Escribo personalmente y como presidenta de la Asociación Nacional e Internacional de Enfermería Escolar (Amece), pionera y referente en España, asumiendo toda la responsabilidad de lo que digo, desde la tranquilidad, conocimiento y experiencia avanzada como enfermera escolar tras 42 años y 331 días en el mismo colegio.

No entro en detalles del colegio en el que trabajé y el cargo que desempeñé, supervisora de enfermería durante 36 años, es un hecho aislado por unas circunstancias muy específicas, alumnado con complejidad crónica y cuidados paliativos en alto porcentaje que también tienen derecho a estar escolarizados.

Voy a referirme a la mayoría de enfermeras escolares que trabajan solas como autoridades sanitarias y garantes de salud de la comunidad educativa y que tienen, desde la soledad más absoluta, también administrativamente, que realizar todas las competencias profesionales de la Enfermería, reinventarse frecuentemente e intentar integrarse con profesionales de la educación que en ocasiones nos viven como “cuerpos extraños”.

Pero lo que puede llegar a doler, es que algunos profesionales de la salud, compañeros y no solo enfermeros, nos ignoren y que nos pongan piedras en el difícil camino, por determinados egos mal resueltos y sobre todo por el profundo desconocimiento de lo que es y hace la enfermera escolar, lo que viene a denominarse: ninguneo, oportunismo e intereses creados, ocultos y alta dosis de osadía, por no enfrentarse a las dificultades y escollos burocráticos de las administraciones o buscando la comodidad de defensas más simples y no el beneficio de la profesión.

La enfermera escolar merece más deferencia y empatía por ser una disciplina compleja y completa, y que puede lograr que los alumnos de hoy, sean en un futuro unos ciudadanos más conocedores de su salud, su autocuidado y  proteger mejor el medio ambiente. Más solidarios.

No solo ponemos tiritas, que también y además procuramos que sean con dibujitos, calmamos a ese niño que se cae, lo cogemos en brazos, llamamos a su familia o escribimos según sea la gravedad, porque hay arañazos simples y compuestos, traumatismos de distinta intensidad fracturas, hipo e hiperglucemias, crisis asmáticas, crisis epilépticas, schock anafiláctico, atragantamientos…


"La enfermera escolar merece más deferencia y empatía por ser una disciplina compleja y completa, y que puede lograr que los alumnos de hoy, sean en un futuro unos ciudadanos más conocedores de su salud"



Las Enfermeras Escolares os podemos narrar cómo hemos resuelto una parada cardiorespiratoria hasta que han llegado los servicios de urgencias para traslado al hospital, creedme, cuando llegan es cuando ya puedes permitirte que te tiemble hasta el alma y llorar. Y afirmo que ahorramos gastos al sistema sanitario, si resolvemos en los colegios la mayoría de urgencias que se presentan, no tienen que derivarse a niños a los hospitales y los padres siguen trabajando. Si solucionamos una crisis asmática, epiléptica o una hipoglucemia, que lo hacemos a diario y muy bien, el alumnado sigue después con su rutina escolar y todos tan contentos.

Nuestros niños y niñas en edad escolar, los más mayores adolescentes, pasan en los colegios cada vez más tiempo, los primeros del cole y los últimos de cole, por lo que ocurren muchas incidencias en la población sana y en el alumnado con patologías crónicas, raras o discapacitantes.

Pregunten a las familias que tienen la suerte de contar con un profesional enfermero en el colegio, nos darán los mejores indicadores al respecto y se podría evaluar el impacto positivo y el valor añadido que supone en los colegios contar con él. Y no solo por la pandemia, donde como coordinadoras Covid nos ha tocado trabajar sin descanso, con cambios continuos de protocolos y sucesivas olas y tsunamis.

Zapatero a tus zapatos, se lo aplico a distintos colectivos e instituciones que se pasan de mano en mano como la falsa moneda a las enfermeras escolares.

Desde algunos sindicatos, sin representatividad en la consejería de Educación que es quien nos contrata, reclaman la enfermería escolar desde su individualismo, porque ellos lo valen, queriendo implantar un modelo de enfermería escolar que no es tal, desde un cajón de sastre donde todo vale y que  carece de bases sólidas, perjudicando a profesionales debidamente formados y capacitados para una especialidad profesional a la que niegan el reconocimiento.

¿Y quién defiende los derechos laborales y profesionales de las Enfermeras escolares? Casi nadie.

Recientemente un grupo de profesionales enfermeros de distintos ámbitos relacionados con la Salud Escolar, hemos constituido   el  Observatorio Nacional de la Enfermería Escolar.

La falta de respeto de las administraciones estatales y autonómicas hacia el colectivo es histórica, somos  pocas (unas 1000 en todo el territorio nacional), nos cambian cada curso escolar o nos vamos porque ya no aguantamos más , no se cobra carrera profesional, el tiempo trabajado cuenta un tercio o menos para los baremos y las bolsas de trabajo, el salario es menor, bastante menor que el de los maestros de infantil y primaria que trabajan a nuestro lado, suerte que tienen que desde Educación miman y protegen  a su profes.

Y  decir ahora que la edad de jubilación debe ser a los 60 años… #madredelamorhermoso, sin comentarios. Espero que no se olviden de los que nos hemos jubilado anticipadamente y nos quiten la penalización de por vida a la que estamos sometidos.

¿Por qué es necesaria la especialidad?

Discrepamos profundamente con quienes opinan que debemos tener “una acreditación extra”, “un Diploma de acreditación avanzada”, “un área de capacitación específica  (ACE), o que tengan que ser enfermeras de familiar y comunitaria o pediátricas las que nos fagociten, así lo sentimos, y tenemos argumentos para apostar por la especialidad si algún día tienen a bien y a quien le corresponda, seguir legislando para que de 7 especialidades reconocidas a medias en España, se pasen a unas cuantas más muy necesarias, entre otras la Enfermería Escolar.

Es una realidad en otros países del mundo, no solo que cuentan con más enfermeras escolares (ratios que en España ni se contemplan) sino también más capacitadas y reconocidas administrativa y socialmente.

La Enfermería Escolar no es un lujo exclusivo en los colegios privados, es una necesidad real para todos.