Jorge Andrada, presidente de Codem, explica los obstáculos a los que se enfrenta la Enfermería madrileña

"Tenemos un déficit de 14.000 enfermeras; es imposible cuidar al paciente"
Jorge Andrada, presidente del Colegio Oficial de Enfermería de Madrid.


13 dic. 2021 11:00H
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POR OLALLA BATRES
"Actualmente, en la Comunidad de Madrid tenemos un déficit de 14.000 enfermeras". Así lo asegura Jorge Andrada, presidente del Colegio Oficial de Enfermería de Madrid (Codem), a Redacción Médica, donde realiza una radiografía de la "delicada" situación que atraviesa la Enfermería madrileña. Un "adecuado reconocimiento" profesional y retributivo y el "desbloqueo" de la Ley de Seguridad del Paciente, así como una mayor visibilidad a la investigación en cuidados y un aumento del número de plazas EIR, son algunas de las reivindicaciones del presidente de Codem, que fija una serie de objetivos para mejorar las condiciones del colectivo de cara al próximo año.

Tras haber pasado lo más duro de la pandemia, ¿considera que se valora justamente la labor de las enfermeras?

En más de una ocasión he hecho referencia al papel fundamental que ha desempeñado - y desempeña - la profesión enfermera en el abordaje de la mayor crisis global de Salud Pública del último siglo. La enfermera ha desplegado como nunca toda su capacidad y conocimiento científico, no solo en ámbito clínico y asistencial, sino también, en el cuidado emocional de la población.

Quiero hacer hincapié en que, si ahora estamos recuperando cierta normalidad en nuestras vidas- con todo lo que ello conlleva desde el punto de vista humano y económico-, es, entre otras cosas, por la alta tasa de vacunación que hemos alcanzado en España. Un procedimiento que se ha llevado a cabo en tiempo récord, sin descanso, pero con todas las garantías de seguridad, gracias a las enfermeras y enfermeros. Solo hay que ver cómo están en algunos países de Europa donde el nivel de vacunación ha sido muy inferior al nuestro.

Sin embargo, y aunque la sociedad en general ha desarrollado una empatía especial hacia las enfermeras, todavía queda mucho camino por recorrer. En una encuesta encargada por nuestro Colegio, los madrileños las calificaron como “excelentes dentro de la excelencia”. Pero, al mismo tiempo, se da la paradoja de que el sistema sanitario sigue sin reconocer que cuenta con unas profesionales plenamente capacitadas a nivel académico y asistencial. Por lo tanto, siguen sin el adecuado reconocimiento profesional, asistencial, retributivo y social.

¿Qué falta para que se dignifique por completo a la profesión enfermera?

La dignificación de nuestra profesión tiene como punto de partida el reconocimiento pleno de todas sus competencias a todos los niveles, como acabo de exponer. Y para lograrlo es preciso abordar los problemas que seguimos arrastrando y que se han cronificado, agudizándose, aún más, por el efecto de la pandemia: número adecuado de profesionales, especialidades plenamente implantadas, estabilidad en la contratación, medidas de fomento de la investigación, contar con las enfermeras en las mesas donde se deciden las medidas que inciden en la salud de las personas, entre otras. Esta falta de reconocimiento a la labor y al potencial que tienen las enfermeras es un hecho que repercute negativa y directamente sobre el sistema sanitario y cuyos damnificados son los profesionales y los pacientes.

¿Cuáles son las principales reivindicaciones del Colegio para la mejora de las condiciones de la profesión enfermera y, por tanto, de la dignificación a la que hace referencia?

Desde el Colegio venimos manifestando la necesidad de que a nivel estatal se realice la necesaria reclasificación profesional de las enfermeras al Grupo A1, acorde con la responsabilidad que asumen y el nivel académico actual de estas profesionales. Además de que se acabe con el bloqueo en el Congreso de los Diputados de la Ley de Seguridad del Paciente, propuesta presentada en forma de iniciativa legislativa popular con el respaldo de más de 700.000 ciudadanos, y que supondría el establecimiento legal de una ratio/enfermera mínima por paciente.


"Es preciso abordar los problemas que seguimos arrastrando y que se han cronificado, agudizándose aún más"



Para empezar, hay que combatir de una vez por todas la flagrante falta de profesionales de Enfermería en todos los ámbitos asistenciales. Es urgente solucionar el grave problema que supone continuar trabajando con una ratio/enfermera por debajo de las necesidades reales.

Actualmente, en la Comunidad de Madrid tenemos un déficit de 14.000 enfermeras. Así no es posible cuidar bien al paciente porque seguimos sin garantizar la demandada continuidad asistencial. A día de hoy, siguen sufriendo una elevada tasa de rotación debido a la excesiva temporalidad que soportan. 

También es necesario reforzar la Atención Primaria, que es la puerta de entrada al sistema y donde las enfermeras desempeñan una labor fundamental como engranaje del sistema sanitario. Es aquí donde la planificación y la priorización de los cuidados cobra todo el sentido. Al mismo tiempo, sigue siendo llamativa la falta de integración de un concepto de cuidado de salud sociosanitario, donde la enfermera es el profesional sanitario de referencia para gestionar y coordinar la atención de los cuidados entre el ámbito sanitario y social y, al mismo tiempo, conseguir el desarrollo efectivo y de calidad de la promoción de salud, la atención familiar y la participación comunitaria.

Es ineludible avanzar en la implantación y desarrollo de todas las especialidades enfermeras, a las que, entre otras cuestiones, se les impide ejercer como especialistas al no contar con puestos de trabajo catalogados ni bolsas de empleo específicas.

El desarrollo de la prescripción enfermera no puede esperar más. Es sorprendente que se excluya a 20.000 enfermeras por el mero hecho de no estar vinculadas al Sermas, dado que se trata de una cuestión de competencia profesional y no de ámbito laboral.

Es preciso la creación de una Dirección General de Cuidados, liderada por una enfermera, al igual que ya existe en otras Comunidades Autónomas, cuando los cuidados son el pilar fundamental de Enfermería y el hilo conductor del cuidado del paciente en todas las etapas de la vida.

¿Cómo valora el plan del Sermas para retribuir más en función a la carga asistencial?

Cuando la Consejería de Sanidad anunció la implantación progresiva del Plan Integral de Mejora de Atención Primaria, concretamente, en el ámbito de las retribuciones a las enfermeras, ya dijimos que es un plan ambiguo que no responde a la realidad. Es ambiguo porque se pretende responder a nuestras legítimas y argumentadas demandas a base de conceptos tan amplios como “en función de la carga asistencial” o “especiales condiciones asistenciales”.


"Es ineludible avanzar en la implantación y desarrollo de todas las especialidades enfermeras"



Es irreal porque los complementos retributivos anunciados no han tenido en cuenta aspectos específicos tales como cupos máximos necesarios para una adecuada atención en los centros de Primaria. Tampoco se ha tomado en consideración su participación profesional en el cuidado compartido de la salud de las personas afectadas y sus familias, tanto en el continuum de su ciclo vital, como en la promoción de la salud, prevención de la enfermedad, recuperación en su entorno y contexto sociocultural. Se ha eludido la gravosidad asistencial o la dispersión. El Plan tampoco explica por qué se hacen distinciones entre las enfermeras y enfermeros que desarrollan su labor en los SAR y, por ello, percibirán retribuciones inferiores al resto o por qué se ha dejado fuera de las mejoras retributivas a las enfermeras especialistas.

¿En qué situación se encuentra la Atención Primaria en la Comunidad de Madrid desde el punto de vista de Enfermería?

Tal y como comentaba anteriormente, una de las reivindicaciones más relevantes que hacemos desde el Codem es reforzar la Atención Primaria en los términos que acabo de exponer. Me remito de nuevo al Plan Integral de Mejora para la misma y que no resuelve el paulatino deterioro que sufre la Atención Primaria en Madrid. Una situación que se ha agravado con motivo de la pandemia.

Le pongo un ejemplo: nuestra región tiene casi 6.750.000 habitantes. Pues bien, el Plan anuncia la creación de nuevas plazas para los próximos 2 años. En lo que concierne a las enfermeras, este aumento queda en 264 plazas para este periodo, cuando necesitamos más de 1.000 para conseguir cupos de 1.500 pacientes. Y en lo concerniente a matronas, el Plan anuncia 55 plazas. Los datos demuestran que el Plan nace del todo punto insuficiente en recursos humanos enfermeros para cubrir la necesidad real, como tampoco responde a la necesidad específica de la Comunidad de Madrid en función del perfil demográfico de la población adscrita a cada centro.

¿Cómo afecta al paciente el cierre de los SUAP?

Continuar con los SUAP cerrados repercute en la salud de los pacientes y en la buena marcha del sistema sanitario y, por eso, reclamamos insistentemente su reapertura. Es esencial contar con una urgencia próxima al domicilio de los ciudadanos para atender aquellas necesidades asistenciales urgentes que requieren una valoración y atención fuera del horario de los Centros de Salud. Esto permite también descongestionar los servicios de urgencias de los centros hospitalarios. Concretamente, en los SUAP se evita que el 80 por ciento de los casos acaben en las urgencias hospitalarias.

¿Cómo valora la prueba excepcional de Enfermería Familiar y Comunitaria? ¿A qué se ha debido esta demora?

Después de tantos años de demora, la convocatoria de esta prueba era una deuda pendiente con la profesión enfermera desde que se aprobó el Real Decreto de Especialidades de Enfermería en 2005. Pero no debemos obviar la total falta de justificación de la demora de un derecho de las enfermeras por parte de los ministerios de Sanidad y de Universidades. Ahora bien, planteamos la duda, una vez aprobada, ¿Van a ocupar estas profesionales plaza de especialista?

¿Cómo valora la convocatoria de plazas EIR 2022 para la Región? ¿Se ajusta a las necesidades reales?

Está fuera de lugar. Es inconcebible que para la Comunidad de Madrid solo se hayan aumentado 6 plazas respecto de la convocatoria anterior. Los números apenas se han movido en ninguna de las 6 especialidades contempladas, e incluso, disminuyen en alguna. Pongo 3 ejemplos especialmente llamativos: en Salud Mental se han convocado las mismas 41 plazas que en la convocatoria anterior, cuando la demanda de atención en el ámbito de la salud mental ha crecido exponencialmente, sobre todo entre las mismas enfermeras. En Geriatría, solo se haya aumentado en 2 plazas más, pasando de 9 a 11, precisamente en un momento en el que los centros sociosanitarios se han visto desbordados sin suficiente personal, ni especialista, ni generalista. Hay especialidades, como la de Enfermería Obstétrico-Ginecológica (Matrona) que ha disminuido en una plaza.

En definitiva, lo que sigue faltando -y lo que seguimos reclamando- es un Plan respaldado por un estudio de las necesidades reales de especialistas acordes a los cuidados que nos demanda y necesita la sociedad.

"Desde el Colegio venimos manifestando la necesidad de que a nivel estatal se realice la necesaria reclasificación profesional de las enfermeras al Grupo A1"


¿Cómo empoderar a sus profesionales y trasladar a la sociedad la innovación y el potencial investigador de las enfermeras?

Dando mayor visibilidad a la investigación en cuidados, dotándola de mayores recursos e incorporándola a equipos multidisciplinares de investigación. Es una máxima que tenemos clara en el Colegio de Enfermería de Madrid y, por eso, hace ya cinco años que creamos los Premios de Investigación, que este año han sido dotados con 12.300 euros. El objetivo es motivar y reconocer el esfuerzo investigador de las enfermeras madrileñas, de tal manera que genere conocimientos útiles que sean aplicables a la práctica asistencial.

Digitalización y Telesalud: ¿Cómo repercute en la profesión enfermera y en su relación con la población?

Es evidente que la pandemia ha facilitado la rápida adopción de la tecnología en la prestación de los servicios sanitarios, al tiempo que ha facilitado su aceptación por gran parte de profesionales y ciudadanos. Y todo ello ha tenido repercusiones positivas en la práctica clínica y del cuidado, tanto para pacientes como para las enfermeras, en un momento en el que los procesos asistenciales han tenido que reconvertirse en tiempo récord y sobre la marcha. Sobre todo, en determinados tipos de consultas, tanto de cuidados generales como especializados, relacionados, por ejemplo, con los cuidados que tienen que ver con el seguimiento de patologías crónicas y educación para la salud.

Pero hay que estar atentos a su repercusión a largo plazo, tanto en el acceso de los pacientes al sistema sanitario, como también a la calidad y la seguridad de la atención. Es importante proceder con cautela, porque cuando los cambios se producen a este ritmo, existen posibles riesgos. Uno de ellos es dejar atrás al que no tiene posibilidades de acceso a la tecnología. Dicho esto, insisto en que debemos centrarnos en la parte positiva que aporta la tecnologización de los cuidados enfermeros como complemento a una asistencia avanzada, segura y de calidad, sin que sustituya la atención y el cuidado presencial. En ningún caso debe utilizarse para escatimar esfuerzos, ni recursos humanos, sino para ahorrar costes superfluos, agilizar listas de espera, además de facilitar la conciliación laboral y familiar de profesionales y pacientes.
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