Redacción. Mallorca
El Sindicato de Enfermería ha evaluado las actuaciones en materia sanitaria del Govern durante el primer tercio de la legislatura que ha calificado como “auténtica aberración”. Satse ha analizado la situación actual en el servicio de salud, en los centros sanitarios y en lo referente a los profesionales que prestan sus servicios en la sanidad pública.
Jorge Tera, secretario general de Satse-Baleares. |
En lo referente a la política sanitaria, desde Satse-Baleares, han señalado que “no existe”. No hay planificación, ni prevención, ni promoción, ni innovación. Asimismo, han asegurado que se desconocen las prioridades de la administración en materia sanitaria y en ningún caso se tienen en cuenta las opiniones de expertos y técnicos. “Cualquier decisión en el ámbito sanitario está fiscalizada desde el departamento de Hacienda que es precisamente quien está gobernando la sanidad balear”.
Sobre la organización, el sindicato ha criticado que en este periodo, el IB-Salut ha estado dirigido por hasta cuatro personas, dos directores generales y dos vicepresidentes, y ha sufrido dos cambios de estructura. “Llevamos ya cinco secretarios generales del servicio de salud y cinco direcciones de recursos humanos, puesto actualmente vacante y a la espera de una nueva designación”, han señalado. “El IB-Salut, entidad que gestiona 1200 millones de euros, se encuentra sumido en el caos más absoluto y los profesionales en una grave situación de indignación, desorientación y desmotivación”.
El sindicato también denuncia la reducción de plantillas y calcula que unas 1500 personas han perdido el trabajo en el ámbito sanitario. Asimismo, en el ámbito de las prestaciones, Satse ha destacado el cierre de 300 camas hospitalarias y decenas de quirófanos durante tres meses de verano en los hospitales de las islas son un buen ejemplo de la situación.
Los servicios de Urgencias de los hospitales han estado constantemente saturados y las perspectivas para este invierno son peores. Algunas de las consecuencias más visibles son el deterioro de la calidad asistencial, la situación denigrante para las personas y el agotamiento físico y emocional de los profesionales.