El modelo de central de compras de vacunas no es exportable a todos los productos del SNS debido a la falta de competencias del Ministerio y a la complejidad en la elaboración de los pliegos



19 jun. 2012 17:30H
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Redacción. Madrid
El proyecto de central de compras única para todos los medicamentos y productos sanitarios del Sistema Nacional de Salud (SNS) vive estos días un momento crítico en cuanto a la definición de su estructura y funcionamiento. El debate en el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad está abierto, pero queda claro que el modelo utilizado con la central de compras de vacunas no es exportable a esta “macrocentral”, que debería estar lista para finales de 2012 y en marcha ya en 2013.

Imagen del último Consejo Interterritorial en la que aparecen los tres grandes responsables de los cambios en materia sanitaria que se están desarrollando en España. De izquierda a derecha: José Ignacio Echániz, consejero de Sanidad de Castilla-La Mancha y secretario de Sanidad y Asuntos Sociales del Partido Popular; Pilar Farjas, secretaria general de Sanidad y Consumo; y Ana Mato, ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.


Según fuentes consultadas por Redacción médica, uno de los principales motivos para cambiar el formato de la central es que ni el Ministerio tiene competencias para comprar y pagar estos productos, ni las comunidades están dispuestas a cedérselas. Por otra parte, la tarea de elaborar pliegos técnicos para todos y cada uno de los productos y servicios que consume el SNS requiere de una cantidad de tiempo de la que no dispone el Gobierno en estos momentos de crisis.

Bajo este contexto, las autoridades del Paseo del Prado empiezan a mirar hacia fórmulas alternativas de coordinación que no conlleven grandes cambios legisltativos ni giros centralizadores demasiado bruscos. En este sentido, se ha dejado oír en las últimas semanas el término “plataforma de compras centralizada” entre los miembros del equipo ministerial. Este modelo sería una alternativa viable a la central clásica planteada por el anterior Gobierno y tiene como fundamento fijar, a través del sistema de precios seleccionados, un precio mínimo para todos los medicamentos, productos y servicios sanitarios del SNS.

Un marco estable y predecible para la industria

Esta “plataforma coordinadora” se aseguraría de que los precios fueran homogéneos en todo el Estado durante un periodo aproximado de entre uno y dos años, hasta que fueran revisados de nuevo. De este modo se garantiza estabilidad y un marco previsible al mercado, justo lo que reclama la industria farmacéutica desde que comenzó la crisis. El margen de decisión de las comunidades se limitaría entonces a escoger, mediante concursos o criterios técnicos, el medicamento, la vacuna o el producto sanitario que mejor consideren dentro de los grupos con precio seleccionado por el Ministerio.

Otras bondades que ofrece este sistema son que se asegura el abastecimiento (no habría un adjudicatario único para cada producto), permitiendo solventar posibles problemas de producción y evitando los monopolios. Desde la industria ven positivo el cambio, aunque prefieren optar por la prudencia ante un proyecto todavía por concretar. En cualquier caso, esperan que no se crucen más “líneas rojas” y que el Ministerio no cometa el error de bajar tanto los precios como para que las centrales de las multinacionales farmacéuticas dejen de ver el mercado español como un mercado rentable.


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