Y lo ha hecho con la prudencia de no generarnos un agobio especial, lo digo por aquello de la temperatura ambiental, mi recuerdo del año pasado en este aspecto es que las cosas fueron diferentes.

En estos doce meses transcurridos entre veranos han pasado muchas cosas y entre ellas algo que a mi personalmente me produce ya un cierto cansancio, la rutilante letanía política, no sé si vendrá motivado por lo avanzado del “curso” o porque realmente el calendario lectivo llega a su fin y todavía no sabemos con certeza la composición del nuevo gobierno.

Nos vamos de vacaciones en unas semanas y todo sigue en la misma “parálisis por el análisis”, vamos que con suerte hasta el regreso de la diáspora veraniega no vamos a disponer de un nuevo ejecutivo que tome las riendas de este país. Yo me pregunto ¿sería posible que una organización la que sea, de carácter empresarial o no, estuviera en estado de aletargamiento durante tanto tiempo sin que nada sucediera?, ahí lo dejo…


"Todos somos pacientes o lo seremos tarde o temprano y que como tales cada vez tenemos más información, más formación y por lo tanto más capacidad de modular al propio sistema a través de nuestras decisiones personales o colectivas"


Entre tanto, el discurrir de nuestra sanidad pública y de nuestro Estado del bienestar discurren por vericuetos cargados de incertidumbres, los pacientes siguen esperando más de la cuenta, las inversiones se ralentizan, la necesidad de gasto se incrementa, los profesionales continúan arrimando el hombro dentro de una situación laboral compleja, la equidad sigue ampliando su brecha y la viabilidad y sostenibilidad del sistema se resiente entre otros aspectos que necesitan mejorar.

Es indudable que los problemas no se solucionan aplicando remedios y filosofías como la de Laissez faire et laissez passer, le monde va de lui même” o lo que es lo mismo “Dejen hacer, dejen pasar, el mundo va solo” un aforismo utilizado al parecer por Vincent de Gournay, un pensamiento vinculado a la fisiocracia allá por el siglo XVIII y como afirman las fuentes “proclamaba la existencia de una ley natural por la cual el buen funcionamiento del sistema económico estaría asegurado sin la intervención del Estado”.

Después de haber escuchado a unos y otros dirigentes en sus múltiples intervenciones públicas respecto de nuestro sistema sanitario yo les recordaría, en primer lugar que todos somos pacientes o lo seremos tarde o temprano y que como tales cada vez tenemos más información, más formación y por lo tanto más capacidad de modular al propio sistema a través de nuestras decisiones personales o colectivas. La influencia del movimiento asociativo de pacientes y las decisiones individuales de cada uno de nosotros en nuestro día a día cada vez van a hacer que todo gire en torno a nuestras necesidades reales y quien no vea en ello una oportunidad terminará siendo arrollado por la fuerza de los acontecimientos.

No me voy a extender pero creo que lo acertado en los tiempos que corren es estar atentos a una sociedad civil que responde a sus propias necesidades y se organiza para conseguir sus fines; además confiar y apostar por un sistema de titularidad pública sólido, eficiente, viable y que cumpla con los criterios recogidos en la normativa vigente necesitada de una reforma que la adapte a los tiempos actuales y especialmente a los venideros, y a la vez y de forma sincrónica y sinérgica impulsar un modelo de titularidad privada de excelencia también proyectado a un futuro inminente que tenemos en ciernes protagonizado por el cambio sociodemográfico, la innovación incesante en todos los campos del saber, el acceso a la información de una forma inmediata e interactiva y la conformación de espacios geográficos más amplios e interrelacionados que los actuales con el individuo como protagonista de un mundo globalizado cada vez más a pie de calle.

Esta reflexión no estaría completa si a ella no le añadiera un aspecto y un fin determinante de todo esquema organizativo estratégico que se precie dentro del ámbito de la salud y la sanidad: la consecución de los mejores resultados sanitarios de la forma más eficiente y efectiva posibles. En este sentido me viene a la mente una frase del todo oportuna para este caso fuertemente vinculada a la denominada gestión ética y socialmente responsable “la suma de todos aporta valor a la sociedad”, aquí no sobra nadie, todos formamos parte de la solución.