“El dolor que no se desahoga con lágrimas
puede hacer que sean otros órganos
los que lloren”


Francis J. Braceland


Cuando llegó a España la noticia del coronavirus en Wuhan algunos ciudadanos salieron a buscar mascarillas, señalando los farmacéuticos que la demanda llego a dispararse un 6.000 por ciento en pocos días y se agotaron las existencias. Y asi, ese casi 10 por ciento de población que se considera que puede estar afectada de hipocondría, comenzaba a planificar y organizarse para llegar a evitar el contagio de esta nueva enfermedad que aún no había llegado al país.

En España como en el resto de países, comenzó a haber casos de covid-19 cuya incidencia crecía diariamente de manera escalofriante, y es que uno de los principales problemas del covid-19 es su rápido contagio, sumado a la ausencia de tratamiento y desconocimiento científico que a lo largo de la pandemia se ha ido paliando.

Inmediatamente, los diferentes países para frenar este frenético contagio establecieron diversas medidas: cuarentena, confinamiento y distanciamiento social, medidas todas que cuentan con evidencia de efectividad. De repente los ciudadanos comenzaron a ver sus ciudades vacías, sin gente las estaciones de metro o aeropuertos, cerrados comercios y servicios.

El confinamiento supuso el aislamiento de muchas personas, pero también la alteración de la actividad cotidiana, de la actividad física y de la actividad social, marcadas todas por la pérdida de contacto físico con los demás. Esto se vio agravado por su larga duración, que facilitó el impacto sobre el estado emocional de los ciudadanos. La incertidumbre posterior y las malas perspectivas económicas no han hecho más que incrementar el malestar.

Consecuencias psicológicas del Covid-19: tercera ola


Según va pasando el tiempo se van conociendo más consecuencias del covid-19, por eso es necesario hacerles frente y estar preparado para ellas. Y una de las principales consecuencias que ha tenido esta pandemia han sido los efectos psicológicos en la población: ansiedad, depresión, miedo, estrés, considerándose efectos directos e indirectos de la propia enfermedad y el confinamiento.

The Lancet Psychiatry apunta que una de las posibles reacciones de trastornos psiquiátricos en situaciones de estrés intenso como la pandemia de covid-19, son los trastornos psicosomáticos, somatomorfos e hipocondriacos.

Si la pandemia del Covid-19 ha llevado a una crisis sanitaria, ahora que estamos en su rebrote casi nadie duda de que llega la crisis de la salud mental. Se necesita de manera urgente, a la vez que paliar los déficits históricos de la red de salud mental, invertir y preparase para evitar el incremento de las enfermedades mentales como consecuencia de la pandemia. El coronavirus covid-19 ha resultado ser un estresor psicológico pues está afectando a la población en sus diferentes facetas y organización. Llega la llamada tercera ola de la pandemia.


"Se considera que el propio miedo al contagio del Covid-19 puede llevar a ciertas personas a presentar sus síntomas y por lo tanto a creer que se han contagiado y cuestionarse si están enfermos"


Se viene considerando el confinamiento como uno de los principales factores que ha llevado a cierta parte de la ciudadanía a múltiples situaciones de aislamiento con sus consecuencias psicológicas (ansiedad, depresion, estrés, miedo, tristeza). Limitar la libertad de los ciudadanos para alcanzar un bien social ha resultado ser un tema tan necesario como polémico por lo que debe ser abordado con mucho cuidado teniendo en cuenta también las consecuencias en salud mental de la ciudadanía.

Porque el largo confinamiento no solo afecta la vulnerabilidad del hipocondriaco sino a la población en general, asi fue como consecuencia del aislamiento, muchas personas comenzaron a manifestar fiebre, dolor de cabeza e incluso tos, a pesar de no estar contagiados de Covid-19.  Se considera que el propio miedo al contagio del Covid-19 puede llevar a ciertas personas a presentar sus síntomas y por lo tanto a creer que se han contagiado y cuestionarse si están enfermos.

Somatización ante el Covid-19


Entre las diferentes consecuencias psicopatológicas causadas en la población por la pandemia covid-19 se encuentra el problema de la somatización. Sin embargo, es preciso diferenciar lo psicosomático de la hipocondría, que es un miedo excesivo a enfermar y estaba identificado ya desde hace mucho tiempo.

Cuando hablamos de somatización nos referimos a las manifestaciones físicas que puede presentar una persona por un problema psicológico. Se considera así cuando estos síntomas se presentan por problemas psicológicos y no por el Covid-19, siendo principalmente por problemas de ansiedad.

Actualmente la Asociación Americana de Psiquiatría en su 'Manual Diagnostico y Estadístico' en su quinta edición introduce nuevos términos: Trastorno de Síntomas Somáticos y Trastorno de Ansiedad por Enfermedad.

Para desarrollar el trastorno de somatización y manifestar síntomas somáticos debe darse una influencia de un factor ambiental y durante esta pandemia de Covid-19 se dieron muchos: 

- emergencia sanitaria

- información excesiva

- miedo colectivo

- contagios agresivos en todos los países, llevando a ansiedad a ciertas personas y de aquí a experimentar los síntomas del covid-19

También la gran cantidad de información, la sobreexposición a la información sobre este coronavirus, se considera que está detrás de estas manifestaciones psicosomáticas, pues al sobreexponerse a las noticias: alertas sanitarias, pandemia, contagio abrupto del covid-19, información sobre el padecimiento, sus manifestaciones, la mortandad… lleva a la persona con hipocondría y cierta población en general a una gran vulnerabilidad. Se corre el riesgo de presentar ideas fatalistas, catastróficas o distorsionadas de la realidad y sobre la posibilidad de llegar a padecer esta enfermedad, idea que resulta difícil de abandonar y llevando más fácilmente a estados de somatización llegando como decíamos a experimentar síntomas de este coronavirus sin padecerlo.

Se diagnostica somatización cuando la persona presenta ciertos síntomas sin causa física identificable. Para el paciente los síntomas son totalmente reales, experimentan dolor y malestar, pudiendo llegar a causar daño en su salud mental, socio-laboral y personal. Solo después de hacer esto se pasa a identificar el problema psicológico que explique estos síntomas y cuando se determina se hace necesario un tratamiento psicológico, lo primero que hay que atender en estas personas es la estabilidad emocional.

Que la persona experimente los síntomas propios del Covid-19 junto con ansiedad y estrés requiere que la persona demande atención sanitaria para confirmar o no la somatización.

Se deben establecer políticas preventivas en salud mental para los diferentes grupos de riesgo, adaptadas a las diferentes fases de la pandemia, a las características poblacionales y del contexto.

Educación para evitar depresión o ansiedad


La Comisión Nacional de Salud de China notifica la intervención de emergencia en crisis psicológicas para la neumonía por la infección de Covid-19. Además, recomienda la educación de la población para evitar llegar a la depresion o ansiedad, reducir la duración de la cuarentena para reducir traumas, frustración y sensibilizarse de los riesgos de la enfermedad para manejar adecuadamente la situación.

También, como la Organización Mundial de la Salud recomienda, es óptimo que la persona genere habilidades de manejo de ansiedad: comunicarse con personas relevantes, alimentarse sanamente, hacer actividad física, dormir bien, evitar el consumo de alcohol o cualquier sustancia tóxica, informarse en fuentes oficiales, pero a la vez evitar la sobreinformación.

Vindel, presidente de la Sociedad Española del Estudio para la Ansiedad y el Estrés, indica que una herramienta que tiene el hipocondriaco para evitar alarmarse es disponer de información veraz y fidedigna y que ellos y la población en general para poder controlar su estado emocional deben evitar estar informándose de manera continua, los bulos que se trasmitan por internet, magnificar la situación, confiar en la capacidad de respuesta del sistema sanitario, manejar pensamientos certeros, no focalizados en los negativos y desesperantes, relajarnos, realizar actividades de agrado, no chequearse con frecuencia la salud. Los ataques de ansiedad aparecen de manera repentina, hay que aprender a reconocer los síntomas (taquicardia, dificultad respiratoria, temblores, entre otros) para poder retomar el control e impedir llegar a la somatización.

Una medida de prevención para el trastorno de somatización es seleccionar las fuentes de información a las que se tiene acceso: deben se fiables y se debe tomar la información como ilustrativa, para que nos ayude a cuidarnos y manejar lo mejor posible la enfermedad y esta situación y no para atemorizarnos y dejarnos dominar por ella.

Se necesita proteger la salud mental durante esta pandemia que ahora de nuevo se está extendiendo, la somatización es un efecto psicológico que se puede evitar.