hacer en cada una de las autonomías es dar ese servicio farmacéutico pero manteniendo una calidad adecuada y una viabilidad. No sé si ese sistema pasa por que además del trabajo del farmacéutico pueda tener otras responsabilidades añadidas de seguimiento de los pacientes, como pasaba hace años en zonas rurales, donde el farmacéutico tenía otras obligaciones y por tanto otra vía de subsistencia.

Lo que está claro es las administraciones no pueden crear farmacias donde la viabilidad económica va a acabar convirtiéndolas en un problema porque no pueden subsistir.

¿Hay demasiadas farmacias en España?

Los cambios de población condicionan la existencia de farmacias.

No sé si hay demasiadas porque todos los días del año pasado abrimos una. Hay sitios donde la población ha migrado a un área y hacen falta más farmacias, y habrá sitios donde esas poblaciones han disminuido y esas farmacias tienen un problema de viabilidad, pero están haciendo una labor social que la Administración tiene que entender, o querer saber si la quiere dar, y por tanto hacer que esa farmacia sea sostenible.

Hay medicamentos que antes estaban en botica pero pasaron a dispensarse en hospital, los de diagnóstico hospitalario. El anterior Consejo General estaba elaborando hasta ahora una propuesta para solicitar que estos medicamentos, o al menos una parte, regresaran a la oficina de farmacia. Sin embargo, desde la farmacia de hospital se oponen a la mayoría de este trasvase. ¿Cuál es su postura?

A mí nadie me ha transmitido desde la farmacia hospitalaria que se opongan a esta iniciativa del Consejo General. En cualquier caso, tenemos que centrar el tema: una cosa son los medicamentos hospitalarios, y otra los de diagnóstico hospitalario o de reservas singulares, que nunca han estado en la farmacia hospitalaria, siempre en la farmacia comunitaria. De los medicamentos que nosotros hablamos es de aquellas innovaciones que tienen razón clínica por la cual necesiten ningún seguimiento del paciente. El Consejo no habla de medicamentos que tengan algún tipo de seguimiento por parte de los pacientes.

A partir de aquí, no se puede hacer que, por un medicamento que no requiere control, el paciente se desplace 30, 40 o 50 kilómetros hasta su hospital, en unos horarios y unos días determinados, haciendo colas, entregándoles la medicación a través de un robot. No es de recibo para el paciente, no se merece esto, incurre en un gasto de transporte absolutamente innecesario, y de pérdida de horas de trabajo, en el caso de que esté trabajando. La Administración marca qué medicamentos son hospitalarios y cuáles no. No podemos inventarnos otros sistemas solo por problemas económicos. Si lo hay, se arregla, pero sin perjudicar al paciente.

El farmacéutico, ¿está desaprovechado?

No tengo ninguna duda de que está absolutamente desaprovechado. Es un profesional sanitario de primera magnitud, forma parte del SNS aunque no forme parte de su plantilla. Tengo la sensación de que no formar parte de la plantilla hace que no se le aproveche en la medida en que se podría hacerlo. No solamente en la enfermedad, sino también en su prevención.

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