A través de su Unidad de Consejo y Cuidado Oncológico



6 nov. 2014 16:53H
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Redacción. Madrid
El Hospital Sanitas La Moraleja ha puesto en marcha, a través de su Unidad de Consejo y Cuidado Oncológico (UCCO), el programa “Hay un después”, un plan integral de seguimiento dirigido a las personas que han padecido cáncer un año después de superarlo y que vigila estrechamente las posibles recaídas,  aparición de segundos tumores, toxicidades crónicas de los tratamientos u otras secuelas a largo plazo de la enfermedad.

Iñaki Ereño, consejero delegado de Sanitas.

El programa, “pionero en España”, consiste en un cuidadoso plan de seguimiento individualizado que complementa su recuperación atendiendo al bienestar físico, emocional y social. Así, un paciente participante en el mismo tiene a su disposición un equipo multidisciplinar de profesionales, además de las visitas programadas a especialistas médicos y psicólogos, consulta de enfermería,  técnicas de coaching y programas encaminados a promover un estilo vida saludable a través de la nutrición y el ejercicio moderado. Esto facilita que el paciente pueda tomar un control activo sobre su seguimiento y su interacción con otros especialistas médicos.

Margarita Feyjóo, jefe de servicio de Oncología del Hospital Sanitas La Moraleja y responsable del programa ha señalado que “dado el aumento de la esperanza de vida de los pacientes con cáncer, vimos necesario ponernos a la altura de países como Estados Unidos y Reino Unido creando un programa de supervivientes para ofrecer asistencia a aquellos pacientes que han superado un cáncer y cuya enfermedad y tratamiento les ha dejado secuelas tanto físicas como psicológicas”.

Atención a otros problemas derivados de la enfermedad y su tratamiento

Según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), los tres tumores más frecuentes entre los largos supervivientes son cáncer de próstata, cáncer colorrectal y melanoma en los hombres, y cáncer de mama, cáncer de útero y cáncer colorrectal en las mujeres. A través de “Hay un después”, Sanitas ofrece un plan personalizado a cada paciente en función de su situación con la facilidad de que el seguimiento lo realizan los mismos especialistas que han tratado su enfermedad. Del mismo modo, el programa sigue unos indicadores parametrizados que permiten medir e interpretar de forma sencilla el progreso del paciente.

Además de la evaluación sobre la posible reaparición de la enfermedad, se atienden problemas derivados de la enfermedad y el tratamiento como trastornos en el sueño, que pueden desembocar en cuadros de ansiedad o depresión; o de la fatiga relacionada con el cáncer que puede producirse varios meses después del tratamiento y que como consecuencia produce una reducción de la concentración y la capacidad para afrontar las actividades del día a día. Según la SEOM, entre un 17 y un 30 por ciento de los supervivientes presentan astenia durante meses o incluso años después de finalizar el tratamiento.

Por otra parte muchos supervivientes al cáncer experimentan después de los tratamientos un cúmulo de emociones contrapuestas que pueden afectar a su día a día: sensación de aislamiento, abandono, resentimiento, ansiedad, pérdida de confianza en sí mismos o miedo a que la enfermedad reaparezca. Según un estudio realizado por el Instituto Nacional del Cáncer en EEUU, el 68 por ciento de los supervivientes estaban preocupados por el retorno de la enfermedad.

Algunos pacientes recuperan su apariencia y actividad habitual en muy poco tiempo, pero muchos otros pueden tardar semanas, meses o incluso años en superar los problemas físicos relacionados con la enfermedad y su tratamiento. Por eso, es muy importante afrontar estos cambios desde una perspectiva positiva y proactiva: el ejercicio físico suave, como caminar o nadar, ayudan al superviviente a obviar estas circunstancias físicas, mientras escribir o hacer listas de lo realizado y de las próximas tareas o ejercicios ayudan con los problemas de memoria y pueden servir de referencia al paciente sobre su propia recuperación.

La situación de estrés que han vivido los pacientes puede muchas veces mantenerse o incluso incrementarse tras el tratamiento, especialmente al tratar de retomar sus relaciones sociales, familiares o laborales. Estos conflictos emocionales pueden afectar a sus relaciones personales y sociales. Con el debido apoyo y comprensión estas emociones negativas pueden ser menos intensas y finalmente desaparecer.
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