José Miguel Muñoz está en tercero en la modalidad de las Fuerzas Armadas y cuenta su experiencia a Redacción Médica

José Miguel Muñoz cuenta a Redacción Médica su experiencia como estudiante de Medicina en la modalidad de las fuerzas armadas
José Miguel Muñoz está en tercero de Medicina en la modalidad de las Fuerzas Armadas a los 38 años.


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No es un caso aislado. Muchos jóvenes de 18 años saben qué quieren estudiar, pero las circunstancias les obligan a escoger otro rumbo. José Miguel Muñoz lo vivió en carne propia. En una entrevista con Redacción Médica cuenta que a él la idea de estudiar Medicina le acompañó siempre. Sin embargo, en un principio no tuvo la posibilidad de tomar esta opción. “Soy de Palma de Mallorca, allí no había facultad de Medicina y mi padre no podía permitirse que nadie estudiara fuera”, explica. Su situación le llevó a ingresar en el ejército, donde un tiempo después retomaría sus sueños. Así, cuando se le presentó la oportunidad no lo dudó: a los 35 años comenzó Medicina dentro de las Fuerzas Armadas.


Cómo empezar Medicina a los 35 años


Al entrar en el ejército sabía que estaba la opción de estudiar una carrera desde dentro. Pero antes de tomar esta posibilidad, quiso saber si ese era su lugar. Cuando comprobó que así era, quiso ensanchar su formación. “Accedí a las escalas de suboficiales a los cuatro años. Tras ocho años en el ejército y dos más en una fase previa, vi la oportunidad: eliminaron el límite para acceder a Medicina desde el ejército”, relata. “Fui de cabeza”, asegura.

En el momento de la entrevista está a punto de empezar tercero. Y ya puede hacer un balance de sus primeros cursos dentro de la carrera. “Al principio fue un poco duro, sobre todo por la diferencia de edad”, confiesa. Pero después matiza: “Luego te das cuenta de que la mayoría de los chavales que entran en esta carrera tienen una madurez impropia de su edad, son bastante maduros”. A nivel de estudio afirma que él “ya venía acostumbrado”, ya que durante su etapa militar estudió el grado de Química por la UNED, por lo que ya tenía el hábito de estudio. No obstante, sí ha habido asignaturas que le han costado. La que más, lo tiene claro: “Anatomía I, que es una asignatura que en muchas universidades se considera ‘una maría’. Pero aquí, en la Universidad de Alcalá, y especialmente en el Centro Universitario de la Defensa, que es donde nosotros hacemos las clases, se ha complicado sobremanera”, comenta.


Diferencias entre estudiar Medicina en el ejército y por la vía civil


Ahora bien, la diferencia entre estudiar Medicina en las Fuerzas Armadas y hacerlo por la vía ordinaria no reside únicamente en la dificultad de algunas materias. Por el contrario, la más destacada es el régimen militar. Los alumnos que acceden a la formación a través de las Fuerzas Armadas deben residir en una academia militar, al menos de lunes a viernes, bajo un estricto control de horarios. Aunque los fines de semana pueden regresar a casa, durante la semana el tiempo está minuciosamente pautado: formaciones, comidas, descansos. A diferencia del entorno civil, los estudiantes no eligen cómo distribuir su tiempo, sino que se ajustan a una rutina marcada por la disciplina militar.

Por ello, y según afirma José Miguel Muñoz, “el manejo del tiempo dentro de la academia es lo que más se complica. Además, se estudian también asignaturas específicas militares. Al principio es formación muy básica, pero luego se van introduciendo materias más relacionadas con la sanidad militar.” Por otro lado, también aclara que, como todos sus estudios los sufraga el Ministerio de Defensa, es obligatorio cumplir con un mínimo de años sirviendo en el ejército. “Quienes deciden marcharse antes deben resarcir al Ministerio por toda la inversión realizada durante su formación”, subraya. En su caso, y llegando casi al ecuador de la carrera, Muñoz ya tiene claro cómo proyecta el resto de su trayectoria. “Mi objetivo es terminarla en el ejército. Yo no tengo objetivo de salirme fuera, sino ya de terminar mi carrera de médico militar dentro de las Fuerzas Armadas”, confiesa.

Finalmente, reconoce que está muy orgulloso del esfuerzo y sacrificio de todos estos años y de llegar al punto en el que está. Por ese motivo, anima a todo aquel que tenga la espinita de no haber estudiado Medicina a los 18, a que se anime a probar suerte. “Yo les animo totalmente a que vayan a por ello, dentro de sus posibilidades, claro, y siempre analizando los beneficios y el sacrificio que hay que hacer, pero que hagan todo lo posible y que vayan a por ello”, concluye.
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