Las huelgas sucesivas en la Atención Primaria, los hospitales y en los servicios de urgencias de las comunidades autónomas, y el déficit crónico de especialistas médicos alertan sobre el deterioro de la sanidad pública española sometida a recortes y tensiones de cambio. ¿Dónde aparecerán las próximas fisuras?

Con una parte de los médicos contratados en precario, unos recortes que han hecho mella en la asistencia y la investigación (y cuya herramienta más eficaz se ha llamado tasa de reposición), unas urgencias saturadas, y con una derecha que exhibe en cuanto puede sus ansias privatizadoras, se percibe una sensación de crisis incompatible con la necesidad de actuar correctamente sobre el desgaste del sistema.


"Hace tiempo que las administraciones no encuentran sustitutos para los especialistas de baja o de vacaciones"


En el país declarado como el mejor del mundo para nacer, líder mundial en donación y trasplantes de órganos, en protección sanitaria universal, en el que hace tiempo que no hay paro en muchas de las especialidades médicas, también se mantiene la precariedad y hace tiempo que las administraciones no encuentran sustitutos para los especialistas que están de vacaciones o que están de baja.

Todo esto explica que cada año que pasa haya más médicos que solicitan la certificación del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos para convalidar su titulación en el extranjero; y la tendencia es creciente.

Salarios bajos y deterioro


Con la fuga de profesionales aprendimos algo importante sobre nuestra sanidad pública. A lo que nos estamos refiriendo con el tipo de afirmaciones a las que aludimos desde el principio es a que la situación en España es de salarios bajos y de precariedad con el abuso de los contratos de días y semanas.

Al igual que en otros ámbitos, los jóvenes más formados se van porque falta una apuesta firme por la estabilidad de las plantillas, por la profesionalidad y por la innovación. El deterioro del sistema es innegable, y su gestación viene de lejos.

Planificación y coordinación


La planificación de la educación médica es, sin lugar a dudas, un asunto de Estado, sobre todo a partir de la puesta en marcha de nuestro sistema sanitario público, en la segunda mitad del siglo XX.


"La planificación de la educación médica es, sin lugar a dudas, un asunto de Estado"


La formación de los profesionales de la salud procede de una situación compleja, engendrada con un pecado original: la formación universitaria de los futuros médicos es responsabilidad del Ministerio de Educación, mientras que la formación de los futuros especialistas en los hospitales es responsabilidad del Ministerio de Sanidad.

Aunque la coordinación debería producirse a través de las denominadas Comisiones Mixtas (universidad – servicios de salud) de las comunidades autónomas, y con el compromiso del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, dicha coordinación, en muchos casos, no existe. ¿Les parece suficientemente barroco? Pues esa maquinaria política tan poco transparente es la que corre a cargo con la formación médica pre y pos-graduada.

Un futuro poco optimista


El futuro de nuestra sanidad pública depende en gran medida de que seamos capaces de asegurar una buena formación, que se inicia en la universidad y se continúa en los hospitales y en el conjunto del sistema sanitario, primero en la especialización MIR y luego en una educación permanente escasa y privatizada.

La disminución drástica del profesorado en las facultades de Medicina con el abuso de la figura del profesor asociado y, lo que es peor, del colaborador docente (que no cobra), y unas comunidades autónomas intervenidas por el ajuste permanente y la presión de rebaja de impuestos que atenazan la recuperación de la inversión, no nos invitan a ser optimistas.

Las facultades, carentes de una financiación adecuada y sin profesorado, se ven estranguladas, además, por la creciente privatización, que adquiere cada vez mayor protagonismo en la formación pregraduada.

Radiografía de las especialidades



"No se convocan las plazas MIR adaptadas (ni en el número, ni en las especialidades) a las necesidades del SNS"


La radiografía de la situación actual de la formación de especialistas es la siguiente: hay un atasco importante para resolver el incremento necesario de plazas de acreditación en las unidades docentes y no se convocan las plazas MIR adaptadas (ni en el número, ni en las especialidades) a las necesidades del Sistema Nacional de Salud y a la reorientación a la promoción de la salud, la Atención Primaria en la comunidad y los pacientes crónicos.

Tampoco hay un registro de profesionales en cada una de las especialidades, con lo que la planificación, que es fundamental no se puede hacer. Hay que recordar, además, un dato importante: según la Organización Médica Colegial se jubilarán más de 50.000 médicos en los próximos diez años.

El propio Gobierno ha reconocido la falta de médicos en determinadas especialidades y ha puesto en evidencia los problemas en la planificación educativa y sanitaria. En el lado positivo habría que poner el acuerdo estatal con los sindicatos para reducir la interinidad al 8 por ciento.

Es esencial:

- Primero, recuperar el concepto de planificación para organizar bien, frenar el deterioro del proyecto sanitario público y no derrochar los recursos.

- Segundo, la coordinación efectiva entre los ministerios de Sanidad y Educación y las consejerías respectivas, como empleadores, con el consejo de universidades.

Aún así quedaría mucho trabajo por hacer. Entre otras cosas, habría que abrir un debate acerca de la concentración de especialistas en el medio urbano y la dificultad de consolidarlos más allá de las grandes ciudades. Muchos profesionales están empezando a prestar atención a estas cuestiones. Es una buena señal. Que cada uno ponga sus ideas en el lado que crea.