La Cardiología española marca los desafíos para implementar el nuevo Plan Europeo Safe Hearts

España marca el camino cardiovascular a Europa temiendo al 'papel mojado'
Héctor Bueno, impulsor de la Escav, miembro del Comité de Defensa de la Sociedad Europea de Cardiología y del CNIC; e Ignacio Fernández Lozano, presidente de SEC.


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Cuando se trata de poner coto a la principal causa de mortalidad, Europa tiene claro que hay que cambiar la visión. Es por ello que el nuevo Plan 'Safe Hearts' de la UE, presentado hace unos días en el Parlamento, propone pivotar del tratamiento a la prevención de las enfermedades cardiovasculares, tomando como base la Estrategia en Salud Cardiovascular del Sistema Nacional de Salud (Escav). Esto, a diferencia del resto de países miembro, coloca a España más allá de la casilla de salida, puesto que "varios de los objetivos contemplados en este Plan europeo, e incluso más, ya están en marcha en nuestro país".

De hecho, España habría sido pionera en la "perspectiva integral de salud" que abarca "desde el nacimiento de la persona hasta el final", y en la implementación de aspectos como la "continuidad asistencial", detalla Héctor Bueno, quien no solo ha participado en la elaboración de la Escav, sino que también es miembro del Comité de Defensa de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC por sus siglas en inglés).  

Todo ello hace que el SNS ya tenga "camino recorrido", con un sistema de "monitorización y definición de indicadores" integrado y un"modelo de coordinación y objetivos comunes" que refleja la concienciación del mapa autonómico. Bueno, remarca en este punto el papel "esencial" de las comunidades al ser las responsables de "organizar los chequeos sistemáticos, los circuitos de derivación y los planes de rehabilitación cardiaca extendidos a nivel regional". Entre las funciones de las consejerías de salud regionales, también figura la medición de los resultados y las desigualdades dentro de cada territorio para así poder corregir o adaptar las intervenciones y mejorar el acceso en ciertas zonas. Cada región también tiene la tarea de "supervisar la transformación digital real, optimizar las historias clínicas electrónicas, su interoperabilidad y la automatización de obtención de indicadores clave". 

"Sin querer pecar de arrogantes, hemos sido el primer país que tuvo está visión y compromiso y la articuló explícitamente. La mayoría de las líneas maestras de Safe Hearts ya estaban definidas en la Escav hace años", ensalza Bueno al hablar de la posición aventajada en la que se encuentra España. En este sentido, desde la Sociedad Española de Cardiología aseguran estar "muy comprometidos con el Ministerio de Sanidad" para ir avanzando paso a paso de forma acompasada "en el desarrollo de distintos ítems de la estrategia", aprobada hace ahora tres años. 

Del papel a la acción 


Este papel de liderazgo vendría acompañado, sin embargo, de una gran responsabilidad, puesto que, "el papel lo aguanta todo" pero al final, lo que verdaderamente cuentan son los resultados. "Nos podemos poner muy orgullosos de la iniciativa española pero si no demostramos que podemos implementarla y, sobre todo, demostrar que hemos cambiado (o estamos cambiando) el estado de salud de la población y la atención a las personas con enfermedad cardiovascular, será un mal ejemplo de vender humo", advierte el también miembro del Servicio de Cardiología del Hospital Universitario 12 de Octubre. 

Por ello, pese a haber refutado la teoría de que "sin financiación no se puede hacer nada" - ya que dicho plan no cuenta con una partida específica del Gobierno-, tal y como sostienen algunas voces en los foros internacionales, Bueno cree que España no puede, en estos momentos, conformarse o ser "autocomplaciente". "Aunque lo podamos hacer muy bien en nuestro campo, esto no basta", matiza, por lo que, en los próximos cinco años, será necesario reforzar el trabajo de los equipos multidisciplinares "que vean al paciente en todas sus dimensiones de manera coordinada"; asegurar la "continuidad de cuidados mediante protocolos de derivación desde y hacia otras especialidades, y prestar más atención a la optimización de las medidas de prevención, adherencia a largo plazo y rehabilitación cardiaca"

En estos primeros años del plan, el profesional ve también necesario continuar con la incorporación e integración de herramientas digitales que ayuden "de verdad" a lograr datos más accesibles, y a impulsar la telemedicina, "siempre con supervisión y validación clínica", especialmente cuando se trate de abrazar la IA en la rutina clínica. Además, la Cardiología española deberá fomentar "la investigación traslacional y clínica" de forma "pragmática y eficiente", prestando "mucha atención a minimizar el posible impacto de las potenciales fuentes de inequidad". 

Exportación de medidas 


Es más, nuestro país puede y debe aprender de entorno europeo, dice, exportando aquellos modelos de éxito en salud cardiovascular y tomando como referencia los sistemas de monitorización e incentivación de algunos países, así como los planes de prevención desde la infancia, para así solucionar "uno de los mayores errores cometidos en el diseño de la estrategia española". 

El experto anima a fijarse, de igual modo, en aquellos países que utilizan "historias clínicas modernas que no solo recogen datos y cargas de trabajo sino que ayudan a los profesionales a realizar mejor su tarea y permiten obrar de manera interoperable", con el objetivo de poder extrapolar este modelo de forma generalizada en el SNS y que no quede acotado a "algunas comunidades autónomas". "Me dan una especial envidia los países nórdicos, que tienen un identificador personal que permite recoger toda la información sanitaria y mucha no sanitaria de cada persona, reconstruir sus trayectorias completas de salud, de atención y resultados de manera coordinada, de tal manera que se pueden medir de manera sistemática múltiples indicadores de salud", indica.

Lo cierto es que España, a través de la SEC, ya ha hecho sus primeras sugerencias en el Parlamento en relación al plan. En concreto, nuestro país pide que se aproveche la oportunidad de esta estrategia para hacer planes nacionales de parada cardiaca, tal y como explica el presidente de esta sociedad científica, Ignacio Fernández Lozano. 


Reducción de mortalidad en un 25%


A la espera de definir un plan operativo a lo largo de 2026, la estrategia europea espera lograr la consecución de dos indicadores claros: la reducción prematura de la mortalidad cardiovascular en un 25 por ciento para 2035 -tomando como base los datos de 2022- y lograr la medición sistemática anual de los factores de riesgo cardiovascular en la mayoría de los adultos.  Además de estas dos medidas cuantificables, la Unión Europea cuenta con un panel de desigualdad en salud cardiovascular, inspirado en el registro de cáncer, que permitirá evaluar la equidad de cada región una vez se vaya implementando progresivamente Safe Hearts, junto al marco de colaboración y monitorización que mantienen los Estados miembros y grupos técnicos.

En cualquier caso, el plan apunta a metas en 2035, es decir, a 10 años vista, por lo que Bueno reconoce que dicho cambio "requiere tiempo y continuidad", uno de los motivos, afirma, "por los que la prevención no es especialmente popular en política".  

La propuesta europea se articula en tres líneas principales destinadas a prevenir la enfermedad antes de que aparezca, detectar precozmente el riesgo cardiovascular mediante chequeos sistemáticos y mejorar el tratamiento, atención y rehabilitación a pacientes con este tipo de patologías. Todo ello, a través de tres palancas de cambio como son la digitalización y el uso de herramientas de Inteligencia Artificial, la investigación y la reducción de desigualdades. 


Adaptación de Atención Primaria 


Por ello, como paso indispensable para su consecución, cada estado miembro deberá contar con una base de datos sólida y un sistema de digitalización interoperable que permita no solo medir resultados, sino también reducir desigualdades y aplicar herramientas digitales útiles, más allá de "pilotos eternos" que no llegan a consolidarse. En su lista de deberes también figura la reducción de inequidades mediante la incorporación de la perspectiva de género en el abordaje de la enfermedad cardiovascular, la aprobación de políticas de promoción de la salud.

Este cardiólogo, miembro del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), también insiste en la necesidad de establecer chequeos sistemáticos y "equitativos" para el control de los tres indicadores clave de salud cardiovascular y metabólica: tensión arterial, colesterol y glucosa. Esto, explica, requerirá la actuación de los países a varios niveles, "empezando por el lanzamiento de campañas de concienciación social - como 'Know your numbers - Conoce tus cifras- que ayuden a sensibilizar desde edades jóvenes, y continuando con la adaptación de Atención Primaria para la realización de dichos cribados, monitorización y acción coordinada".   

Mismo peso que el cáncer 


Clarificar el peso de la enfermedad cardiovascular para la sociedad y los sistemas sanitarios, definiendo la carga y el coste económico, así como el impacto que podría tener una mejora de los indicadores permitirá, según Bueno, situar este tipo de patologías a un nivel similar al cáncer en la política europea, con estrategias propias similares al Escav en cada país de la Unión. 

Aún así, el cardiólogo teme que la renovación de las instituciones europeas pueda conllevar un cambio en las prioridades, haciendo que el "plan pierda empuje", se fragmente "en proyectos pequeños sin escala" o se quede "sin una financiación proporcional". No obstante, también puede darse el escenario opuesto y que dicha modificación en el tablero suponga oportunidades de mejora, al impulsar medidas legislativas, recomendaciones clave o, en el mejor de las casos,convertir el plan en una “política estructural” por su encaje con la digitalización, el Espacio Europeo de Datos Sanitarios y la competitividad sanitaria. 
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