La robótica y la inteligencia artificial, la impresión 3D, la telemedicina y todos los avances tecnológicos que se instauran en las instalaciones de los centros sanitarios pueden suponer una
mayor humanización de la asistencia sanitaria. Esto no es una paradoja, aunque lo parezca, sobre todo si llegamos a comprender que las nuevas tecnologías ponen el foco en el detalle mecánico, mientras que el equipo de profesionales sanitarios, gracias a ello, puede centrarse en las necesidades del paciente y en aplicar sus conocimientos y enormes habilidades, y ayudarles en el proceso de cada paciente, porque tendrán tiempo para poner el foco en todo el procedimiento médico que este necesita para que su salud mejore.
Este gran salto tecnológico necesario está, además, protegido éticamente por los ingenieros sanitarios, que respaldan la
seguridad y eficiencia de los nuevos equipamientos e instalaciones en estrecha colaboración con los profesionales sanitarios asistenciales. Unos y otros se forman a conciencia para que la adquisición y utilización de las nuevas tecnologías sea segura, y tanto unos como otros son seres humanos que comprenden que lo que se está instalando y/o utilizando puede servir para tratar a personas de su familia o entorno cercano. Porque cuando trabajas en sanidad
todo es personal y humano, y por eso nos gusta nuestro trabajo.
La medicina hace mucho tiempo que no consiste solo en utilizar un fonendoscopio para auscultar a un paciente. La
Medicina del siglo XXI son instalaciones técnicas de gran envergadura que requieren de una gran inversión, que albergan instalaciones muy avanzadas con un equipamiento que permite dar los mejores tratamientos médicos a la misma vez que se mejoran la seguridad del paciente. Porque en 2025 la robótica de los quirófanos o la maquinaria que produce los isótopos radioactivos para las terapias oncológicas están instaladas en un centro sanitario que debe ser concebido para que estos
nuevos procesos sanitarios funcionen 24 horas al día con energía suficiente y de forma eficiente los 365 días del año. Además, este servicio está llegando a los hogares con la asistencia a domicilio con supervisión médica, lo que conlleva la puesta en marcha de la infraestructura asistencial que garantiza los mejores tratamientos monitorizados también las 24 horas del día. Todo esto sucede mientras el paciente acude a consultas médicas donde la inteligencia artificial puede aportar un gran salto en el análisis de los historiales sanitarios para un mayor beneficio de todas las especialidades, que gracias a ella podrán centrarse en ejercer una profesión vocacional en la que la cercanía y la humanidad siempre marcan la diferencia.
"Cuando se inaugura un hospital y se da un salto tecnológico se tiende a pensar que se necesitarán cada vez menos técnicos porque la tecnología lo hará todo; pero es precisamente todo lo contrario"
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Esta diferencia es posible gracias a que los profesionales sanitarios asistenciales participan del salto tecnológico de la sanidad colaborando activamente con los ingenieros sanitarios que conciben las infraestructuras, las instalaciones y su control, para una medicina eficiente. De hecho, cuando se va a instalar una nueva maquinaria, los profesionales implicados en este cambio de infraestructura que ofrecerá una mejor atención sanitaria se preparan varios años antes de que esta llegue. Desde los médicos que utilizarán la maquinaria hasta los técnicos que deberán manejarla, pasando por el equipo de Enfermería, recursos humanos y mantenimiento, se forman y participan con su experiencia y conocimientos propios en este proceso de modificación para que la nueva instalación comience a funcionar y que el servicio a los pacientes no se vea alterado en ningún momento, sino que se añada este nuevo tratamiento, que es posible gracias a la nueva maquinaria, a los que ya ofrece el centro sanitario donde se instale. No sería posible hacerlo de otro modo, ya que
los ingenieros sanitarios compartimos la vocación de servicio, pues vivimos día a día escuchando las necesidades de los profesionales sanitarios y desarrollamos la sensibilidad necesaria para adecuar las infraestructuras y las instalaciones a lo que estos necesitan. Por eso elegimos esta profesión, porque nos gusta hacer que la sanidad sea eficiente, porque somos muy conscientes de que es de la vida de los pacientes de lo que estamos hablando cuando queremos hacer transformaciones tecnológicas. Los ingenieros sanitarios comprendemos que el avance tecnológico de la sanidad es una revolución conjunta para el bien de los pacientes.
Esta
transformación tecnológica de la sanidad ya está en marcha. Es una vía de doble sentido en la que cuanto mayor sea la apuesta por los técnicos sanitarios y los profesionales asistenciales más servicios y más humanizada estará la atención al paciente. Las infraestructuras y las instalaciones sanitarias necesitan un estándar establecido del número de profesionales necesarios para su mantenimiento, de forma que ofrezcan siempre un servicio eficiente que permita el médico hacer su trabajo de la forma más humana posible y con garantía para los pacientes mientras la robótica y la inteligencia artificial hacen el suyo. Estos estándares, o buenos usos, pasarían por considerar el
número de pacientes de las consultas, el número de camas, el tamaño y valor de la infraestructura, y el valor de las instalaciones y equipamiento en función de su tecnología; ya que a mayor tecnología mayor necesidad de profesionales que faciliten su eficiencia y control.
Cuando se inaugura un hospital y se da un
salto tecnológico muy grande la tendencia, si no se explica bien, es a pensar que esta infraestructura sanitaria de última generación necesitarán cada vez
menos técnicos porque la tecnología lo hará todo e irá bien sola, cuando es precisamente
todo lo contrario. Esto es así de la misma forma que cuando compramos un coche de última generación en electrónica y motores no podemos llevarlo a un taller mecánico cualquiera. Este vehículo de última generación da mucho mejor servicio, por supuesto, frena mejor, ofrece una mayor protección para las personas que van dentro, consume menos combustible, etc., pero requiere de
mayores conocimientos para hacerlo funcionar de forma eficiente. En los centros sanitarios la tendencia es pensar que hacen falta menos profesionales porque se cree que la tecnología va sola, pero en realidad lo que se necesita es a más profesionales con más conocimientos y con conocimientos más variados.
Todo esto ayudaría, además, a que las instalaciones que adquirimos en este avance tecnológico sin precedentes, y las que ya están, se mantuvieran y duraran más tiempo. En realidad, si se les presta atención y cariño a las instalaciones todos los años estas puedan tener una vida útil mayor, y para eso hay que contar con los profesionales necesarios y adecuados. Esto se puede aplicar a
todos los sectores de la sanidad, ya que, si España tiene uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo es por las personas que están dentro, no solo los ingenieros, sino todo el personal sanitario; por la vocación de quienes trabajamos en ella, que sentimos que damos un servicio necesario que nos conecta directamente con lo que nos hace ser seres humanos que forman parte de una comunidad que cuida los unos de los otros.