La pandemia por la Covid-19 ha afectado al Sistema Sanitario y social y sus respectivas instituciones sanitarias de forma drástica. Ha quedado patente que el sector sanitario requiere de una transformación profunda, cada vez más demandada por sus principales grupos de interés, incluida por la sociedad en su conjunto.

El sociólogo Zygmunt Bauman acuñaba el concepto de la “sociedad liquida”, refiriéndose a que las realidades sólidas han dado paso a momentos en continua transformación. “Hoy la mayor preocupación de nuestra vida social e individual es cómo prevenir que las cosas se queden fijas, que sean tan sólidas que no puedan cambiar en el futuro”, decía Baumann hace tiempo.

Todo cambia de un momento a otro, la pandemia es buena prueba de ello. Muchos aspectos económicos han perdido su fuerza y la sanidad ha cobrado máxima importancia. Ello nos exige flexibilidad y, sobre todo, capacidad de escucha, de observación y …de actuación.

“Pero en la sociedad contemporánea, en la que somos más libres que nunca antes, a la vez somos también más impotentes que en ningún otro momento de la historia”, nos recordaba el sociólogo. ¡Palabras sabias de máxima actualidad!

Nos encontramos en un momento de mucha incertidumbre que no todos saben gestionar. En ese proceso de transformación continua, el objetivo es establecer prioridades, dotar la sanidad con los recursos humanos que requiere esta situación, reforzar la salud pública e implicar los principales grupos de interés. Me refiero a las personas que, de forma explícita o implícita, voluntaria o involuntaria, tengan algún interés en el sector sanitario. Es decir, profesionales sanitarios, pacientes, familiares, políticos, gestores, proveedores, medios de comunicación, farmacéuticos y la sociedad en su conjunto. Los gestores y políticos RESOLUTIVOS tienen que ayudarles a conseguir el máximo rendimiento en todos los ámbitos, resolver sus necesidades, respetando sus preocupaciones y su futuro. La integridad en la gestión, conjuntamente con la responsabilidad, la ética y la transparencia, deberían ser los pilares esenciales.


"La integridad en la gestión, conjuntamente con la responsabilidad, la ética y la transparencia, deberían ser los pilares esenciales de la transformación de la sanidad"



No me refiero sólo al desarrollo de valores personales, sino, además, a los valores que son necesarios para desarrollar e impulsar un sector tan decisivo como el sanitario para que sean reconocidos y practicados por todos y que puedan crear e impulsar, incluso, inteligencia social. Ésta hay que entenderla como la interacción con los demás, como elemento clave para la transformación de la sociedad, consolidando redes sociales que generan calidad de vida.

La incertidumbre y el temor por lo que vendrá, ha puesto de manifiesto la necesidad de una comunicación fluida y transparente con todos los grupos de interés. En este sentido, la sanidad liquida implica el cambio de viejos paradigmas y estructuras y urge un mayor acercamiento al paciente y a sus individualidades, siendo la suma de éstas lo que conforme la sociedad en su conjunto. En el fondo se trata de hacer realidad lo que toda la sociedad demanda: poner a las personas en el centro de atención y trasladarles su responsabilidad, competencia y madurez para fomentar el compromiso mutuo.

Requiere de una adaptación hacia los nuevos escenarios de incertidumbre que ha generado la situación actual, centrado en la transformación de la sanidad hacia un estado cambiante, en el que la participación de los principales stakeholders marca el rumbo.


"La sociedad demanda poner a las personas en el centro de atención y trasladarles su responsabilidad, competencia y madurez para fomentar el compromiso mutuo"



La conceptualización pasa por la percepción, la experiencia, la personalidad social, etc. de los pacientes, familiares, profesionales y demás grupos que evalúan de esta forma la calidad de vida y el sistema de bienestar. Conviene recordar que múltiples investigaciones validadas en la experiencia práctica demuestran que la insatisfacción o satisfacción de paciente, profesionales y familiares están a menudo más relacionada con el aspecto humano de la calidad que con su aspecto material.

Creando vínculos más estrechos, a través de un dialogo fluido y transparente, puede reducirse el impacto de la incertidumbre y mejorar la confianza entre los grupos de interés. Cambiar, o/y replantear algunos conceptos con otro enfoque, puede significar también un cambio en las relaciones humanas y sus conductas, cara a su entorno y la sociedad en su conjunto. El paradigma ya no es la observación, sino la interrogación, una comunicación en la que él que comprende debe introducir, partes susceptibles de control de su subjetividad para sí poder encontrar al otro que está enfrente de él al nivel de la intersubjetividad de un entendimiento posible general.

No cabe duda que el uso de la tecnología permitirá redefinirla y adaptarla a procesos de individualidades mediante el uso inteligente de los datos.