Los problemas de salud mental afectan a todas las familias más o menos de cerca y, sin embargo, aún existen importantes tabús y un estigma en la sociedad, que hace que quien los padece, sufra en silencio. Cada año más de 3000 personas en Cataluña deciden quitarse la vida. Y, alrededor de 500, lo consiguen. Aunque el suicidio se considera una muerte evitable, esta cifra se mantiene en los últimos 10 años con una preocupante tendencia al crecimiento, y en Cataluña no existe un Plan de Prevención del Suicidio.

El 23,7 por ciento de los ciudadanos de Cataluña padecerá algún trastorno de salud mental a lo largo de su vida. El 17 por ciento de los catalanes padecen algún problema de salud mental, con un marcado sesgo de género, ya que afectan más frecuentemente a las mujeres. Según la encuesta de salud percibida de Cataluña, un 20,2 por ciento de los 

"Es necesario romper el silencio y hablar de salud mental", Navarro


ciudadanos reconoce algún padecimiento en su salud mental. El diagnóstico más frecuente es la depresión, que afecta al 15 por ciento de las personas a lo largo de su vida.

Pese a estas elevadas cifras de personas afectadas, y que uno de cada 3 de los pacientes atendidos en Atención Primaria tienen algún problema de salud mental, solo el 2,8 por ciento de la población se atienden en los dispositivos de la red de salud mental pública. Los pacientes se visitan, de media, solo una vez cada 2 meses; una asistencia muy inferior a la que recomiendan los expertos en las guías de buena práctica clínica.

Por otra parte, las diferencias entre los territorios en cuanto a las posibilidades de acceder a los tratamientos son preocupantes. Ni está garantizada la equidad para todos los pacientes en cuanto a los tratamientos ni se garantiza, que se viva donde se viva se podrá acceder a aquellos tratamientos que han demostrado eficacia científica. Ni tan siquiera se registra algo similar a las listas de espera de otras especialidades para poder contabilizar la demora con que los pacientes acceden a los tratamientos. Esta situación afecta a los programas dependientes del departamento de salud; los centros de salud mental y las unidades de hospitalización, los dependientes del Departamento de Asuntos sociales, clubes sociales, programas de rehabilitación laboral, programas de vivienda, etc.


Situación familiar compleja


En salud mental, las familias padecen situaciones durísimas, ya que son quienes realizan el soporte y acompañamiento de las personas con experiencias en salud mental, y a menudo, están muy solas. La red de dispositivos de salud mental pública tampoco garantiza el acceso a las familias a las intervenciones de apoyo, soporte, psicoterapia ni psicoeducación para ejercer este papel de acompañamiento y soporte de forma eficaz. En el caso de los familiares supervivientes del suicidio, tampoco se lleva a cabo desde el sistema sanitario público un acompañamiento al duelo. A menudo, las asociaciones de afectados se tienen que organizar para autoproveerse de los tratamientos que no les ofrece CatSalut. Pese a lo dramático de estas cifras, el propio sufrimiento derivado de la enfermedad mental y el estigma

Las familias deben luchar contra el "propio sufrimiento derivado de la enfermedad mental y el estigma"


hacen que esta situación de desatención esté silenciada. Y el estigma empieza en la Administración, en la medida que la atención en salud mental se encuentra muy desfavorecida en comparación con la de otras especialidades médicas.

Cada vez más los afectados, y sus familias están alzando su voz. Pese a que la cantidad de personas con necesidades de atención en salud mental es muy amplia, y el muy profundo sufrimiento que generan estos problemas, aún estamos lejos de que sea una prioridad del Departamento de Salud.

Es necesario que de verdad las personas sean el centro de las políticas sanitarias. Es necesario desarrollar un programa de atención en salud mental comunitario, basado en la prevención, que integre los recursos sanitarios y sociales, equitativo, que garantice que todos los ciudadanos que lo necesitan puedan acceder a los tratamientos y que garantice el soporte a las familias y la lucha contra el estigma. Es necesario que los usuarios y las familias sean parte activa en la toma de decisiones de sus tratamientos y se les tenga en cuenta en la evaluación de los resultados en salud.

Después de 20 años trabajando en la red de salud mental pública como psiquiatra, entré en política para seguir trabajando para mejorar la atención a las personas con experiencias en salud mental y sus familias. En el Pleno del Parlament de Catalunya del pasado 24 de octubre, desde Ciutadans presentamos una moción para mejorar el modelo de atención en salud mental y la prevención del suicidio en Cataluña. Es necesario romper el silencio y hablar de salud mental y también es necesario escuchar mucho más. Son historias de intenso sufrimiento, y también de superación y de recuperación. Por ellos se puede hacer mucho más. Tenemos la obligación moral de abordar este problema para que nadie esté tan desatendido que decida quitarse la vida. 

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