Dice Idowu Koyenikan que “hay un poder inmenso cuando un grupo de personas con intereses similares se reúnen para trabajar hacia los mismos objetivos”. De eso se trata el artículo que escribo hoy. Hay que aunar esfuerzos para hacer un trabajo importante, un trabajo necesario, un trabajo que dé la posibilidad de hacer justicia con aquellos compañeros médicos y facultativos en general que son objeto de un abuso de temporalidad en sus contrataciones.

Tenemos un serio problema al que hacer frente. La mala organización, la desidia, quizá la ineptitud de las administraciones públicas sanitarias, han ocasionado a lo largo de estos últimos años un serio problema de plantillas en estado de abuso, deficitarias, con contratos demasiado precarios que han permitido llegar a situaciones como la que tenemos en Madrid, con los compañeros médicos y facultativos de los hospitales en los que la tasa de personal no fijo llega al 52 por ciento. En urgencias hospitalarias cerca del 95 por ciento.

Después de hacer frente a la mayor crisis sanitaria de los últimos 100 años y hacerlo con plantillas deficitarias, cansadas, inestables, maltratadas y, sin embargo, hacerlo con una profesionalidad fuera de toda duda, con un sobresfuerzo personal inmenso, dejándose en el camino compañeros fallecidos por una falta evidente de protección por parte de las autoridades sanitarias, con aplausos y apoyo por parte de los ciudadanos, nos encontramos ahora en una situación en la que muchos de estos que fueron contratados para ayudar en esta pandemia, ahora se ven abocados a volver a engrosar las listas del paro.

Llama mucho la atención que los políticos dicen que esto ya se ha acabado y que estamos “gripalizando” el covid, que hace falta menos personal y no se convierten en plazas estructurales a todos contratos covid y muchos de ellos se ven abocados, ya digo, a marcharse ahora de bueno al paro. Curiosamente, esto se hace a la vez que todos vamos viendo cómo se van incrementando las listas de espera de pruebas complementarias, de consultas externas o de intervenciones quirúrgicas, así como vamos conociendo las grandes dificultades que hay para acceder en tiempos razonables a las consultas de Atención Primaria ya sean de médico de familia, ya sean de pediatras.

En estas circunstancias nos encontramos con un problema muy serio. Por un lado, hay que hacer frente a estas listas de espera desbordadas con plantillas que siguen estando muy mermadas (¡cómo es posible plantearse ahora no renovar todos los contratos!, ¡cómo es posible prescindir de cientos o miles de profesionales!) y por otro dar respuesta a las necesidades de los profesionales que en justicia lo merecen. Y ambas coinciden en la necesidad de estabilizar las plantillas.

Tenemos un serio problema con el personal en abuso de temporalidad. La “apuesta” por llevar al Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) no ha dado los resultados inicialmente esperados, obtener la plaza fija como sanción por el abuso, pero si ha abierto la necesidad de dar satisfacción a los “abusados”. Y esto no se hace con la Ley 20/21, una Ley que no da respuesta a los problemas y puede generar más malestar que soluciones.  

Estamos viviendo unos momentos críticos para la profesión médica y del resto de titulados superiores facultativos del Sistema Nacional de salud. La inacción por parte de la administración durante muchísimos años, el no querer entrar en el fondo de uno de los mayores problemas de nuestra profesión, que es la precariedad, la inestabilidad laboral y el maltrato al profesional desde hace tantos años, ha ocasionado que en este momento y, después de la terrible crisis que hemos pasado con la pandemia, con un sobreesfuerzo impresionante por parte de los compañeros, nos encontremos con unas tasas de temporalidad elevadísimas e injustas. No consolidan las plazas en tiempo y forma, sistemáticamente incumplen con el EBEP, no aplican los plazos y los profesionales permanecen años, décadas incluso, sin consolidar una plaza fija, e incluso hay gente que llega a jubilarse como interino.


"Sindicato médico y de facultativos, colegios profesionales, estudiantes, decanos y sociedades científicas deben estar unidos en este frente común"



La ley 20/21 no satisface a los afectados, no soluciona los problemas que se han generado y está por determinar el recorrido que pueda llegar a tener la judicialización que ha ocasionado. Recursos contra oposiciones ya convocadas, unos contra otros, cada uno reclama sus propios derechos, aunque sean contrarios a los derechos de otros.

¿Qué es lo que está pasando?, pues que hay todo un movimiento de profesionales enfadados y muy molestos que lo que quieren de verdad es que los aplausos de la pandemia se conviertan en reconocimiento y justicia, que lo mínimo que se puede exigir es darles con carácter fijo una plaza en el sistema sanitario público que, claramente, se han ganado. Por eso es el momento de empezar a plantear lo que ya he escrito en varias ocasiones en esta tribuna: un modelo de Sistema Nacional de salud en el que el eje central, además del paciente, también lo sea el profesional y, para poder hacerlo en condiciones, ya he planteado varias veces una defensa del sistema de concurso abierto y permanente, puesto que entiendo que el ejercicio de la medicina es complicado, es difícil, requiere de un esfuerzo académico muy importante, hacer el MIR/-IR , y esto no se puede valorar con un sistema como el del “funcionariado” del siglo XIX. 

La situación nos ha conducido a un punto en el que todos los afectados están respaldados por las organizaciones profesionales que les representan. Sindicato médico y de facultativos, colegios profesionales, estudiantes, decanos y sociedades científicas deben estar unidos en este frente común, caminar juntos y de la mano, dar todo el apoyo a los profesionales, ser exigentes con las Administraciones, dejar egoísmos y protagonismos absurdos y pensar que ahora lo importante es que se de satisfacción a los profesionales afectados. Vamos, que acabo de reinventar el Foro de la Profesión Médica. Posiblemente, es el momento de reproducirlo a nivel de cada CCAA, creer en ello y dar un paso decidido hacia su desarrollo.

Sé que será difícil, que encontrar soluciones que den satisfacción a todos es casi imposible, pero hay que intentarlo. Consolidar plaza por concurso, sí; que puedan optar los más jóvenes, también; y, por supuesto, que los fijos vean el anhelado concurso de traslados. Quiere esto decir que lo importante es el “derecho a ser fijo”, lo que no quiere decir que se pueda hacer a todos fijos y además en la plaza que ocupan actualmente. Hay derechos de terceros que se deben respetar y uno de ellos es el del traslado o elegir la plaza que por mayores méritos se desee. Se que esto no será del agrado de todos, pero es de justicia.