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13 dic. 2013 14:19H
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El próximo miércoles 18 de diciembre se celebra una sesión de la Comisión de Sanidad del Congreso de los Diputados para debatir sobre el dictamen de la Subcomisión del pacto sanitario y los votos particulares de los grupos parlamentarios.

El PSOE abandonó la Subcomisión ante la decisión unilateral del Gobierno del PP de aplicar el cambio de modelo y los recortes incorporados en el RDL 16/2012. Por unos u otros motivos, también IU, CiU y PNV abandonaron dicha Subcomisión.

En estos dos años de legislatura, es evidente que el Gobierno del PP y la ministra Mato han llevado a cabo un conjunto de medidas de contrarreforma que perjudican la calidad asistencial, la equidad y cohesión del sistema y la sostenibilidad del mismo.

Algunos de los efectos más graves de la política del Gobierno se refieren a que ha cambiado el carácter universal del sistema por un modelo de aseguramiento excluyendo de la cobertura a cientos de miles de personas; también, se han incorporado cambios en el copago farmacéutico que perjudican a determinados colectivos de pensionistas y pacientes crónicos y con enfermedades graves y raras. Igualmente, se ha desarrollado una estrategia de privatización de la gestión de servicios públicos que ha generado gran inquietud y rechazo profesional y ciudadano.

Son muchas las medidas perjudiciales para nuestro modelo de sanidad que, hay que señalar, contaba hasta abril de 2012 con un gran consenso social, político y profesional.

Desde el PSOE, pensamos que es necesario hacer posible una sanidad pública fuerte, con equidad, con calidad, con carácter universal, de provisión pública de manera mayoritaria y, por supuesto, eficiente.

Y creemos que en torno a esos valores, ampliamente aceptados por la sociedad y los profesionales, debe girar el deseable pacto.

Por eso, a pesar de no haber encontrado las condiciones necesarias para participar en la Subcomisión del pacto, he presentado en nombre del PSOE un voto particular con 20 propuestas para el pacto.

Para dejar una puerta abierta. 

Una puerta abierta a un pacto que debería servir para abordar con consenso, los cambios necesarios sin afectar esos valores que he citado.

Para reforzar, si cabe, esos valores.

Veamos: la universalidad y la equidad son claves para un sistema sanitario digno de la sociedad española.

Una sanidad fuerte es una sanidad universal. En la que cualquier persona tenga asegurado el derecho de ciudadanía a la protección de su salud y a la asistencia sanitaria. Tal como PP y PSOE pactamos en 2003 en la Ley de Cohesión y Calidad del Sistema Nacional de Salud. Algo que el RDL 16/2012 ha cambiado y cuya medida pedimos sea derogada.

Este criterio de universalidad es un primer requisito imprescindible para el pacto. Dar cobertura a todos, incluyendo a inmigrantes en situación irregular, no dispara el gasto. Lo sabe todo aquel que conozca mínimamente la sanidad española.

Sobre equidad, es necesario revisar los copagos incorporados con el RDL 16/2012 para corregir las situaciones que se constituyen en barrera de acceso a determinados colectivos de pensionistas, pacientes crónicos o con enfermedades graves y raras.

Ya hay evidencia de ello y sociedades científicas y profesionales o sociedades de pacientes lo están denunciando ya.

De igual forma, la creación de varias carteras de servicios con el RDL 16/2012 (cartera básica, cartera suplementaria y cartera accesoria), abre la puerta a copagos sanitarios que se pueden constituir en nuevas barreras de acceso que perjudiquen la equidad.

Revisar estas barreras es otro requisito para un pacto.

Porque son barreras a la equidad para los colectivos con más necesidades y menos recursos.

Y finalmente, la eficiencia.

Quiero que se analice nuestra posición sobre la provisión privada. Sobre la mal llamada colaboración público-privada.

La entendemos en la forma que se contiene en la Ley General de Sanidad y, en concreto, en su artículo 90: con un carácter meramente complementario.

La privatización de la gestión de los servicios sanitarios públicos, con iniciativas como las de la Comunidad de Madrid poniendo en manos privadas hospitales y centros puestos en pie con dinero público, ni es nuestro modelo, ni lo hemos desarrollado en ningún lugar en los que hayamos gobernado o gobernemos, ni es una solución adecuada.

La colaboración con el sector privado debe hacerse en los parámetros de complementariedad que establece la Ley General de Sanidad.

Además de por las razones apuntadas, porque la evidencia de análisis comparado de sistemas sanitarios en el ámbito internacional nos muestra que a mayor provisión privada, mayor gasto en salud. Sin que ello se traduzca en mejor salud o mayor equidad.

Por tanto, no es más eficiente, en términos agregados, un sistema con mayor provisión sanitaria privada que uno con mayor provisión sanitaria pública.

Esto, entre otras razones, hizo de nuestro sistema uno de los mejores del mundo en calidad, equidad y eficiencia.

Es por esto que entendemos que es otro requisito para el pacto, corregir la estrategia que comunidades como Madrid llevan adelante.

Otra cosa diferente, que no procede abordar ahora en esta reflexión, es el espacio que puede y debe tener la sanidad privada española en un mundo globalizado y en la Europa que abre cierto espacio a la movilidad de pacientes. Algo que abordaré en otra reflexión en esta misma columna.

Otras muchas e importantes cuestiones deben ser objeto de acuerdo.

El PSOE ha propuesto 20 medidas en nuestro voto particular.

Estamos dispuestos a dialogar sobre ellas, pero corresponde al Gobierno y al grupo mayoritario del PP generar las condiciones para el acuerdo, rectificando errores cometidos en la aprobación del RDL 16/2012.

Nuestra voluntad es clara y firme. Pero hoy no podemos contestar a la pregunta que titula esta reflexión.

Si hay acuerdo, será porque hemos encontrado una forma de asegurar los valores del sistema que he señalado anteriormente.

Si lo conseguimos, habremos avanzado en la aspiración social y profesional de universalidad, equidad, calidad y eficiencia.

Y sobre todo, en haber encontrado un camino de consenso para las reformas de futuro.

Demos una oportunidad al pacto.


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