“Defenderemos un sistema público, universal, equitativo y de calidad, y el que diga lo contrario nos encontrará en frente”, afirma



10 mar. 2013 16:03H
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Redacción / Imagen: Miguel Ángel Escobar. Madrid
Después de cuatro años al frente de la Organización Médica Colegial (OMC), coincidiendo con los años de mayor crisis económica de la España democrática, Juan José Rodríguez Sendín (Vitigudino, Salamanca, 2 de agosto de 1955) ha sido reelegido para el cargo con un mayor respaldo por parte de los colegios provinciales de médicos. Minutos después de esta reelección, ha contestado a las preguntas de la prensa.

Juan José Rodríguez Sendín, tras ser reelegido presidente de la OMC.

¿Cuál es la primera reacción tras el recuento de los votos?

Estamos muy contentos y muy satisfechos, tras cuatro años que no han sido fáciles, por haber convencido a casi la mitad de los que la otra vez no tenían claro su apoyo. La asamblea es el tercer mandato que me permite presentarme solo, el segundo de presidente y otro más antes como secretario general. Este respaldo supone un compromiso para tratar de hacer mejor las cosas. También estoy muy contento del apoyo que han recibido los compañeros, también Fernando Rivas, un médico joven que tuvo su primer contacto con la organización siendo presidente del CEEM, y que ya tiene una trayectoria en la OMC. Su trayectoria me recuerda un poco a la mía.

Estamos en momento especialmente delicados, y hemos logrado compactar a la organización, como se ha demostrado en la convención, y también a las organizaciones médicas a través del Foro de la Profesión Médica, que está ahora en plena disponibilidad profesional y política para llegar a acuerdos, y estamos trabajando en ese sentido.

Tenemos en este momento un grave problema, que es la crisis del Sistema Nacional de Salud (SNS), es un problema de todos y es un gran reto que nos va a ocupar estos cuatro años.

En 2009, al tomar posesión como presidente, mencionó ya que uno de los cambios de los estatutos era incorporar otra vicepresidencia. ¿Qué ha pasado con esa vicepresidencia segunda y esos estatutos?

El problema que tenemos en España es que a las corporaciones el poder político les debería dejar el camino más libre, exigirles lo máximo, pero facilitar su autogobierno. El cambio de estatutos era trascendental y han pasado más de tres años y no los tenemos actualizados, hasta tal punto que han ocurrido cosas nuevas que hay que introducir. No acabo de entender por qué el poder político en nuestro país, de uno y otro signo, es tan intervencionista y sobre todo no respeta los plazos ni da explicaciones. Y lo peor es que hay una falta de transparencia muchas veces intencionada.

¿Qué son esas novedades que han sucedido y hay que introducir?

Son para ajustarlos a los mandatos de la Ley Ómnibus y a la Ley de Servicios Profesionales. Hemos estado tres años sin poder adecuar nuestra estructura porque no nos ha dejado la Administración, y eso no es de recibo.

¿Cree que el hecho de que el vicepresidente Ricard Gutiérrez esté imputado por el caso del Hospital de Sant Pau puede afectar al trabajo de la Comisión Permanente de la OMC?

La imputación no es más que eso. En España vamos de escándalo en escándalo y habrá que distinguir entre aquellos que son golfos, sinvergüenzas, ladrones y amorales crónicos, que por cierto nunca acaba ninguno en la cárcel, de acusaciones menores, en este caso de ámbito laboral. Te aseguro que sé de qué va la fiesta, pero hay que esperar a que decida el juez. Él ya ha dado las explicaciones oportunas. En el caso de que la Justicia le creyera culpable ya habría que decidir. Pero insisto en que es una acusación de ámbito laboral, no podemos someternos por acusaciones de este tipo. A ver si el juez hace su trabajo pronto, porque aquí nos podemos acusar unos a otros y ser todos imputados. Y estar imputado no es más que ante una acusación un juez tiene que considerarlo, y luego se ve si es culpable o no. El juego de las palabras es una cosa terrible, sobre todo cuando se utiliza de una forma injusta. Tiene la confianza de la asamblea.

¿Cómo valora la retirada del otro candidato a la presidencia de la OMC, Tomás Toranzo?

Tomás Toranzo es un excelente compañero que tiene unas responsabilidades. Debió valorar que era una oportunidad para dar visibilidad a unas expectativas, y ya ha dado sus explicaciones. Tenía todo el derecho a presentarse, como todos los médicos. Somos compañeros y nos llevamos muy bien. Creo que sus razones eran otras y su lucha es legítima (la de la especialidad de Urgencias). Esta profesión es compleja, porque muchas veces cada especialidad se comporta de manera diferente a la de al lado.

¿Qué responde a quien afirma que su presidencia tiene un sesgo político?

Todas las presidencias en un momento de actuaciones concretas pueden tener sesgos políticos. Yo he dicho que mi única ideología es el Código Deontológico, y así se lo he expresado a la asamblea. Y si lo abres por la página 17 contiene artículos que se pueden identificar con un color político determinado, y si vas a la 18 se pueden identificar con el otro. El Código Deontológico no responde a ninguna ideología partidista, se comporta en función de momentos determinados de una manera o de otra. Y eso es lo que los políticos no entienden. ¿Esta organización tiene sesgo político por comportarse de una manera o de otra o por su compromiso con el SNS? Pues sí. ¿Tiene un sesgo político porque creemos que no se puede desnaturalizar el trabajo de los médicos sometiéndoles a las leyes del mercado? Pues también. ¿Tiene un sesgo político porque pensamos que hay que atender a los inmigrantes, tenga o no papeles, porque son seres humanos? Pues si es así, tenemos un sesgo político.

Nuestro Código Deontológico es bastante más completo que los que circulan por ahí. Lo que sucede es que comprometerte y tener que responder a decisiones políticas que legitimas o deslegitimas llama mucho la atención. Pero este es el cuento de nunca acabar. El bueno de Hipócrates, y ya han pasado 24 siglos, tenía la misma confrontación con los políticos de su época. Si revisamos la historia, la casa de los médicos siempre ha logrado más acuerdos con la oposición que con el que gobierna. Lo mejor que podemos hacer es intentar mejorar desde la lógica sanitaria las decisiones políticas. Una vez coincidiremos y otras no. ¿Que esto se tiene que hacer desde la lealtad? Precisamente lealtad es algo que ya hemos demostrado muchas veces, respetando a gobiernos legítimos, pero sin tener que decirle que sí a todo lo que decidan. Y esta casa tiene decidido por votación mayoritaria la defensa de un sistema público, universal, equitativo y de calidad, y el que se salga de ese camino está en contra nuestra, y es así de fácil y de sencillo.

Una vez renovado el cargo, ¿cuáles son las perspectivas para los próximos cuatro años?

Hay mucha tarea. Por ejemplo, en este momento tenemos abierta la negociación con el Ministerio de Sanidad y con el Foro de la Profesión Médica, con tres grandes temas sobre la mesa y dos meses de plazo para dar resultados o para levantarnos. Tenemos la participación en varios documentos en los que está participando el Consejo Asesor de Sanidad, en el que participo como presidente de esta corporación. También está abierto el tema del registro de profesionales, que por cierto nos disgusta en demasía, pero bueno, tiempo habrá para que acaben los informes los juristas. Además está abierto el reto de la validación periódica de la colegiación, en un momento especial de crisis en el que es difícil exigirle más a la gente, pero creemos que hay que hacerlo. Tenemos la necesidad de revisar los estatutos de la Organización Médica Colegial, que están sin revisar desde hace tres décadas, que es un paquete que solo se puede afrontar cuando te quedan cuatro años en el cargo porque es muy complicado, España es muy compleja, y las relaciones a las que van a obligar los estatutos de la organización no serán del gusto de todos. Hay que intentar promover que el médico se incorpore a las responsabilidades de gestión a nivel micro, algo que lleva un cambio radical de cultura que supone un esfuerzo.

¿Estos son pues sus últimos cuatro años en la casa?

Tiene que ser así. Yo mencionaba a Milan Kundera en 'La insoportable levedad del ser', cuando yo prometo mi cargo y sé que es la última vez que lo voy a hacer. Nos tenemos que ir de aquí. Yo precisamente promoví esa limitación de mandatos. Para mí será muy triste, me quedará la Deontológica para poder trabajar en ella, pero no hay que perpetuarse. Por eso decía que en el último mandato es cuando puedes abordar cuestiones que son escabrosas y es escabroso ordenar la profesión en cualquier cosa, y más como está España ahora mismo.

El Consejo General de Enfermería ha criticado duramente el borrador de proyecto de registro de profesionales sanitarios dando a entender que la OMC iba de la mano en esta crítica...

Dando a entender no, vamos de la mano con el Consejo General de Enfermería. Nuestros asesores jurídicos están trabajando juntos. La valoración que hacemos por ahora es muy mala, nos quita competencias fundamentales, que probablemente surjan de una mala redacción del documento, porque desgraciadamente no todo el mundo sabe redactar, y se han equivocado y espero que rectifiquen. Yo estoy esperando al informe definitivo de la asesoría jurídica de la OMC porque sé que en el momento en el que estamos no queremos echar más leña al fuego de la necesaria. Pero el texto es muy malo, porque de alguna manera una de las dos grandes competencias de la organización colegial, el código deontológico y el registro, pues nos la quitan. Lo consideramos absolutamente agresivo contra la organización y contra lo que son los principios fundamentales de la organización. Y es más, algunas de las cosas que establece nos devalúa como organización. Competencias propias como ordenamiento profesional no aparece por ningún lado, e incluso la palabra colegiación ni aparece. No acabo de entender una agresión a la naturaleza propia de los colegios. Esperemos que se rectifique y no haya que luchar contra él con recursos.

¿Cómo va a ser la relación con las otras grandes profesiones sanitarias, enfermeros y farmacéuticos? Sobre todos con los farmacéuticos, ¿qué pasa con el registro de medicamentos que iban a firmar para poner en común todos los fármacos que toma el paciente, de prescripción y de libre dispensación?

Con los enfermeros la relación es excelente, y funciona muy bien, y con los farmacéuticos también. Lo que ocurre es que lo que preocupa a cada colectivo en cada momento tiene orígenes comunes, pero diferentes caminos. Y en cuanto al registro con los farmacéuticos, tenemos previsto ese convenio, está de alguna manera supervisado por ambas instituciones y por nuestra parte estamos pendientes de ver cuándo es el momento para firmarlo. Ellos pasan por un momento preocupante. La oficina de farmacia ahora tiene muchos problemas. A mí por ejemplo me preocupa especialmente la posibilidad de que haya monopolios, también los cierres de las farmacias rurales. Me preocupa que a la farmacia le dejen bajo mínimos y que tengan que recurrir a la oferta de otros servicios para cubrir sus legítimas necesidades de financiación. Hay que dar estabilidad al profesional sanitario, que no puede estar al vaivén de las leyes del mercado. Bastante problema tenemos con responder a la enfermedad.

Uno de los grupos creados entre el Ministerio y el Foro de la Profesión es para trabajar por el Pacto por la Sanidad. ¿Qué puede aportar o avanzar que no se haya podido hacer ya?

Hay que ver hasta dónde está dispuesto el Ministerio a dar señales de que se puede recuperar la confianza en el sector sanitario. En este momento está Madrid, que está como está, y el resto de España, que también preocupa. También hay que ver qué significado tienen las palabras para aquel que las usa, porque a lo mejor lo de universal, público y equitativo no es lo mismo para uno que para otro que las usa. Con ese trabajo lo que queremos es que al menos desde la óptica profesional quede claro qué es lo que queremos que se pacte y que eso lo acepte el Ministerio como la propuesta de la profesión. Si lo acepta, esas serán bases imprescindibles. Si esos acuerdos no se producen no podremos avanzar. Seguirán poniendo parches políticos. No podemos seguir asistiendo al espectáculo de que según en qué comunidad se esté, la posición de un partido político cambio, si es gobierno o si es oposición.

Con el tema de la subasta se ve que los que estaban antes en el Gobierno han cambiado su posición respecto a lo que decían cuando gobernaban. Lo mismo ocurre con el partido que está en el Gobierno ahora. No podemos seguir así, esto es más serio que todo eso. Hay que establecer unas bases que no sean 'causa belli' para nadie. No se puede estar discutiendo si las mamografías se hacen o se dejan de hacer a los 40 años; pero cómo un político va a decidir cuándo se hace una mamografía. La incertidumbre está haciendo mucho daño a los más débiles, a los más desprotegidos. Vamos a sentar unas bases que no sean discutibles, como en los pactos de Toledo se hizo con las pensiones. Es absolutamente posible llegar a un acuerdo, el problema es que los partidos no quieren, porque creen que les van a salir mejor las cuentas. Se piensan que es como jugar al póker. El problema es que los ciudadanos esperan ese pacto de ellos. Hay cosas que no se entiende. Si yo he hecho unos hospitales y ahora digo que no puedo gestionarlos, pues tendrá que venir otro a hacerlo. Hay cosas de sentido común.

¿Cómo interpreta que las encuestas metroscópicas sitúen a la ministra de Sanidad entre las peores valoradas del Gobierno? ¿Cree que a Ana Mato le puede estar influyendo para el desempeño de su cargo todo el ruido mediático que le rodea?

Hay que tener todo muy claro. Soy el presidente de la profesión médica cuatro años y porque lo ha decidido la organización. La ministra es la ministra que ha decidido el Gobierno elegido democráticamente, y es ministra hasta el último día. En consecuencia todo lo demás, con razón o sin razón, si no pertenece a su negociado, para nosotros es indiferente, hacemos un esfuerzo para que no exista, porque no nos interesa. Nosotros solo estaremos contentos o descontentos con ella por razones profesionales, por el registro por ejemplo, o por otro temas, pero profesional, no por temas ajenos. No hay que mezclar churras con merinas. Nuestra única ideología posible es el Código Deontológico y nuestras normas son nuestros estatutos, y debemos lealtad al Gobierno, con una crítica constructiva.

 

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